Por Mario Arturo Ramos*
¿Por qué cantamos?
Cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca,
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota.
(Fragmento) Mario Benedetti
El sol de la tarde del final de mayo caía a plomo, las mesas se acomodaban en la calle que ahora se llama: Paseo del Ángel, en el Centro histórico de la capital del Estado de Sinaloa. Las sillas eran acomodadas con celeridad por el personal de logística, para que el público ocupara sus lugares en el concierto que realizaría el artista nativo de Culiacán, Jesús Monarrez. Llegué temprano para saludar a mi amigo con el que me une no solo una sólida amistad, sino también trabajos conjuntos; claro también por instrucciones del presidente de la Fundación Anjor le llevé discos de “La canción de la vida” producidos por la fundación, donde Jesús musicalizó e interpretó poemas de Enrique González Martínez, destacado poeta del neo-modernismo que radicó en Mocorito, Sinaloa, conocido como: “La Atenas de Sinaloa”. Los clásicos problemas con el sonido salían a flote, Monarrez se esmeraba en tratar de contagiar al ingeniero que manejaba la consola con el entusiasmo que inunda su garganta de sentimiento. Las primeras notas musicales invadían el aire “culichi” y lograban entusiasmar a los que llegábamos temprano al evento.
“Rosa”
Dicen que a los diecisiete
era flor en esplendor
aterciopelado cuero
que abrigaba al mismo sol.
(Fragmento) Jesús Monarrez / Mario Arturo
Los asistentes al concierto: “Mis canciones y las que me hubiera gustado escribir”, tomaban sus lugares para que un poco antes de las 21 horas comenzara la función; era tiempo para la canción auténtica, la que se rehúsa a ser epidérmica y frívola. La música popular tiene entre sus diferentes vertientes: la exitosa o radial(el hit) que es desechable y efímera y a la que lamentablemente recurren a los que andan en busca de la fama y el autógrafo; la poética que es el origen de la poesía y el canto popular; la histórica( a ella pertenece el corrido) que es uno de los soportes para la investigación de los historiadores, la bailable que tiene como único propósito que los bailadores de manera rítmica muevan el “bote”; la instrumental que no tiene texto y que a través de la melodía causa en los escuchas sensaciones sonoras; la espontánea que nace del pueblo y es para el pueblo, la humorística que generalmente son parodias y chistoretes cantados. Jesús ha logrado conjuntar en sus conciertos las principales corrientes que conforman el canto verdadero, el que escapa del aplauso fácil, el que logra quedarse para siempre.
“Volverás con el verano”
Volverás con el verano
otra vez a mí
y tomada de mi mano
vas a ser feliz…
(Fragmento) Lara y Monarrez
Durante más de dos horas el público entabló con Monarrez una relación melómano- creador respetuosa, llena de magia; esa que las canciones logran producir cuando la comunicación es límpida y dúctil; los aplausos no interrumpieron la tarea cantada, eran los tiempos de que el verdadero artista desnuda su corazón con música. Los colores de las luces callejeras resaltaban en la obscuridad, con las melodías y las palabras adquirían mayor luz; me pareció que cantaban con el culiacanense que otra vez se encontraba con los suyos. Al término de la actuación de Jesús fui despedirme, me llevaba en la mente y en los labios otra sesión que difícilmente se me olvidará, la de mi admirado amigo que había cumplido con la cita, la de: El Canto de Jesus Monarrez en el Paseo del Àngel.
*Investigador y autor.