Por Óscar Lara Salazar*
Francisco Gómez Flores, periodista e intelectual del siglo antepasado, editaba allá por los años de 1880 en adelante, el periódico “La Voz de Mazatlán”, con el seudónimo de “Merlín”. Era un periodista anticlerical y no perdía ocasión para burlarse del clero y polemizar constantemente con el periódico católico “La Ilustración del Pueblo”. En 1887, se editó un libro de Gómez Flores, titulado “Humorismo y crítica”, donde aparecieron producciones literarias dominadas por el elemento filosófico y político, pero sobre todo festivo, manejaba con mucha propiedad y elegancia la crítica y el sarcasmo. El les llamaba “monólogos de Merlín”.
Gómez Flores, diría Francisco Javier Gaxiola, “es el fundador del periodismo y de la literatura sinaloense, que fue ornamento del profesorado mexicano… que fue un apóstol de la democracia, y que predicó esa buena nueva, no en los desiertos, no en las montañas, sino desde la columna del periódico, desde la página del libro, desde los sillones de la cátedra y desde el escabel de la tribuna”
Es precisamente del libro “Humorismo y crítica”, de Gómez Flores, de donde acopio una serie de expresiones, sentencias y aforismos, para compartirlos en este artículo.
Permitid ¡oh dignidades
De las letras! Que Merlín
Con filantrópico fin
Diga unas cuantas verdades.
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La literatura lucha en México con la ignorancia de unos, el desprecio de otros y la indiferencia de todos. Al no desaparecer esta triple e ignominiosa presión morirá la infeliz asfixiada.
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Colmo del comercio:
Cotizar el amor en el mercado.
No hay ninguna religión verdadera. Si alguna hubiese no habría tantas en el mundo.
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Cuando el amor se vende en pública subasta no figura la honra como postor.
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La verdad es la luz del entendimiento; pero hay más ciegos de esta luz que de la del sol.
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Máscara es una cara que cuesta más y vale menos.
Muchos ni para lavarse se la quitan.
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La voz del pueblo es según unos la voz de Dios y según otro valido de ovejas.
El mismo pueblo se ha encargado de confirmar ambas apreciaciones.
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Platón enseñaba a sus discípulos, durante cinco años, a callar, antes de permitirles hacer uso de la lengua. De acuerdo con la práctica del filósofo ateniense, creen los árabes que la palabra es plata y el silencio es oro.
Según esto, los mudos producen la piedra filosofal que tanto buscaron los alquimistas.
Los tartamudos producen níquel.
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Discuten en Mazatlán varias personas, sobre si hay o no verdaderos poetas en Sinaloa y uno de los polemistas declara que por allá existen tres vates.
Pues que se dediquen a la agricultura, porque los poetas no sirven para nada.
Pues ya se han dedicado a una industria más productiva: a los empleos públicos.
Cólera asiático, fiebre amarilla, temblores extraordinarios, ciclones terribles, desastres de mar y tierra, guerra entre naciones, preparativos de una conflagración intercontinental, etc, etc. Tales son las muestras que al decir de un semanario ascético, nos está dando Dios de su infinita misericordia.
¿Qué le deja nuestro colega por hacer al diablo?.
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Hablando del General Antonio Rosales asegura un periódico mocho que no tenía más defecto que la maldita manía liberal.
Se equivocan. Tenía otro defecto mayor: el patriotismo.
Por eso mientras las sotanas barrían el polvo que pisaba Maximiliano, el barría a los traidores en el campo de batalla.
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Un periódico ha publicado recientemente un curioso artículo en que habla de la fuerte debilidad de la mujer y de la débil fortaleza del hombre.
Nosotros estamos preparando también uno que se intitulará: La tonta inteligencia y la inteligente tontería.
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Con ocasión de haber derribado el último chubasco las tapias de uno de los panteones de esta ciudad, dice en son de ironía, un semanario ortodoxo, que no hay que creer ni en la paz de los sepulcros.
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En el testamento de don Rufino Barrios existe una cláusula que ordena a sus hijos que se hagan ciudadanos norteamericanos.
Don Rufino tuvo en esto el propósito de hacer barbaridades hasta después de muerto.
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En un enérgico artículo de una revista de Monterrey, sobre el periodismo nacional, se asienta: “no existe en México el poder de la prensa”.
No; pero existe la prensa del poder.
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Sin cultura y sin educación, ningún pueblo puede jamás llegar a ser grande, ni rico, ni respetado, ni feliz, ni libre, ni próspero, ni nada. Entre tanto, ya solo falta que de las costumbres de la administración baje de un decreto concebido en estos términos, parodiando al que normaba la libertad de imprenta, y aún otras libertades, en el país de los papamoscas.
Art. 1.-Al gobierno, cuya infalibilidad no puede ponerse en duda, sopena de incurrir en la discrecionalidades constituidas, es a quien toca solamente dispensar el conocimiento de la verdad.
Art. 2.- Si el ejecutivo falta a lo mandado y prevenido en la ley suprema del país, solo él y su conciencia serán osados a chistar sobre el caso, y solo Dios en el otro mundo, podrán lícitamente formarle causa.
Art. 3.- En la República Mexicana no habrá más que un periódico: La verdad oficial.
Art. 4.- Todo ciudadano, en uso y ejercicio de los derechos que la ley le concede, tiene la precisa obligación de suscribirse a dicho periódico, y de leer y de reverenciarle como si fuese la tabla del decálogo.
Art. 5.- La menos trasgresión a este decreto atraerá sobre la cabeza del trasgresor la cuchilla de la ley.
Es dado en Palacio Nacional… 1887.
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Para finalizar, cito esta cuartilla de Gómez Flores que dice:
Al pie de un árbol sin frutos
Me puse a considerar,
Cuán pocos amigos tienen
Quien nada tiene que dar.
*Diputado Federal/Cronista de Badiraguato.
Al editor. La imagen publicada no es la de F. J. Gómez Flores Aguirre de la Cerda, sino la de su padre Francisco del mismo apellido. Se trata de la copia del cuadro localizado en el edificio central de la UAS. Gómez Flores fue co-fundador con don Eustaquio Buelna del antiguo Colegio Civil Rosales en Mazatlán, ciudad donde nació su hijo (1856) y autor de Humorismo y Crítica aquí citado y de Bocetos Literarios, entre otros. La obra original de Humorismo de Gómez Flores se publicó originalmente en Mazatlán en 1887.