Muchas veces la realidad supera a la ficción.
Crónica de un pasajero que se salvó de pura chiripa.
El viernes 13 de enero de 2012 el buque Costa Concordia encalló en las aguas de la Isla de Giglio, Italia, con 4,200 personas a bordo. Hasta el último reporte se habla de 4,165 sobrevivientes, 15 muertos y 17 desaparecidos.
A continuación les presentamos la narración de una persona que viajaba en el Costa Concordia y que se comunicó con Humor libre, vía Facebook.
Aquí le presentamos la exclusiva:
¡Ay, amigos, qué bueno que viví para contarla! Esa noche yo buscaba ansioso a una bella chica que conocí en Palermo y con la cual quedé de verme en uno de los 13 bares que tenía el lujoso buque. Para mi mala suerte se me olvidó el nombre del bar y no la encontré. Ya cansado decidí ir a cenar a uno de los 5 restaurantes que promocionaba un folleto turístico que traía en mis manos.
Curiosamente me tocó sentarme frente a la mesa en donde se encontraba el capitán del barco –me lo dijo el mesero- de nombre Francesco Schettino, quien departía alegremente con una hermosa mujer que después supe que se llama Dominika.
Pues en eso estaba cuando se sintió un crujido que nos dejó estupefactos. Muchos salimos a la terraza para ver lo que había sucedido y de repente que se fue la luz.
¡No se alarmen, no es nada!, gritaban al otro extremo. Después escuchamos una voz de la guardia costera que decía: Buenas noche Costa Concordia, por favor, ¿tienen problemas a bordo? Luego alguien le respondió que teníamos un corte de energía y que se estaba haciendo una evaluación. Después todo se convirtió en un caos; vimos como el buque se inclinaba lentamente y las cosas empezaban a caerse de sus lugares.
¡No se mortifiquen, es tan solo un corte de luz!, gritaba un miembro de la tripulación, y le respondieron: ¡Un corte de luz, mangos!
¿Dónde están los malditos chalecos y los salvavidas? ¡Carajo! Uno de los muchos argentinos que viajaban en el barco, comentaba: ¡Cielos pibe!, ¿dónde están los camarógrafos?, esta escena me recuerda al Titanic: debemos salir en la película…
Pasada la medianoche todo mundo empezó a evacuar el barco y… ¡hasta el Capitán! ¡Hágame usted el grandísimo favor! Esto, por supuesto, encabronó a Gregorio de Falco, Comandante de la Capitanía de Livorno, quién viendo que todavía quedaba mucha gente en el barco le gritó en perfecto italiano: ¡Bada a bordo, cazzo! Que para nosotros sería algo así como: ¡Suba a bordo, coño!
Al día siguiente la noticia estaba confirmada: el capitán Schettino se había salido de su ruta, supuestamente para saludar a unos amigos y se acercó tanto a la orilla que chocó con una roca.
Al preguntársele por qué había abandonado el barco respondió: Resbalé y fui a caer justo en un bote salvavidas.
Lo demás ya es historia… celebro estar vivo.
*Caricaturista.