(27 de febrero de 1962)
Una muy feliz conmemoración está sacudiendo culturalmente al municipio que logró su entusiasta victoria ciudadana e integración territorial, a partir de la promesa de campaña cumplida por el presidente de la República Lic. Adolfo López Mateos (1958-1964) y la disciplina del gobernador de Sinaloa Gral. Gabriel Leyva Velázquez (1957-1962), culminando con la continuidad operativa y política del siguiente gobernador, Leopoldo Sánchez Celis (1963-1968).
A lo anterior debe abonarse la civilidad política del presidente municipal de Mocorito Alberto Inzunza Castro (1960-1962) y los ciudadanos de los municipios del valle del Évora, que vieron reducido su territorio municipal pero incrementada su visión política y convivencia familiar.
Como contribución institucional del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa a esta jornada cívica y cultural, abrió inicialmente dos expedientes para integrarlos a sus reservorios: El expediente del Gral. Salvador Alvarado y el de los festejos conmemorativos del 50 aniversario del municipio de Salvador Alvarado; también se organizó el “Diálogo sobre la Vida y Obra del Gral. Salvador Alvarado”, en ese contexto se expuso por primera vez el acta de nacimiento existente en la Serie Registro Civil del Archivo Histórico Estatal; además se exhibieron las calificaciones de instrucción primaria de Pedro Infante, Lola Beltrán y Chayito Valdez, de la Serie Educación de la misma institución.
Del Gral. Salvador Alvarado se ha escrito mucho y de variada intensidad, desde sus inicios revolucionarios como maderista en Sonora y después como ferviente constitucionalista y transformador social en la península de Yucatán hasta su asesinato en el estado de Chiapas en 1924.
El propio Alvarado, precursor del auténtico nacionalismo revolucionario produjo tres obras fundamentales, La Reconstrucción de México, Mi Actuación Revolucionaria en Yucatán y Mi Sueño, aparte de promover una legislación sustantiva, precursora de la Constitución de 1917.
Como estudiosos de su obra destacan Antonio Medíz Bolio, Piedad Peniche, Othon Herrera y Cairo, Diego Valadéz Ríos, Luis M. Garfias, Francisco Paoli Bolio, Gustavo Abel Hernández Enríquez y muchos otros.
De su infancia sabemos muy poco. Muy entrado el siglo XX, se localizó su acta de nacimiento en una oficialía del Registro Civil de Culiacán, donde se da fe de su nacimiento el 16 de septiembre de 1880.
Se tiene noticia que vivió en el valle del Évora y cerca de las actuales ciudades de Guamúchil y Mocorito, en su tránsito a Vicam Sonora, pero de su infancia sonorense poco se conoce.
Hoy sabemos con precisión que Salvador Alvarado nació en la ciudad de Culiacán, el 16 de septiembre de 1880, el acta de nacimiento número 221 de la oficialía del Registro Civil del Distrito de Culiacán así lo registra, y lo refuerza su escritura avalada por el Juez del registro civil Wenceslao López Portillo en el libro respectivo, autorizado por el prefecto Joaquín de la Vega.
El acta de nacimiento de Salvador Alvarado, muestra enigmas que han trascendido en el tiempo: alguna vez me platicó el Lic. Raúl Cervantes Ahumada que Salvador Alvarado fue hijo de una aventura amorosa de Timoteo Alvarado con una hermosa mujer del clan De la Vega, familia poderosa de Culiacán en el porfiriato.
Más tarde el hombre de las opíparas viandas y la tesis del mar patrimonial publicó esta afirmación en el libro “Sinaloa, Raíz y Proyección de su Historia”, en 1988; en la página 61 se lee lo siguiente:
“En una conversación con el gran amigo que fuera don Adolfo de la Huerta, presidente de los mexicanos en 1920, me preguntó porque los sinaloenses no recordábamos y honrábamos a nuestro paisano Salvador Alvarado, que podía ser considerado como el más grande ideólogo de la Revolución Mexicana. Le contesté: porque es sonorense, es de ustedes. En su libro La Reconstrucción Nacional dice textualmente: En mi pueblo de Vicam en Sonora… y me replicó don Adolfo: es que Salvador creció en Sonora porque siendo él un niño su padre se estableció con una botica en Vicam; pero él nació en Culiacán”.
Dice don Raúl que se buscó el acta, que apareció publicada en el libro “Alvarado es el Hombre“, de Antonio Médiz Bolio, donde se consignó la condición de hijo natural de Timoteo Alvarado, no apareciendo el nombre de la madre.
Tal referencia indujo al patriarca de Guasave a preguntar a los viejones de Culiacán sobre el origen del revolucionario maderista, confirmando por las lenguas viperinas culichis que Timoteo Alvarado además de curtidor de pieles fue un magnífico tapicero, y sus servicios fueron solicitados por las familias pudientes de Culiacán.
Uno de los miembros de los De la Vega, contrató a Timoteo para el arreglo de unos muebles de la sala de su casa, y al presentarse el joven tapicero, quedó prendado de la belleza de la hija que le respondió a sus requerimientos amorosos.
Como Timoteo pretendió convertirse en el novio de la riquísima doncella, el presunto suegro lo rechazó y encerró en un colegio de monjas a la pretensa, sin embargo la pasión de los amantes traspasó los muros del claustro religioso y ella resultó embarazada, y ante la eminencia del alumbramiento, según don Raúl, el tapicero se enfrentó al rico hacendado en estos términos:
“Usted ha impedido que yo formalizara noviazgo con su hija. Ahora quiero participarle que su hija está embarazada por mí y que ahora soy yo el que no se casa. Pero como los conozco y sé que ustedes tienen el poder de hacer abortar a la muchacha y de mandarme matar, quiero que usted sepa que he tomado mis precauciones para que si yo desaparezco usted no viva 48 horas y que igual cosa sucederá si se provoca en la joven el aborto. Cuando mi hijo nazca vendré en secreto a llevarlo conmigo y la mancha de su familia no se hará del conocimiento público.”
Y agregaron los viejos, sigue relatando don Raúl, que Timoteo Alvarado recogió a su hijo, lo registró como de madre desconocida y no sintiéndose seguro ante el poder de los De la Vega, liquidó sus negocios en Culiacán y se trasladó a Sonora…” (Cervantes Ahumada, 1988: 62).
Hace unos días en una cena en el patio del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa- en un evento de carácter nacional de CONALEP ante la presencia del gobernador del Estado de Sinaloa- en la mesa de honor nos acompañaba el maestro Salvador Alvarado Garibaldi, nieto de Salvador Alvarado, que al ver el acta de nacimiento del revolucionario sinaloense, mostró duda de lo aseverado por don Raúl, manejando la primogenitura del personaje.
En la actualidad, en Yucatán se discute apasionadamente su obra política y social y la jerarquía católica de la península quisiera quemar su imagen con leña verde, a tono con la coyuntura política del momento.
Sin embargo, en el libro del Registro Civil que autorizó el prefecto de Culiacán aparece su firma con el nombre de Joaquín de la Vega. Surge al respecto una pregunta: ¿Es esta persona un presunto abuelo de Salvador Alvarado, y puso como condición efectuar el registro del niño nacido el 16 de septiembre de 1880, negándole la estirpe del clan que detentó el poder hasta más allá de la Revolución Mexicana?
El 1º de febrero de 2012 en la Casa de la Cultura “Lic. Roberto Macías Fernández”, el AHGS junto con el patronato de los festejos del cincuentenario del municipio de Salvador Alvarado y el ayuntamiento del municipio de Salvador Alvarado, abrió los festejos con el desarrollo de la mesa redonda sobre “La vida y obra del revolucionario sinaloense”, con la participación de Alicia Montaño Villalobos, Joel Isaías Barraza Verduzco, Francisco Tavizón López y su servidor, contando con la presencia del Dr. Gonzalo Camacho Angulo, presidente municipal de Salvador Alvarado y el cuerpo de regidores.
El 27 de febrero se trasladaran los tres poderes del Estado de Sinaloa al recinto del Auditorio del ayuntamiento con la presencia del C. Gobernador Constitucional del Estado de Sinaloa, para dar paso a una sesión solemne por tal conmemoración.
*Director del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa.