El pasado 26 de abril del presente año, Héctor Vázquez Berreaza, cronista de El Tamarindo, Villa Adolfo López Mateos, sindicatura de Culiacán, presentó su más reciente obra literaria, sobre la historia de la Escuela Secundaria Técnica Nº 19, ubicada en esa comunidad, ante un público formado por la primera generación de alumnos de esa institución, así como de maestros, ejidatarios y autoridades municipales.
Héctor, se ha dedicado al rescate de tradiciones y la historia de su tierra, con el objeto de que sus moradores no olviden sus raíces. Este nuevo trabajo, sumado a los que ha publicado y entregado a su pueblo, merece todas las congratulaciones, porque que, lo ha escrito como testimonio y crónica de una lucha de mucha gente, y sin duda, era necesario rescatar, para que no se olvide y quede en la memoria de todos, en este pueblo y sus habitantes, que han sido ejemplo de valor y de trabajo.
Estuvieron presentes, maestros, algunos fundadores, otros que se integraron después y otros que siguen por las veredas de la educación en otros lugares; los padres de familia, los ejidatarios y muchos hijos de ellos, que finalmente dejaron huella al paso por las aulas de esa escuela. Este libro pretende ser un reconocimiento a todos los que impulsaron este anhelo.
Aquellos alumnos que al leer las páginas de este libro encuentren su nombre y el de sus compañeros y maestros, seguramente harán volar el pensamiento a los días felices; aquellos días de los apuros mañaneros o vespertinos por llegar temprano y cumplir con las tareas.
Pero también a los días de preocupaciones por exámenes; y también por aquellos días en que la pobreza era tal, que muchas veces se iba a la escuela sin siquiera, con una moneda de 20 centavos, en la bolsa; recordaran algunos, los días de pobreza extrema, de ropa modesta, de huaraches y a veces descalzos; los días en que llegaban sin desayunar. Recordarán los días de frío, sin una chamarra o un suéter. Recordarán, las llamadas de atención de sus maestros y maestras y su director, para cumplir con sus tareas, siempre con el ánimo puesto en terminar sus estudios y buscar una vida mejor.
Al darle vuelta a cada página, las fotografías y la lectura, sin duda, darán rienda suelta al pensamiento, y sin querer, regresarán el tiempo con nostalgia por los días y años maravillosos, añorando tiempos que jamás volverán.
Recordarán, los días en que nada les dolía; días de regañadas por llegar tarde a casa o la escuela; días de exámenes y de los promedios y de materias aprobadas a veces de panzazo, o arrastrando la cobija (decíamos entonces).
Sin duda al ir leyendo este libro regresarán el tiempo para encontrarse con los juegos, acompañados todavía por las travesuras; muchos recordarán algún pleito con otro compañero, aquellos pleitos en que al final, los peleoneros se daban la mano y quedaban como amigos.
Esta lectura les permitirá a muchos alumnos cuyos nombres aquí aparecen, recordar aquellos primeros pasos, en busca de la definición sexual; cuando empezaban los primeros romances en los noviazgos a escondidas.
Al pasar la vista por las hojas del libro que hoy nos entrega Héctor Vázquez Berreaza, las hermosas jovencitas, alumnas de esta escuela, que fueron reinas de este pueblo, recordaran la fiesta de coronación y los comentarios que por muchos días se hicieron entre las familias de su tiempo.
Queda este libro como prueba plena, de que la historia, debe quedar escrita, para que no se olvide.
Hoy, nuevas generaciones, disfrutan los beneficios que otros no tuvieron. De mejores oportunidades, como lo han hecho muchos alumnos que hoy son ejemplo para otros.
La viejas generaciones, y aquellos que se fueron y que hicieron punta en esta lucha por conseguir una vida mejor, a través de la educación, deben estar orgullosos, porque el hecho de dejar atrás, la montaña, sus pueblos, la tierra y costumbres, fiestas y tradiciones, para venir a poblar este valle que les recibió para quedarse para siempre, ofreciéndoles nuevas oportunidades para sus familias, no es cosa fácil.
Atrás quedaron nostalgia y recuerdos, de una vida diferente. De una vida difícil, y para que no se pierda esa memoria histórica, es que Héctor Vázquez Berreaza, nos entrega este libro.
Atrás han quedado los esfuerzos de habitantes de El Tamarindo, esfuerzo de maestros y ejidatarios, atrás quedaron los primeros edificios improvisados como escuelas, dando paso a modernas instalaciones con maestros preparados, para atender este nivel educativo.
Pero decir esto, en solo unos minutos, para mí ha sido cosa fácil. Resumir, aquí tantos años de esfuerzo, para mi ha sido un privilegio; hacer una síntesis de todos esos esfuerzos de años y recordar en este momento a todos aquellos que participaron para conseguir esta escuela, debe ser motivo de orgullo para los habitantes de este histórico pueblo, porque ello, les da a todos, viejos y jóvenes; maestros y alumnos, un sentido de pertenencia; ya que esta escuela seguirá siendo suya por siempre, por lo que los invito a leer este libro y encontrarse con sus compañeros y sus maestros en sus páginas; a encontrarse con sus recuerdos, con la nostalgia de aquellos primeros años de adolescencia y juventud, y reencontrarse con la historia que ustedes mismos escribieron hace tiempo, es lo más maravilloso que les pueda pasar. Felicidades al cronista Héctor Vázquez Berreaza, por este nuevo libro, fruto del esfuerzo de su investigación.
*Locutor.