Por Mario Arturo Ramos*
“Esta feria es la fiesta de la inteligencia. Ni más o menos de los personajes, los argumentos y la creatividad. Se trata a todas luces de la reunión de autores y lectores, de escritores y seguidores. Esta es el teatro de los libros y las publicaciones, estamos en el foro de las letras y las palabras.”
José Narro Robles.
Rector de la UNAM 22/02/2012. Inauguración FILPM
La Ciudad de México donde vivo, tiene entre sus virtudes las ofertas culturales que podemos disfrutar los habitantes de la mítica “Chilangolandia”; uno de los eventos que esperamos los lectores año con año, es el encuentro con los libros, en la Feria Internacional del Libro, del Palacio de Minería en su 33ª edición. El antiguo Real Seminario de Minas construido entre 1797/1813, a partir de 1980, es el recinto de la fiesta que este año durante trece días convocó a editoriales poderosas y marginales, a autores(as) lectores, expositores, curiosos, eruditos, coleccionistas, vendedores y consumidores en una feria con más de mil actividades inteligentes. Teniendo como invitado al estado de Guanajuato –Efraín Huerta, Efrén Hernández, Jorge Ibargüengoitia, María Luisa Mendoza, Cristina Pacheco, tal y tal–, los pasillos de la hermosa construcción realizadas bajo las ordenes arquitectónicas de Manuel Tolsá, ven florecer los libros al final de febrero y en los primeros pasos del mes de marzo por el Centro Histórico. Gonzalo Guerrero Zepeda, director de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, institución organizadora de la FILPM que este año reúne a una buena cantidad de firmas editoriales, instituciones educativas, asociaciones civiles, sellos independientes que ponen en el mercado librero, más de treinta mil títulos, señaló el 22 de febrero: “En México no se ha dejado de crear” y agregó “¿Cuánto han cambiado las circunstancias de los escritores en general? La comunicación y la tecnología moderna han contribuido a que la sociedad los lea, los conozca, los escuche.” Era Miércoles de Ceniza comenzaba la cuaresma y también la 33a Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. “La lectura amplía la visión que tenemos del mundo. Después de leer un buen libro, ya nada es igual; se ha transformado y su universo ha sufrido la metamorfosis que asegura los sentimientos que despierta. No cabe duda que es necesario promover la lectura entre todos los miembros de la sociedad, de manera muy especial entre los más jóvenes.” José Narro Rector de la UNAM.
Los lunes cuando los achaques se olvidan de mí, salgo a recorrer las viejas calles del Centro Histórico de la ancestral Tenochtitlan. Recorro como si fuera el primer día, los lugares llenos de historia y leyendas que conforman el corazón de legendaria Ciudad de los Palacios. En el suculento platillo urbano, cuento los pasos que doy por este espacio centenario, rico en arquitectura que lo convierten en emblemático sitio para entender a México. Ahí, en la calle de Tacuba, se encuentra la sede de la feria; el lunes 27 dediqué la tarde a recorrer stands y a hojear libros con la avidez del gambusino que encuentra fortuna. Fui uno de los casi cinco mil visitantes luneros y que logran sumar doscientos mil del 22 de febrero al 5 de marzo que se encuentran para disfrutar el otro lado de la cara de la irracionalidad.
Fernando Macotela, director de la FILPM, opinó sobre la feria. “Pienso que el reto permanente que enfrenta la Feria de Minería, es estar a la altura de la UNAM, muchas cosas se nos facilitan por ser de la UNAM, pero eso nos da una responsabilidad brutal, porque cuando llegas a cualquier lado y les dices: La Feria de la UNAM, normalmente las tensiones se aflojan, pero ya cuando comenzamos con las exigencias y demás a veces no les gusta tanto, pero todos se han ido adaptando.” Las palabras de Macotela retumbaron en los muros Tolsianos, al caer el crepúsculo lunístico, hora que en los adolescentes, la gente de mediana edad y los adultos mayores se confundían en una larga fila para asistir a la presentación de un libro, era tarde librera, de esas que solo existen en el Palacio de Minería, en los últimos de febrero y los primeros de marzo.
Las ferias de libros son ya eventos habituales a lo largo y ancho de la nación, una nación que cuenta que una pobre cifra de lectores habituales y, que esta realidad hace que sean necesarias como instrumento que ayude a enriquecer este núcleo que sin lugar a dudas si es mayor, será mejor para el presente y futuro de los mexicanos.
Por eso suena lógico lo externado por el doctor Narro: “El Palacio de Minería ha sido investido como sede del congreso del saber y la cultura en la república de las letras”, al referirse al arranque del encuentro de libros y los lectores en la 33ª Feria del Libro del Palacio de Minería 2012.
*Investigador y autor.