Estatal

La Danza

Por domingo 24 de junio de 2012 Sin Comentarios

Por Lourdes de Cervantes*

“La danza es la madre de todas las artes. La música y la poesía existen en el tiempo; la pintura y la escultura en el espacio, pero la danza vive en el tiempo y el espacio”. Kurt Sachs.

Es la sucesión de movimientos armónicos que con la intervención de la música y el canto, y aún sin ellos, es la principal de las artes primitivas que ofrece no sólo a los danzantes sino también al espectador el mayor placer estético por la energía que infunde y proyecta. Su origen se remonta a la era neolítica, como se evidencía en las pinturas rupestres al NE de España, Hoggar (Sahara), etc.. Danzas rituales, de iniciación, guerreras, mitológicas, de imitación, dramáticas (de amor, celos, luchas, muertes, resurrecciones), festivas, onomásticas, entre otras.

En nuestro país las danzas prehispánicas son el referente acompañadas de música binaria en general; Orozco y Bera cita: “Tenían hermosísimos bailes, en que se ejercitaban desde niños, bajo la dirección de sacerdotes. Eran de varias especies y tenían otros tantos nombres que significaban o la calidad del baile o las circunstancias de la fiesta en que se hacía. Bailaban unas veces en círculo y otras en filas; en ciertas ocasiones hombres solos y en otras hombres y mujeres”.1La Conquista arrasó palacios, jardines y plazas públicas, olvidó su literatura, impuso un nuevo idioma y transformó su vestimenta, el espíritu de nuestra raza no pudo conservar otra herencia que su música y su danza ritual y bélica, musicalmente sencilla. A partir de esta fusión nace lo que conocemos como “danza mestiza”. El Son, -producto del canto español y afroamericano-, da paso al jarabe (conjunto de sones), los huapangos y las jaranas, siendo el primero el más aceptado a nivel nacional, así encontramos sones jaliscienses, colimeños, jarochos, huastecos, arribeños, abajeños, de tierra caliente.
1/ Manuel Orozco y Berra.

SINALOA
Situada al norte de la costa del pacífico, tierra de bellas mujeres y gallardos hombres, se caracteriza por su folklore -derivado de las influencias indígena, española, y afrocubana – extraordinariamente único en la República Mexicana. Fundado como estado independiente a partir de 1830, no se tiene registro de del acervo dancístico del estado en general pero se reconoce a la Danza del Venado y Danza de Pascolas Mayos como representativas, pero no es sino hasta las últimas décadas del siglo XX que su repertorio toma forma visiblemente influenciado por los estados que la rodean. Viste de alegría y color los diferentes géneros populares como: el son, el vals, la polka y el shotis que al ser tocados por la banda adquieren sabor propio. Sobre el vestuario los estudiosos todavía no se ponen de acuerdo. En la zona costera del estado, la música y forma de vestir en la misma, la maestra Socorro Cisneros creó coreografías para la música de Sinaloa, pensando no sólo en la costa sino en trodo el territorio, así creó: “Piscando algodón”, “El Costeño”, “El Toro Mambo”, entre otras. Así como se han creado coreografías para “El Niño Perdido”, “El Sinaloense”, “El Sauce y la Palma”, “El Cuervito”, “La Guacamaya”, ”El novillo despuntado”, “¿Y cómo quieres que te quiera” y otras.

JALISCO
En el estado de los Charros y el Mariachi la danza se torna vital, energética y colorida, con la alegría que distingue al pueblo jalisciense; sus danzas, jarabes y sones iluminan el paisaje nacional e internacional. Orgulloso preservador de su folklore, en el Estado de Jalisco se conservan danzas como: La Palma o Los Sonajeros usualmente ejecutadas en fiestas religiosas; el Jarabe, género lírico, coreográfico que gozó de gran popularidad en nuestro país en el siglo XIX e incluso fue perseguido por la Santa Inquisición y el Son, tan apreciado en nuestro país que existen sones según la región. El Son Jalisciense se distingue por su dotación musical (mariachi), la variedad de sus pasos (de difícil ejecución) y su rico vestuario. Algunos sones más populares, son: El son de La Negra, Las Copetonas, De la Madrugada, Las Alazanas, entre otros y el Jarabe Tapatío vértice de la identidad nacional.

VERACRUZ
Desde el otro litoral de nuestro país Veracruz se levanta como un portento del folklore nacional; dividido en tres regiones: la Huasteca, el Centro, y el Sotavento, Veracruz fue el receptor de las primeras influencias colonizadoras, así como de nuestra tercera raíz, la cual vino a enriquecer nuestra cultura tanto musical como dancística. De esta forma la Huasteca nos ofrece sus sones de cadencia sin igual; algunos de los más tradicionales son: El Caimán, La Huasanga, La Presumida, Cielito Lindo y El Caballito. El Querreque, El Gusto, La Petenera, El Taconcito aunque de creación más reciente también son tradicionales. La región Centro se caracteriza por disfrutar el Son Huasteco y el Son Jarocho perteneciente a la región de Sotavento.

“Donde azotan los vientos” el Sotavento región sur del estado de Veracruz, es cuna del Son Jarocho –mezcla de aires españoles y ritmos africanos- que era principalmente ejecutado por mulatos, marinos y su gente; por su fuerte liga con la cultura regional, ofrece variantes significativas. El Son Jarocho, el Son Huasteco y los Fandangos siguen siendo parte medular de la cultura veracruzana. La Bamba (siglo XVI) es el son más representativo de la nación jarocha, “La Guacamaya”, “La Iguana” y “El Coco”, gozan también de gran popularidad. El Danzón, género dancístico musical arribó a nuestro país a principios del siglo XX, llegó por las costas del golfo y la Península de Yucatán; a raíz de la independencia conquistada por las islas del Caribe, un grupo de cubanos llegó para enriquecer la ya magnífica música veracruzana.

*Bailarina.

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