Nacional

La poesía de la Independencia

Por domingo 2 de octubre de 2011 Sin Comentarios

Por Mario Arturo Ramos*

El veintisiete de septiembre de 1821, el ejército trigarante, al mando de Agustín de Iturbide, entró triunfante a la capital del virreinato. La fuerza bélica integrada por 15 mil combatientes contaba en sus filas con más de siete mil jinetes; entre los victoriosos que desfilaron por la Calzada de Chapultepec, el Paseo Nuevo de Bucareli y la calle de San Francisco, para cruzar bajo un arco triunfal, que enmarcaba la consumación de la etapa independentista, desfilaban los insurgentes agrupados en los “pintos del sur”, tropas comandadas por Vicente Guerrero, en la que militaban los libertarios, los que mantuvieron encendido los sueños, los ideales de lograr: el México Independiente. Julio Jiménez Rueda escribe en Historia de la Literatura Mexicana: Al pseudo clasismo de moda en la literatura mexicana a principios del siglo XIX, frio y amanerado con sus sentimientos pobres y faltos de sinceridad con todo su aparato retórico, viene a darle vida el acento heroico, grandilocuente, inflamado de poetas sonoros y vibrantes. Son diez años memorables, etapa donde la poesía dijo presente. En este ciento noventa aniversario de la consumación de la Independencia Mexicana, queremos compartir algunos fragmentos de la poesía de la Independencia.

Anastasio de Ochoa N 1783/ M 1837
Letrillas por la independencia
(fragmento) Que la vieja presumida
con más años que el bendito,
tenga lucro exorbitante
en sermoza y bien prendida
que pase en bailes su vida.
Que diga Anita la bella
Que es muy honrada doncella
Vaya en paz.
Más que al aire deshonesto
No diga que miento en esto
que capaz..

José Joaquín Fernández de Lizardi N 1776/ M 1837

Soneto

¿Ya ves del rey el centro dominante?
¿El cielo del ministro diligente?
¿Del soldado el acero reluciente?
¿Y al de las grandes cruces de diamante?

¿El solícito afán del comerciante?
¿El oro y la riqueza del pudiente?
¿El estudio del sabio permanente?
¿Y la dama en fin, el buen semblante?

Pues todo ese poder, esa grandeza
ese esplendor y gloria inimaginable,
ese marcial espíritu y braveza.
Es en la muerte, el fin de la jornada
cetro, instrucción, acero, afán, belleza,
polvo, sombra, ceniza, viento, nada.

Andrés Sánchez Tagle N 1782/ M 1847

A la luna

No alumbres, no, los crímenes atroces
que unos contra otros sin cesar maquinan
mutuamente feroces
al dolor y a la muerte se destinan.
Y es tu nombre, oh Patria idolatrada
que los malvados fraguan tantos daños
con la que destrozada
aparezcas infame a los extraños.
La patria de placer y la abundancia
ya es de horror y crímenes guarida
y tenebrosa estancia
donde la rabia carnicera anida.

Andrés Quintana Roo N 1787/ M 1851

16 de septiembre (fragmento)

Dijo, y Morelos siente enardecido
el noble pecho en belicoso aliento,
la victoria en enseña toma asiento
y su ejemplo de mil se ve seguido.
La sangre difundida
de los héroes su número recreos
como tal vez herida
de seguir la encina reverdece
y más vigor recibe
y con más pompa y más verdor revive.

Francisco Ortega N 1793/ M 1849

A Iturbide en su coronación (fragmento)

La Patria andando, de dolor acervo
y de males sin número oprimida
en tus manos ansiosas
busca el almo pendón con que juraste
la libertad preciosa
que por un cetro aciago ya trocaste.
¡Oh¡ cuánto de pesares y desgracias,
cuánto tiene de sustos e inquietudes,
de dolor y de llanto;
cuánto tiene de mengua y de mancilla,
de horror y luto cuánto
esa diadema que en tus ojos brilla.
Y pudiste prestar fácil oído
a falaz ambición y, al lauro eterno
que tu mente ciñera
por la venda trocar que vil te ofrece
l
a lisonja rastrera
que pérfida y astuta te adormece.

*Investigador y autor.

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