Por Mario Arturo Ramos*
Tanto tiempo disfrutamos de este amor
nuestras almas se acercaron tanto así
que yo guardo tu sabor
pero tu llevas también:
sabor a mi…
El 3 de abril de 2012, se cumplen cuarenta y tres años del trágico accidente en el kilómetro 11 de la carretera Cuernavaca/Ciudad de México, que segó la vida del compositor e intérprete Álvaro Carrillo Alarcón. El ingeniero agrónomo egresado de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, generación 1940/1945, nació en Cacahuatepec, Oaxaca, el dos de diciembre de 1922 –otros biógrafos señalan que fue el 2 de dciiembre de 1919-, sus inicios en la composición arrancaron con “Celia”, bolero que realizó en los mismo tiempos que cursaba estudios en Chapingo; la aceptación que tuvo el tema músico-literario lo impulsó a continuar el camino de compositor, ruta que lo llevó a convertirse en uno de los preferidos del género musical.
“Yo que fui del amor ave de paso….
Sus inicios en el mundo del espectáculo fueron con “Los duendes”, trió conformado por Antonio Pérez Meza -hermano del “trovador del campo”- y Pepe Jara, esta agrupación bolerística grabó por primera vez su inmortal “Amor mío”. El año de 2004 editado por Océano, publiqué un cancionero titulado “Las canciones con sabor a mí, Álvaro Carrillo”, la promoción del cancionero -colección de poemas o canciones- me llevó a lo largo y ancho de México, presentando un conjunto de canciones y poemas de la autoría del genio de la Costa Chica, región geográfica que une al Estado de Guerrero y Oaxaca. En la agradable misión me hicieron el favor de arroparme con una sensibilidad especial, cancionistas y músicos de altísimo nivel que le otorgaron un marco estético fenomenal a la obra de Álvaro. Era un verano caluroso en la cercanía del Golfo de California, la velada se desarrolló con la actuación de Jesús Monárrez e Ignacio Osornio que aceptaron acompañarme a una noche mágica en el Club Sinaloa, ubicado en el malecón viejo, de Culiacán, Sinaloa. El organizador del recital fue Juan Acereto Cervera -hijo de mi amigo, el genial compositor yucateco, Juan Acereto Manzanilla- quien comentó antes del inicio del evento, Mario Arturo es una ocasión especial participar y presentar un homenaje a San Álvaro, el santo de los bohemios y de los enamorados. Al calor de los últimos tragos de la noche, en el salón principal del club, se escuchó con nitidez:
Amor mío
tu rostro divino,
no sabe guardar
secretos de amor,
ya me dijo
que estoy en la gloria
de tu intimidad…
Es indudable que Carrillo es un ícono romántico. Existe una generación de cantantes y trovadores que a través de sus canciones -aproximadamente 200-, han logrado trascender de manera notable. El tiempo les ha dado solidez, sin perder su frescura y su acento amoroso. La cauda de intérpretes que las transportan a los oídos del público mexicano y de más allá de las fronteras crece año con año, entre los sobresalientes debo mencionar a: Frank Sinatra, Plácido Domingo, Julio Iglesias, Pablo Milanés, Duke Ellington, Doris Day, José José, Luis Miguel, Pedro Vargas, Lucho Gatica, Pepe Jara, Conchita Alonso, Paloma San Basilio, Los Lobos, Ana Belén, Guadalupe Pineda, Martha Serra Lima, Tania Libertad, Eugenia León, Los Panchos, Café Tacuba y otros que forman una lista interminable. Aquel tres de abril. Hace 43 años, la parca se llevó una voz que nos hace falta para quitarle al bolero lo mucho que tiene de cursilón, quizá en sus postreros momentos el ingeniero debió decir:
Un poco más
y a lo mejor nos comprendemos luego,
un poco más que traigo
aromas de cariño nuevo,
volvamos al camino del amor,
no importa lo que tenga que olvidar,
si vamos a sufrir por un error,
es preferible luego.
Un poco más…
*Investigador y autor.