Por Mario Arturo Ramos*
Febrero, el segundo mes del año es tiempo de carnaval, etapa que transcurre sus horas en un reino de fiesta, belleza, mascarada, música, baile, poesía. En sus primeros años de vida, el baile y las reuniones bulliciosas le otorgaron identidad como época lúdica y festiva que se celebra por diversas ciudades del mundo, con una diversidad cultural que lo han convertido en expresión masiva con algunos puntos en común, sin embargo lo más común que tiene en su diversidad, muestra de una pluralidad vigorosa de arte popular y expresión estética masiva.
En México, el de Mazatlán, Sinaloa, goza de prestigio y poder de convocatoria, algunos de sus biógrafos cuentan que su inicio se remonta a 1848, tiempo de la ocupación norteamericana cuando se organizó y realizó por primera vez en el puerto. A finales del siglo XIX se oficializó el Carnaval de Mazatlán, la sociedad civil formó una junta que reunió a representantes de las fuerzas económicas porteñas para que se encargara de la organización y de que cada nueva edición compitiera con la anterior en ver quien era mejor, la dinámica permitió reafirmar el objetivo del largo camino del que muchos consideran el primero en tierras mexicanas dar vida a muestras artísticas de alegría. En una edición anterior que se puede encontrar en www.lavozdelnorte.com, nuestra página web, nuestro director Juan Avilés, escribió sobre el de Mocorito, que también tiene sus buenos años.
Enrique Vega Ayala, escribe en el prólogo de la antología: “Juegos florales de Mazatlán” Codetur, 1993, que en 1928, el concurso poético: Juegos florales fue el preámbulo del carnaval de ese año y que Alejandro Hernández Tyler, con “Torre de babel”, fue el ganador del certamen literario. El evento está vigente como prueba fehaciente de que Tiempo de carnaval tiene mucha poesía. Los fragmentos reunidos a continuación son un breve recorrido por las emociones, palabras, ritmos y formas que se han manifestado de manera poética sobresaliente en el carnaval que los disfruten tanto como nosotros.
La torre de Babel. Fragmento
A Hernández Tyler. 1928
Se mira
un temblor de esperanza en los brazos abiertos.
Mojaré tus rodillas en mis besos
y secaré
mi llanto en tus cabellos.”
Juventud en tropel
“las estrellas están en tierra enraizadas.”
El corrido del marinerito
Fragmento
Miguel N Lira 1941
¿Adonde vas marinerito,
marinerito del mar
el de tatuaje que dice
Soy del mar de Mazatlán.
¿Donde dejaste tu barca
fatigado de remar
aguas de azul verde cielo,
cielo de azul verde mar?
¿Que lejanos litorales,
que mares de yodo y sal
pintaron de añil tus ojos
y azularon tu mirar?
Elegía del amor que no muere. Fragmentos
Margarita Paz Paredes 1951.
Más el amor te encuentra exacto
y por tus huellas va dejando
una indeleble tinta, vital para la muerte.
No puedo precisar, en mi agonía,
esta lucha de fuego y de ceniza.
Por todos los caminos del olvido,
por la sal, por la arena,
por la noche infinita,
te escudará mi sombra
fiel a su itinerario de luceros,
a su votiva lámpara,
a su destino vertical de espiga,
y te rescatara de todo mal
en el hueco ilusorio de mis manos.
Por las estrellas altas. Fragmento
Desiderio Macías Silva. 1960
Dos charquitos de luceros
son esta noche sus ojos
–llanura en llamas de hinojos
mi boca por sus senderos-
Noche de reyes joyeros
y aguinaldos de ilusión,
unja tu aurora mi don
degollando sus jilgueros:
dos charquitos de luceros
duermen en mi corazón.
Las canciones por Laura
Fragmento
Abigael Bohorquez, 1964
En el corazón de todos los hombres hay siempre una LAURA dormida, llámese Amor, Muerte, Ilusión, Desesperanza, Ensueño, Poesía, Laura siempre perseguida siempre tumbada sobre los encuentros y fugitiva siempre.
En Laura
La almendra oscura no quería florecer.
Laura tenía en cada trenza un ángel derramado.
Me pesaban las uvas impacientes bajo el traje.
Laura mundo frutal y territorio abierto,
era el clarín del fuego. Yo esperaba.
Con voz de niño iba yo hasta su lengua.
Y la yegua festiva
levantaba su asombro enamorado.
Yo sé que me quería.
Alas nuevas. Fragmento
Marcela González de Rico. 1989
Una noche llegaste
a mis ardientes entrañas
retozando.
Arranque de la mente-calendario
días en ansias
colgados a relojes impacientes.
Me platicaste de tibias aguas
que envolvían tu cuerpo
en mundos densos;
de capullos y alas nuevas
deseosas de emprender el vuelo.
Tus manos abiertas
confiadas esperaban
música silente
en resquicios de luz.
*Investigador y autor.