Por Mario Arturo Ramos*
Las dos últimas semanas del pasado mes de enero, traté de ordenar y clasificar los libros de la biblioteca del Centro Cultural, Doctor José Ley Domínguez, en Mocorito, Sinaloa, En la casona que habitó el galeno, hoy, remodelada por la Asociación que lleva el nombre del emérito mocoritense, se ha instalado un proyecto cultural de la sociedad civil, esfuerzo de la Asociación Doctor José Ley Domínguez, que por la dinámica de sus actividades se convierte en una opción para la promoción y desarrollo de la cultura en la región del Évora. La biblioteca se encuentra instalada en el espacio cultural que se erige enfrente del jardín principal de la llamada “Atenas de Sinaloa”, cuenta en su acervo con una buena cantidad de ejemplares de narrativa y novela, que permitirá a sus potenciales lectores dar rienda suelta a la imaginación de la mano de autores como Cervantes, Rulfo, García Márquez, Balzac, Arreola, Fuentes, Frías, Aguirre, Martín Luis Guzmán, Goethe, José Agustín, Salgari, Yáñez, Dumas, Vasconcelos, Altamirano, Reyes, tal y tal. Horas y horas de gozo intelectual que se encuentran en los anaqueles, esperando a visitantes que tengan o quieran tener el buen gusto de la lectura; esa percepción cultural que en su diario desarrollo, permite descubrir o recuperar en la novela, la crónica, el cuento, al universo de las letras que habitamos.
Las enciclopedias quedaron bien ordenadas, si bien es cierto que en sentido peyorativo a algunos expositores y charlistas, se les identifica como “cultos enciclopedistas”, cuando citan y citan como fuente de su saber a las más vendidas, nadie puede negar que las enciclopedias como instrumentos del conocimiento, juegan un papel estelar, que en sus versiones impresas y virtuales -creo- son una de las obras literarias de mayor consulta. La colección de libros de historia que se encuentra en la biblioteca, es bastante atractiva para estudioso y neófitos; sus ejemplare nos pueden llevar por minuciosos viajes en el tiempo del hombre; ensayos, estudios, tratados y libros de texto sobre la historia de Mocorito, Sinaloa, México, y el mundo, quedaron clasificados por títulos, por eso se encuentran reunidos libros sobre la prehistoria, el origen, los inicios, las diferentes épocas del hombre; textos y obras sobre el México precortesiano, colonial, independiente, de la Reforma, la Revolución y el contemporáneo, claro que hay tomos sobre la historia más allá de las fronteras.
En uno de los momentos de descanso, desde el patio del Centro Cultural, creo que vi a la paz provinciana de la que hablaba el poeta, colgar en los muros del centro, fotos, carteles, documentos, artesanías, elementos de una exposición ecológica que se realizaba como una muestra de antítesis de la cruda realidad. Los libros de medicina y los tomos sobre el marxismo y socialismo, que pertenecieron a la biblioteca personal de José Ley Domínguez se encuentran en buen lugar, igual que las biografías de científicos, artistas, héroes, pensadores y sabios. Hay en existencia bastante poesía, teatro, música y algunos tomos sobre cine, hacen falta libros, pero hace mucho que sé que una biblioteca nunca para de crecer. Economía, ética, filosofía, lógica, literatura, temas científicos, políticos ocupan su sitio en el centro de lectura. En algunos ratos de la tarde, la compañía de José de la Luz Quiñones, me permitió entablar un diálogo sobre los tomos de agricultura y ganadería, que se encuentran en los anaqueles.
La segunda quincena del primer mes del año del 2012, pasó rápido, es que anduve entre libros y como todos los inicios me doy cuenta que se quedaron cosas por hacer, la de mayor importancia: leer, actividad que en él ahora es necesaria. Esta temporada bibliotecaria me llegó a la memoria al conocer una carta publicada en la sección “Dinero”, de Enrique Galván Ochoa, el 6 de febrero del año en curso, 21 empleados de la Dirección de Bibliotecas y Lenguaje, SEP, comunican que 16 bibliotecas adscritas a este organismo se encuentran cerradas y con los libros empacados desde 2011, terminando su misiva con un llamado a la opinión de los lectores: “Se ha solicitado a las autoridades en repetidas ocasiones que se nos permita reabrir las bibliotecas sin obtener respuesta.” Al término de la lectura, pensé que la del Centro Cultural José Ley Domínguez se encuentra lista.
La fiesta de la Candelaria se anunciaba y los preparativos para el carnaval a toda vela continuaban la marcha, comente con el presidente de la Asociación que esa tarde la biblioteca cerraba sus puertas, para abrirlas mañana cuando un lector encuentre en sus libreros las herramientas para el disfrute y el conocimiento.
*Investigador y autor.