Estatal

Tiempos de historia revolucionaria

Por domingo 27 de noviembre de 2011 Sin Comentarios

Por Gilberto J. López Alanís*

Jovencitas de Topia con el Gral. Ramón F. Iturbe.

En este mes se cumplen 101 años de pronunciamiento maderista llamando a la participación armada para lograr la derrota del régimen porfirista en México. Esta medida extrema a que se vio obligado Francisco I. Madero nos muestra la dureza de un gobierno que no tenía ni el menor asomo de ceder ante los reclamos de un cambio.

El maderismo se venía afianzando desde 1908, cuando don Francisco terminó su libro “La Sucesión Presidencial en 1910”; el estudio detallado y profundo que se hizo de la historia política mexicana, permitió avizorar que el poder acumulado por el añoso dictador ya no era útil al desarrollo nacional y una transición tersa estaba en perspectiva, según lo entendió el empresario coahuilense. Incluso pretendió adherirse a la figura del Gral. Díaz como vicepresidente en aras de participar en el cambio. Nada pudo lograrse por esta vía.

Sinaloa vibraba en estas dos perspectivas, desde enero de 1910, cuando Madero arriba a Mazatlán en su gira política de propaganda en pos de la presidencia de la república. El mitin de Mazatlán en el circo Atayde; el de Culiacán en la Sociedad Mutualista y el de Angostura organizando clubes maderistas, sumó un cúmulo de adhesiones sinceras y de gran decisión política. A los meses Gabriel Leyva Solano es asesinado en Cabrera de Inzunza en julio, provocando un desprestigio mayor en el gobierno de Diego Redo de la Vega y un odio cerval en los cuadros maderistas de Sinaloa.

Gral. Ramón F. Iturbe con militares del Ejército Constitucionalista en la Convención de Aguascalientes.

Gabriel Leyva Solano, compañero en la lucha ferrelista de Ramón F. Iturbe, Rafael Buelna, los Valadés en Mazatlán, Enrique Moreno Pérez en Mocorito, los hermanos Gámez, Miguel Armienta López, Juan M. Banderas y Alfonso Leyzaola Salazar en Culiacán, Justo Tirado y Juan Carrasco en Mazatlán representaban la alternativa democrática de una transición que ya se había iniciado.

En Sinaloa el llamado maderista de levantarse en armas tuvo eco, y al descubrirse el depósito de armas en el domicilio de Ramón F. Iturbe se inicia el reguero de hombres por la sierra de Sinaloa formando núcleos guerrilleros organizados bajo liderazgos históricos ligados a la actividades productivas; las guerrillas revolucionarias en Sinaloa tuvieron la característica de ser ranchero-vaqueras, campesino-labradoras y minero gambusinas, por ello tuvieron el apoyo popular y pudieron fraguar su maduramiento para tomar la ciudad capital de Culiacán, en mayo de 1911.

Esta primera toma revolucionaria dio paso a otra en 1912 y la definitiva en 1913 con Álvaro Obregón como jefe del naciente Ejército Constitucionalista del cual Ramón F. Iturbe fue su principal constructor.

Con Madero y su cauda de caudillos triunfante en elecciones, con el porfirismo en retirada por abandono del poder, con nuevos cuadros políticos en ascenso el panorama pareció halagador, sin embargo el ejército corrupto porfirista estaba intacto y el empecinamiento de desarmar los cuadros revolucionarios sembró una desconfianza regional que no pudo atemperarse.

Gral. Ramón F. Iturbe.

Madero es obligado a renunciar en maniobras de la embajada norteamericana cayendo asesinado por órdenes del Gral. Victoriano Huerta, iniciándose así la etapa más cruenta de la Revolución Mexicana que fue decantando sus dirigentes en una lucha intensa por el poder que sin embargo nos legó el pacto de la Constitución de 1917, con la cual Ramón F. Iturbe llegó al poder en elecciones en ese mismo año.

En diez años una generación que se levantó en armas en 1910, había derrotado políticamente a la anterior y otra etapa en el desarrollo de las fuerzas productivas dio paso a proyectos políticos y sociales que hoy están en la mira de un liberalismo económico de carácter corporativo trasnacional que no acepta un Estado surgido de la lucha popular y cuya divisa de la justicia social se ve entorpecida por la debilidad ideológica de cuadros políticos formados fuera de la historia social mexicana.

*Director del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa.

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