No deja de causarme cierto malestar el observar lo que sucede en las escuelas de nuestro México a nivel primaria y secundaria… Escuelas particulares… De esas escuelas donde el máximo ofrecimiento es que tus hijos saldrán hablando inglés… Y desde luego, y no es ironía, aprenden mejor el himno de USA que el himno nacional mexicano.
Se preguntarán mis dos o tres despistados lectores: ¿pero cuál es la razón del malestar? Pues a cualquier escuela particular de aquellas que menciono y que nuestros políticos tanto ponderan, salvo en honrosas ocasiones de las cuáles ya no recuerdo cuándo fue que fui testigo, sucede que en estos días, llenan los salones de recortes de calabaza, fantasmas y brujitas y papel lustre de color anaranjado como supuestamente son las calabazas gringas.
¿Qué sucede con la formación nacionalista que debería fortalecerse en esa la segunda célula social que es la escuela? Pues nada, sucede que cumplen con la fantasía que todavía pre valece en la mente agachona que se rinde ante todo lo que otrora llegaba allende el mar y ahora además de ello se ve aumentada por todo lo que venga allende la frontera del norte.
Muchos mexicanos siguen pensando que lo que hay más allá de las aguas oceánicas o las del Río Bravo, necesariamente será mejor… ¡Qué error tan grande! Por principio, en todos lados hay talento y desgracia… En todos lados hay virtudes y defectos, sí… Pero nosotros, en tanto que que crisol del mundo, en tanto que esa raza cósmica que señalaba nuestro filósofo José Vasconcelos, tenemos mucho de qué enorgullecernos… Nuestra cultura es un verdadero abanico maravilloso de talento, virtudes, bonhomías, valentía e historia… Mientras sigamos empeñados en esta imperdonable ceguera que nos impide ver nuestro propio y bellísimo paisaje cultural, continuarán los fantasmitas, las brujitas y todo el proceso de transculturización que tanto afecta negativamente a nuestro país.
No estoy en contra del intercambio cultural, entiéndase. No, de ninguna manera podría estar en contra de ese intercambio que enriquece a todos los pueblos del mundo. Pero sí tengo obligación de luchar porque nuestra cultura permanezca. Es por esto, que resulta indiscutiblemente elogiosa, la labor de rincones de nuestro México como Nuevo Laredo, Tamaulipas; como Mocorito, Sinaloa o el propio Distrito Federal en donde se realizan ofrendas maravillosas y concursos de las mismas recordando, enriqueciendo nuestras tradiciones al conservarlas de generación en generación… ¡Bravo por ellos!
Y al pensar en este día de muertos, es imposible sustraerse a hacer un homenaje a un célebre personaje de nuestra cultura, de nuestras artes plásticas, un mexicano creativo, talentoso, preparadísimo y luchador incansable por realzar el arte mexicano y que justamente en vísperas de la celebración de la muerte… Dejó esta vida… El maestro JOSÉ REYES MEZA, así con mayúsculas.
Curiosamente fue en este mismo mes de noviembre, pero el día 23 del año 1924 cuando nació en Tampico, Tamaulipas. A muy temprana edad, se lo llevaron a vivir a Altamira y gracias a las vivencias en ese ambiente tropical, donde los colores cobran otra dimensión, la obra del maestro Reyes Meza mostró precisamente esa riqueza de colores atrevidos que llenaban sus lienzos con una intensidad muy particular en su concepto cromático.
Tenía solamente 14 años cuando José Reyez Meza entró a la Academia Nacional de Artes Plásticas de San Carlos. Curiosamente también, esa afamada escuela fue fundada en este mes. Concretamente el día 4 de noviembre de 1785 bajo el nombre de Real Academia de las Nobles Artes de San Carlos. No contento con ello, ingresa en Antropología donde funda el Teatro Estudiantil Autónomo fue nombrado escenógrafo del Instituto Nacional de Bellas Artes y miembro del Consejo Técnico y Artístico de la Danza.
En el año de 1957 fue premiado como el mejor escenógrafo de México. El premio lo otorgó la Agrupación de Críticos por la escenografía de la obra Bodas de Sangre, ese drama genial escrito por el célebre dramaturgo español nacido en Granada, Federico García Lorca. El maestro Reyes Meza fue fundador del Salón de la Plástica Mexicana. La obra de Reyes Meza, se encuentra en manos de coleccionistas particulares y también como parte del acervo cultural de diversas instituciones como el Instituto Politécnico Nacional, el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec y el Smithsonian Institute de Washington.
La obra mural de José Reyes Meza es tan numerosa como importante. Uno de esos murales es verdaderamente imponente, tallado en la montaña y que decora la presa Raudales de Malpaso en Chiapas.
No solamente en nuestro país se encuentra obra mural del maestro Reyes Meza, hay un mural extraordinario en la técnica de mosaico en el Pan American National Bank en la ciudad de Los Angeles, California.
Hace unos años, uno de los murales realizados por el célebre pintor tamaulipeco, fue noticia de primera plana en el país y sobre todo en la ciudad de México… Por desfortuna, no fue noticia porque se hablara de la técnica, de la composición, de la temática, etc., no… Fue noticia debido a que una empresa extranjera, por supuesto con socios mexicanos, lo destruyó parcialmente y lo hubiera hecho de manera total si no hubiese intervenido más que las instituciones, la opinión pública.
La empresa mencionada, compró lo que fuera un hotel que durante muchos años gozara de tanto prestigio en la ciudad de Cuernavaca, Morelos. El nombre del hotel y casino en su tiempo, era precisamente Casino de la Selva… Ahí, el maestro pintó bajo la técnica del fresco, un mural alusivo al nombre del sitio donde estaba.
El caso es que sin decir agua va, los empresarios en su afán mercantilista, comenzaron a tirar muros a diestra y siniestra para construir un centro comercial… Y dentro de esos muros, destruyeron parte del valiosísimo mural de nuestro pintor. Si no es, repito, por la gente que al saber de la destrucción terrible de un mural patrimonio cultural mexicano, se organizó e impidió que las obras siguieran, lo hubiera destruido todo… No es el único caso, tristemente, de destrucción del arte mexicano por parte de empresarios o políticos que se dicen mexicanos. En fin, además de pintor, muralista y escenógrafo, el maestro José Reyes Meza, escribió dos libros en los que plasma ensayos filosóficos del arte.
Con justo merecimiento, Nuevo Laredo le rindió un homenaje hermoso al ponerle su nombre al primer museo de arte de la ciudad que se encuentra en el centro cultural Nuevo Laredo, un lugar verdaderamente mágico, con historia, en el que se ha hecho un rescate maravilloso de sitios que tuvieron otra función y sus edificios fueron remozados y rescatados en pro del arte.
Pues vaya entonces, un homenaje en una ofrenda de muertos escrita, al maestro José Reyes Meza, baluarte de la pintura, y el muralismo mexicanos. Descanse en paz.
*Cantante, compositor y escritor