—¿Manchamanteles…?
—Manchamanteles… Así se llama…
—Pues es delicioso… ¿Y es una receta típica mexicana?
—Desde luego, es uno de los platillos más típicos del arte culinario de México
—Debe ser muy antiguo ¿no?
—Así es… Es considerado como uno de los platillos representativos de la cocina mestiza mexicana, de lo que pudiera llamarse las primeras manifestaciones del sincretismo culinario del México prehispánico y el europeo
—Pues insisto, es una exquisitez… Y ¿de dónde viene el nombre…?
—Pues mira, el guiso es realizado con una gran variedad de especias colorantes, chiles diversos, semillas, aderezos y frutas… Cuando el caldillo del guiso llega a salpicar, la mancha es difícil de quitar, de ahí surgió el nombre del guisado que es una especie de “mole” muy sofisticado.
—Puede decirse entonces que es un término acuñado circunstancialmente o anecdóticamente en México, dado lo que me cuentas…
—Efectivamente… Esto lo podemos constatar en diversas fuentes bibliográficas, por ejemplo, el célebre historiador maestro Guillermo Prieto, en su libro “Memorias de Mis Tiempos” que data de 1906, nos dice: “En los festines de familia o de alguna confianza, hacían con aplausos sus apariciones el mole poblano de tres chiles… Y los famosos manchamanteles con sus rebanadas de plátano y sus gajitos de manzana… Al sonar la hora de comer, no podían faltar… Los manchamanteles…”.
—Bueno, si eso lo consigna Guillermo Prieto a principios del siglo XX, la investigación viene de por lo menos 50 años atrás…
—Mucho más… Te repito que fue de los primeros platillos mestizos que se realizaron… Cuando menos, eso es lo que cuenta Sor Juana en sus recetas de cocina…
—¿Sor Juana… La Sor Juana de la literatura… La “décima musa”?
—Efectivamente… La misma… Y es que Juana de Asbaje como se llamaba antes de tomar los votos, realizó una labor de investigación verdaderamente asombrosa en todos los apectos de la cultura mexicana y se metió, como decimos en México, “hasta la cocina”.
La cara de mi amigo mostraba el asombro que había comenzado por el sabor del afamado “manchamanteles” y se veía agigantado al enterarse de que era una receta que había sido prácticamente rescatada y conservada por Sor Juana Inés de La Cruz en su libro de cocina… Era para él casi imposible imaginarse a nuestra poetisa metida en la cocina y menos aún escribiendo una especie de recetario… Y es que, adentrarse en la vida de Juana de Asbaje, es ir viviendo sorpresa tras sorpresa en todos los sentidos… Es darse cuenta que Sor Juana fue una mujer por demás intensa y apasionadamente interesada en el conocimiento… Su sed de aprendizaje, la llevó por ejemplo, a aprender perfectamente el latín, al grado de poder escribir en ese idioma con gran maestría… Pero lo asombroso, es que lo aprendió en tan sólo veinte lecciones… Fue el sacerdote Martín de Olivas, mejor conocido como el Bachiller de Olivas, quien la recibió para colaborar en su educación, dándole justamente veinte lecciones de latín que aprovechó al grado de dominarlo con esa corta instrucción. Nace Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, como hija natural de padre vasco y madre mexicana… Juana, nació en San Miguel Nepantla, una pequeña población perteneciente al municipio de Tepetlixpa, Edo. de México. Siempre trató de ocultar su considerado origen de hija ilegítima y en un testamento escrito por ella misma, escribe: “Hija legítima de don Pedro de Asbaje y Vargas, difunto y de doña Isabel Ramírez…” El talento de Juana de Asbaje, se manifestó de forma sobresaliente a muy temprana edad… Fue a los tres años cuando aprendió a leer a escondidas, ya que en esos tiempos, la educación de la mujer era prácticamente prohibida. Su infancia, transcurrió en la hacienda de Panoaya, Yecapixtla perteneciente a Amecameca, Edo. de México… La hacienda era propiedad de su abuelo… Ahí aprendió náhuatl de parte de los esclavos de la hacienda y gustaba mucho de entrar a la inmensa cocina e indagar acerca de los platillos que ahí se preparaban… Al descubrir la vasta biblioteca que su abuelo tenía en la hacienda, se pasaba horas a escondidas leyendo con verdadera devoción… De ahí, le brota a Juana de Asbaje la necesidad de defender el derecho femenino a la cultura y a disentir… Se cuenta que intentó convencer a su madre de que la enviara a la universidad (prohibida para la mujer), vestida de hombre… Tal era su sed de aprendizaje… Y en los anecdotarios de Sor Juana, puede leerse que en su afán por la disciplina educativa, ella misma cortaba su pelo para ponerse como meta que cuanto le volviera a crecer, tenía que haber aprendido algo que a sí misma se había propuesto… A la muerte de su abuelo, Sor Juana es llevada a vivir con la hermana de su madre, pero su inquietud la lleva a buscar otros derroteros… Así, en el año de 1966, el confesor de los virreyes Nuñez de Miranda, se enteró por la propia Juana que ella no deseaba casarse, sino continuar con su preparación por lo que le propone unirse a una orden religiosa… Entra Juana primeramente al convento de las Carmelitas Descalzas, pero renuncia debido a lo estricto de sus reglas… Decide entonces ingresar a la Orden de San Jerónimo en el convento del mismo nombre, donde se convierte en Sor Juana Inés de La Cruz… Se cuenta que tenía una celda de dos pisos y muy amplia y donde contaba incluso con dos sirvientas… Debe haber sido muy amplia su celda, porque llegó a tener más de cuatro mil ejemplares en su biblioteca personal… Estando en el convento de San Jerónimo, comienza su relación con la condesa de Paredes, doña María Luisa Manríquez de Lara, la virreina, quien la visitaba cotidianamente quedando tan grátamente sorprendida que se convierte en su mecenas siendo ella quien publicaría sus primeros libros en Europa… La virreina, era una mujer bellísima y muy interesada en la cultura… Se dice que su marido el virrey, era todo lo contrario, un tipo que rayaba en la simpleza y vanalidad. De ese modo, la relación de Sor Juana con doña María Luisa, comienza a cobrar una intensidad tal que culmina en un amor lésbico verdaderamente tórrido y motivo de muchos escritos de Sor Juana dedicados a la virreina, sonetos, ensayos y demás… Lógicamente, todo ello permaneció oculto durante muchos años… De la misma manera, su libro de cocina, hubo de ver la luz pública aproximadamente 300 años después que Sor Juana Inés de La Cruz lo escribiera… Fueron la Dra. Guadalupe Pérez San Vicente, junto con la Dra. Josefina Muriel, quienes rescatan este valiosísimo libro de cocina de Sor Juana Inés de la Cruz donde, desde luego, se da la receta íntegra del auténtico “Manchamanteles”.
—¿Entonces estamos comiendo esta delicia gracias a Sor Juana…?
—Así es… Sor Juana fue sorprendentemente prolífica en sus investigaciones, yendo de los sonetos, a la cocina… Ah, si quieres la receta, eso sí te va a costar extra…
*Cantante, compositor y escritor.