Nacional

Cuatro veces Venecia… Vivaldi

Por domingo 29 de enero de 2012 Sin Comentarios

Por Alberto Ángel El Cuervo*

¿Qué te gustaría visitar hoy, maestro…? Tenemos varias opciones…

–Pues hace unos meses, escribí un artículo acerca de las cafeterías más afamadas del mundo y dos de las más importantes están aquí, en Venecia… Es donde asistían cotidianamente a una Verdi y a la otra Wagner, el Florian y Lavena…

–Bueno, podemos ir ahí, tomar un espresso machiato y luego ir a la iglesia donde tocaba Vivaldi…

Vivaldi… El nombre me remitió a muchos años atrás… Mis hijos pequeños aún, acostumbraban dibujar mientras escuchábamos música y les hablaba de los autores y los intérpretes en turno… Las Cuatro Estaciones… I Musici… Y yo, leyendo de la contraportada del L.P. que ahora se antoja un objeto gigantesco comparado con el CD…

–Vivaldi, un extraordinario músico que durante mucho tiempo permaneció en el olvido… De hecho, en una época sus obras se atribuyeron a Bach… Antonio Vivaldi, nació en…

–En Venecia el 4 de marzo de 1678.

El comentario de mi hijo de apenas cuatro años de edad, obviamente me impactó, pero más impactante sería la contestación a la pregunta subsecuente:

– ¡Sí, es exactamente así…! ¿Cómo lo sabes…?

– ¡Es que yo soy Vivaldi…!

Y siguió su dibujo tan tranquilo como cualquier cosa… Por más que intentamos averiguar de dónde había obtenido el dato exacto, nunca supimos… Obviamente no sabía leer y era la primera vez escuchábamos la música del compositor veneciano y nunca antes les había hablado de él… Antes de comenzar la caminata del día en Venezia, le conté a Darío nuestra anécdota y el maestro Santacroce que es verdaderamente apasionado de los símbolos y los misterios, dijo: No podemos hacer nada más que ir al reencuentro de Alberto con Vivaldi, vamos a Gesuati… Así, de puente en puente, de canal en canal, nuevamente Venecia me entregaba sus secretos… La Iglesia de Santa María del Rosario, mejor conocida como Gesuati aunque nada tiene que ver con la orden de los Jesuitas, estaba prácticamente vacía… Sólo Darío Santacroce, Alberto Bustillos hijo y Alberto Bustillos padre, éramos los visitantes… A los pocos minutos, entró una turista despistada… Nadie más… Es impresionante la bóveda de Gesuati… Sin lugar a dudas, es el lienzo más grande del mundo… Prácticamente todo el techo de la iglesia, salvo tres frescos, es un solo lienzo pintado por Giambattista Tiépolo… A groso modo, calculo que serán aproximadamente 1200 metros cuadrados lo que el lienzo pintado con una perspectiva magistral cubre… Al fondo, junto al altar mayor del lado izquierdo, está el órgano… En ese lugar tocaba Antonio Vivaldi hace ya poco más de dos siglos… Vivaldi fue conocido como il prete rosso, que significa el sacerdote rojo, porque era pelirrojo y fue sacerdote consagrado aunque siempre se mostró más interesado por la música que por la religión y por ello se le permitió no dar misa argumentando motivos de salud… En Gesuati, Vivaldi se envolvía en su pasión por la música y daba clase a los jóvenes venecianos interesados en ello. Fueron cerca de 800 obras las que Vivaldi compuso, dentro de ello 46 óperas y dentro de las óperas una en especial que mucho tiene que ver con México: Motezuma, del Náhuatl Moctezuma. La música es de Antonio Vivaldi y el libreto de Girolamo Giusti… La Ópera, que obviamente trata de la conquista de México, se estrenó en Venecia en 1773. La obra en general, distorsiona la Historia de México, pero su valor musical es indudable. Vivaldi, es de gran importancia en la música de todos los tiempos, su genialidad logró innovar verdaderamente la música de concierto y gracias a su talento, dejó una importante escuela que tuvo influencia en muchas generaciones de grandes músicos que le siguieron en tiempo. Grandes músicos se desarrollaron bajo la influencia de Vivaldi, Johann Sebastián Bach uno de ellos… Por supuesto que también hubo detractores dentro de los que se cuenta, por ejemplo un Igor Stravinsky, autor de El Pájaro de Fuego, quien en una de sus críticas acerca del genial compositor veneciano dijera: Vivaldi no escribió cientos de conciertos sino uno sólo repetido cientos de veces… Desde luego, ese es un comentario perverso lleno de mala intención, porque Antonio Vivaldi imprimió siempre un sello distintivo a cada obra suya e incluso los titula todos y en ocasiones escribe sonetos correspondientes a cada obra que se recitaban antes del concierto. Il prete rosso, Antonio Vivaldi, escribió obras de mucho éxito que fueron reeditadas en varias ocasiones por diversos impresores, y tal vez debamos decir que su mayor éxito fue y sigue siendo la obra conocida como Las Cuatro Estaciones, una serie de conciertos para violín y orquesta que forma parte del ciclo Opus 8, Il Cimento dell’armonia e dell’inventione. Esta obra es de importancia suma para la música en general, es donde se palpa fehacientemente la genialidad innovadora de Vivaldi cuando la música ejecutada por la orquesta deja de ser un mero colchón para el solista y se convierte en parte de la misma, cada instrumento colabora con la misma importancia que el solista en turno en este caso el violín. No es casual que Vivaldi haya escrito obras maravillosas para violín, su fama como excelso violinista, trascendió muchas ocasiones su talento de compositor. Así, en un cuadernillo de viaje que data de 1715, Johann Friedrich Von Uffenbach, relata su experiencia como asistente a un concierto realizado por el veneciano y nos dice: Vivaldi me dejó sin palabras, asombrado, no creo que nadie haya tocado o pueda llegar a tocar el violín tan magistralmente, colocaba los dedos a un milímetro del puente sin dejar casi lugar para el arco… El primer maestro de música del compositor veneciano fue su padre, quien fuera violinista en la Basílica de San Marcos. Los mecenas como siempre, fueron de gran importancia en la carrera de Vivaldi… Como siempre también, no obstante su genialidad y su entrega al arte, Antonio Vivaldi muere en el olvido injusto al grado de que en los libros que hablan de la música en la época, no hacen mención alguna de él… De pronto, Las Cuatro Estaciones comenzaron a escucharse en Gesuati… El órgano monumental donde tantas veces tocara Vivaldi, nos deleitaba con su música…

–É Allora, mío caro Alberto… Cuál es tu veredicto…

– ¿Veredicto sobre qué…?

–Darío pregunta si sentiste algo con tus recuerdos de Vivaldi, hijo jajaja…

– ¡Ah, sí… Es que Yo soy Vivaldi…! Jajajaja… Y ahora ¿qué tal si nos vamos por un espresso al Florian? Y ahí nos encontramos ahora con Verdi…

En Venecia… Descubriendo sus pechos para nosotros.

*Cantante, compositor y escritor.

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