“Mi alma es un parque pueblerino
en el que terminó la serenata”
José Dolores Frías
Por Mario Arturo Ramos*
Un 25 de julio de 1531, comenzó la fundación de mi lugar natal, Querétaro (hoy, Santiago de Querétaro). La leyenda de la fundación atribuye a un conquistador hispano, llamado Santiago, el cual montaba un caballo blanco, -como el célebre vaquero John Wayne- ser el personaje que convenció a punta de catorrazos, a los chichimecas a soportar el yugo colonial por casi 300 años. Por eso, en este 2012 que se celebran 481 años queretanos, creemos que el mejor homenaje al cumpleañero, es recordar a los seres humanos que han contribuido de manera notable a que la ciudad enclavada en el centro del país, ocupe un sitio en la historia y en el corazón de México.
Los poetas locales han cantado a las calles de cantera, a los amores reales o imaginarios, a la soledad, a la imaginación. Algunos tienen un espacio en la literatura mexicana, otros simplemente sueñan que algún día alguien los lea más allá de las fronteras del estado. Los más reconocidos florecieron lejos a las calles de la ciudad colonial, son pocos pero son fundamentales para entender la literatura que se hace en esa tierra. A los que lograron conquistar las páginas literarias nacionales, pertenece José Dolores Frías, periodista y poeta que nació en Querétaro el 19 de diciembre de 1891 y murió en la Ciudad de México el cuatro de junio de 1936.
“La vida fue el mejor de mis poemas”
J. D. F.
El “Vate” Frías, como fue conocido en los círculos literarios, fue el primer corresponsal de guerra mexicano, enviado al 1ª Guerra Mundial, por el periódico El Universal, para cubrir la conflagración en el continente europeo entre 1917-1919. Dolores pertenece a una familia de connotados escritores: Valentín, Hilarión, Heriberto, todos con el mismo apellido, autores que dejaron obras de prosapia en la cultura. En sus primeros años estudió en el seminario, abandonado la educación eclesiástica al no encontrar en ella los elementos que llenaran de goce su mente; sin embargo de esta etapa guardó en su acervo el manejo del latín. Su vida fue un viaje emocional entre la literatura y la soledad. En su terruño las anécdotas por sus adicciones son todavía comentadas con discreto espanto, a veces pareciera que sus gustos son de mayor relevancia que sus logros periodísticos/ poéticos compilados en una edición publicada en el Distrito Federal en los 80s y sus poemas publicados en Querétaro en la misma década.
Y si la noche amarga nos asusta diremos
con egregios absurdos y sonrisas traidoras,
con nuestro corazones los más ágiles remos,
que cabalgan unánimes sobre las flacas horas.
¡Quijotes peregrinos, sabios que no sabemos
acariciar ópalo fácil de las auroras!
Somos artistas y hombres resucitaremos!
“Poema sin título” J. D. F.
José se autodefinió poéticamente: “Ay de aquel que fuera un día novio de la soledad” y por sus aciertos pertenece a la constelación de poetas mayores de Querétaro, junto a: Juan B. Delgado, Margarita Mondragón, Salvador Alcocer, Francisco Cervantes, José Luis Sierra, Humberto Carreón. Sus últimos tiempos los pasó viajando de París al lugar de su nacimiento y, a la capital mexicana; en todos los lugares compartió la bohemia y la lectura con destacados trabajadores del lenguaje; colaboró en revistas importantes; en sus colaboraciones plasmó observaciones agudas y certeras como: “México es un problema absurdo”. Su final fue trágico en una comisaría de “chilangolandia”. Por lo tanto recordar la fundación del lugar donde nació la conspiración independentista, Triunfo de la República, realización de la Constitución de 1917, es recordar a hombres y mujeres que: cantando, escribiendo, pintando, esculpiendo, creando música, cine, crónicas, ensayos, dramaturgia, creando arte han logrado dejar huella del objetivo y fin del Querétaro que el 25 de julio cumple 481 años: Los queretanos, felicidades viejo y que cumplas muchos más….
*Investigador y autor.