Por Mario Arturo Ramos*
Hace setenta y cinco años, el 19 de agosto de 1936, en Viznar, Granada, España, fue asesinado Federico García Lorca por el fascismo. Su delito: ser poeta, hombre democrático, y ser sensible, cualidades que el autoritarismo no puede permitir que existan, por su odio ancestral a las mentes y las plumas privilegiadas que asumen el compromiso con la belleza, la palabra y los mejores ideales de la humanidad. Lo cierto es, que a pesar de la muerte de Federico, su obra perdura en los tiempos, no así el franquismo que como ejercicio dictatorial, ha pasado al baúl de la historia donde se arrumba la maldad y la estupidez. Lorca nació el 5 de junio de 1898, en Fuente Vaqueros, localidad ubicada en la provincia de Granada. Su padre Federico García Rodríguez y su madre Vicenta Lorca procrearon a un niño que años después iluminara al mundo con versos, obras de teatro, canciones que tienen el mejor acento y ritmo del pueblo hispano. Salvador Novo escribió a propósito del poeta: “Le estaba reservado a este gran poeta catalizar todas las dudas, esperanzas, anhelos de su generación y darle respuestas con una obra que recogía, remozaba, lavaba, sacudía, el lenguaje poético, le daba de boca en boca la respiración que empezaba a faltarle. Y al redescubrir el teatro poético, propiciaba el regreso triunfal de la “monarquía cómica” con la renovación más audaz intentada por la escena contemporánea en castellano”. El talento prolífico de Federico se manifestó en distintas disciplinas estéticas como: la pintura donde compartió espacios de exposición pictórica con Salvador Dalí; en la canción popular, en el teatro en el que incursionó en 1919, año en que se inscribió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid; época donde comenzó a escribir: “Maleficio de mariposas”, pieza que dirigida por Gregorio Martínez y que contó con la participación de la inolvidable bailaora de flamenco “La argentinita” se estrenó el 22 de marzo de 1920. Al terminar sus estudios universitarios se trasladó a la “Babel de hierro”, Nueva York, E.U. donde continuó sus estudios en la Universidad de Columbia, institución educativa donde también impartió conferencias. La obra de Lorca es extensa y bella, la mayoría ya pertenece al acervo artístico imborrable de la humanidad. Aquel infausto verano de 1936, los esbirros trataron de borrar su presencia, ocultando su cadáver mancillado en una zanja, donde trataron de hacer lo mismo con los cadáveres de otros patriotas republicanos muertos por ser defensores de la libertad y la legalidad. En los últimos tiempos se logró una sentencia judicial que permite tratar de ubicar los restos mortales del artista granadino; justicia para un poeta que a pesar de su muerte física, logró conquistar la inmortalidad. Como homenaje en este agosto que conmemoramos un año más de su trágico fallecimiento, comparto fragmentos poéticos de Federico García Lorca.
Por eso estimados(as) lectores(as), en memoria de un poeta solo puedo escribir como final -parafraseándolo-: Lorca que te quiero Lorca.
*Investigador y autor