Por Joel Isaías Barraza Verduzco*
“¿Oye Laura Beatriz, nunca oíste hablar de Julia Pastrana?”
“No. ¿Quién es?”
“Fue. La Loba de México, La Lobisón Mexicana.”
“¿Mujer Loba?”
“Ajá,” dijo Eva. “Hace ciento cincuenta años, más o menos, ella nació muy cerca de aquí, toda cubierta de pelo negro y grueso, el cuerpo y la cara. Julia Pastrana, conocida como La mujer Loba. La persona más famosa en esta parte del país. Un tipo llamado Teodoro Lent la descubrió en un espectacular número de un Circo no muy grande, en Yucatán; se casó con ella y terminó representándola. Anduvieron de gira por toda Europa y Los Estados Unidos. El se hizo muy rico.”
“Te apuesto a que la golpeaba.”
“A lo mejor. Lo que sí es seguro es que ella le aseguraba la comida. Aun después de muerta.”
“¿Qué hizo el después?”
“Vendió su cuerpo a un Anatomista ruso que lo momificó. No sé cómo pero de alguna manera Lent después consiguió que se lo regresaran, para exhibirlo como la momia de Julia.”
“¿En donde se encuentra?”
“En Noruega. Se supone que La Mujer Loba estuvo perdida por un siglo. Luego aparece, en 1960, en el Instituto forense de Oslo. El Museo de Antropología de la Ciudad de México está tratando de recuperar la momia para nuestro país. Incluso hay una organización con esos fines y que se nombra Amigas De Julia Pastrana.”
“Bueno…las condiciones nunca han sido buenas para ningún tipo de mujer en ninguna parte, con pelos o sin pelos.”
“Esa es una de las razones por las que aún luchamos.”
“Bueno Eva, entre otras cosas déjame decirte… que me gustaría mucho poder ir a China uno de estos días, y vivir en el País de los Pandas.”
“¿Y eso, para qué?”
“El gobierno de China tiene como reserva -para que los Pandas vivan como quieran- más de un millón de hectáreas. Además los Pandas son mis animales favoritos.”
“Tengo entendido que los chinos son muchos, así que…si les llegara a golpear una buena hambruna, terminarían comiéndose a esos Pandas.”
Laura Grafitto tiró la colilla sobre el polvo y cerró los ojos. Se vio corriendo desnuda en medio de un bosque de bambú, rodeada por cientos de Pandas que la miraban desde el follaje.
“Julia Pastrana podría haber vivido entre los Pandas, en la madurez y en la vejez” dijo la Grafitto, “luego que grandes manchas de su pelambre hubieran comenzado a blanquear y hacerle parecer más como un Panda, que como una terrible Mujer Loba Mexicana.”
*Antropólogo del INAH.