Por Joaquín López*
El club des Cordeliers fue fundado en un sector radical de París por Camille Desmoulins, el sitio donde se reunían fue originalmente un convento cuyos monjes usaban un cordón a manera de cinturón. En la iglesia de Copala, Concordia y en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México existen sendos cuadros que bien pudieran ser obra del mismo pintor; en ellos se observan ánimas de personajes como obispos, monjas y hasta comerciantes en el purgatorio, prendidos al cordón lanzados por monjes que interceden para sacarlos de esa escala rumbo al juicio final.
El 15 de julio de 1791, unos envalentonados Cordeliers salieron a las calles para exigir el fin de la Monarquía y el establecimiento de la República francesa. Por esta acción, dos días después fueron capturados y fusilados en el Campo de Marte. La Cordelière honra el sacrificio heroico de este grupo.
Construidas en distintos astilleros, cuatro naves compartieron el mismo patrón en su diseño: Favorite, Aventure, La Cordelière y Cornelie. Las dos últimas contaban con baterías de 16X16 cm, obuses de 4×22 cm y un gaill de 2×30. Perteneciente a la Classe Aventure, la Cordelière fue construida en el astillero Lorient y botada ahí, sirviendo de apoyo de la Compañía Francesa de las Indias Orientales a partir de 1858, participando en el resguardo de tráfico de esclavos de la referida empresa.
Hacia el 18 de enero de ese año hizo escala en Table Bay, Sudáfrica llegando a la isla francesa de Reunión, la cual servía como base de abastecimiento marítimo para los buques cuyo destino era Asia. En otro viaje, proveniente del golfo de Aden, arriba a la isla de Zanzíbar en el Océano Índico (12/IV/1860) donde encalla y no fue hasta 5 días después que fue puesta a flote; esto fue durante la expedición comandada por el Comodoro Fleuriot de Langle (Alphonse-Jean-René) que publica sus hazañas en “Campagne de la Cordelière: études sur l’Océan Indien”, publicada por Firmin Didot (Paris 1862).
El punto central del comercio de esclavos que salían para la región de Arabia y otros países, pertenecía al señorío del Sultán de Zanzíbar, que obtenía del tráfico una considerable porción de sus ingresos, además, sus allegados se empleaban como enganchadores o mercaderes de esclavos. El tráfico humano continuó hasta mediados del siglo XX. Lo anterior según testimonio del capitán José Ángel Osuna, marinero de Teacapán que fue contratado en los 60 por el gobierno de Kuwait para instruir en el arte de la pesca camaronera a cientos de recién liberados esclavos.
Sirva lo anterior para señalar algo que todavía no se enseña en la primaria: la Intervención Francesa en México fue una extensión de la guerra civil norteamericana en la cual, los franceses operaron a favor de los separatistas del sur y viceversa. Para ello Maximiliano emitió un decreto cuyo reglamento reinstituye la esclavitud para favorecer a sureños y norteños inconformes concediéndoles todas las facilidades para que emigraran estableciendo empresas agrícolas, principalmente algodoneras con mano de obra negra “enganchada”. (Citado por Antonio Arriaga en La patria Recobrada, pp. 14, FCE, 1967).
Los planes de combate para La Cordelière se conciben en Francia donde es rearmada en el puerto de Lorient, de ahí parte el 8 de enero de 1864; 37 días después arriba a Río de Janeiro; con Des Chénez al mando y después de la batalla de Mazatlán, parte rumbo a Guaymas donde forma parte de la toma del puerto el 29 de marzo de 1865. El portal de historia de Sonora confirma la presencia de cuatro buques franceses sin nombrarlos “…conduciendo las fuerzas que mandaba el general Castagny”.
En su publicación del 26 de agosto de 1902, “La Voz del Norte” de Mocorito registra el instante de gloria del indio Cristino Armenta, un personaje que “vivió del sudor de su frente hasta su muerte… un soldado raso, sin nombre ni porvenir, carne de cañón (…) era el año de 1864, la intervención francesa se iba extendiendo por todo el país… Era Gobernador el Gral. García Morales y Jefe de las Fuerzas Armadas el Coronel Sánchez Ochoa… El día 2 de abril “La Cordelière” repitió el bombardeo con toda furia, poniendo en juego 18 piezas, mientras que el Coronel Sánchez Ochoa no contaba más que con un solo cañón de mediano alcance y con él, convenientemente situado, contestó el ataque, causando graves averías a la fragata agresora que tuvo que retirarse humillada en presencia de unos buques ingleses de guerra que desde lejos presenciaban el combate… el que dirigió la puntería de algunos disparos que causaron graves destrozos a la fragata francesa, fue un hijo de Mocorito: Cristino Armenta”. Ramírez, mejor conocido como “El Nigromante”, fue pródigo en halagos hacia los oficiales, pero ni una palabra sobre aquella hazaña consumada “a pecho descubierto”.
Los marineros del navío de guerra “Lancaster”, buque insignia de la Flota del Pacífico de la Marina Estadounidense capitaneada por Jordan Collins fueron testigos de la hazaña mexicana, además, en un gesto que agregaría insulto a la derrota francesa, oficiales y soldados mexicanos fueron invitados y recibidos con honores para celebrar su victoria a bordo de la corveta inglesa Charybdis.
En sus memorias, el general Hernández al rememorar el ataque de las tropas Republicanas en El Habal y la Batalla de San Pedro del 22 de diciembre de 1864 dice que de la última le tocó un caballo árabe pura sangre y otro a Rosales propiedad de J. Gazielle, comandante del buque Lucifer, capturando además tropa y oficiales, 2 cañones. Durante la derrota de los franceses en la Batalla del Walamo capturaron a un jefe francés. También hace un recuento de la batalla donde Donato Guerra adquiere el mote de “Héroe de Palos Prietos” el 12 de septiembre de 1866, fecha ya olvidada en los anales de la historia sinaloense.
Las noticias oficiales sobre La Cordelière son escasas, los datos que localizamos en el portal http://dossiersmarine.free.fr/fs_c_C3b.html son contradictorios; solo existen datos escuetos sobre su baja del servicio activo en 1878 y posterior desmantelamiento en 1880.
*Cronista de Teacapán.
Los pies de foto están invertidos.