Todo en ella encantabaaaa… Todo en ella atraíaaaa… Su mirada, su gesto su sonrisaaa, su andaaaar… Hacía muchos años que había escuchado hablar de esa canción y ahora, quién me diría, la estaba grabando para mi nuevo disco en aquel inolvidable Estudio Cristal de Polygram… La emoción me llevaba de la mano en un deja vu por demás emotivo…
–¡Qué bonita canción, maestra..!
–Es un poema de Amado Nervo… ¿sabes quién fue Amado Nervo?
Me daban ganas de decirle que yo iba ahí a clase de piano, no de literatura, pero no me quedó más remedio que preguntarle quién era Amado Nervo… A mis diez años lo que yo quería era aprender a tocar el repertorio de Elvis… Mi maestra de piano, prima política de Ignacio Fernández Esperón, Tata Nacho, no cejaba en su intención de llevarme por el camino de la buena música. Un tiempo después, en la secundaria, el maestro de español, nos haría aprender de memoria En Paz, del mismo poeta nayarita. De ahí nació mi inquietud y busqué otros poemas de Nervo, entre ellos Gratia plena… Pero cuando montaba para la grabación esa canción, me di cuenta que la música era de Mario Talavera… Y ahí comencé a enterarme del célebre compositor, llenándome de orgullo al saberme su paisano ambos nacidos en el estado de Veracruz. Fue Jalapa la que recibió con el primer suspiro a Fray Mario Talavera, como le decían debido a su apariencia de clérigo tanto físicamente como por su manera tan calmada de ser, el 13 de diciembre de 1885… Mario tenía una ferviente admiración por la música clásica y sobre todo por la ópera. Y después de trabajar como empleado del gobierno por un tiempo, ser torero aficionado y demás, se fue a vivir a la ciudad de México para buscar un lugar como cantante, ya que tenía una voz privilegiada de tenor ligero. De inmediato, el célebre maestro José Eduardo Pierson, maestro de canto de muchas de las grandes voces mexicanas y quien era director de la Impulsora de Ópera, lo tomó por su cuenta. Así, Mario Talavera recorrió muchos países del mundo cantando con diferentes compañías de ópera. En su repertorio, tenía La Boheme de Giaccomo Puccini y la cantó varias veces en Nueva York. Ahí hizo amistad con Miguel Lerdo de Tejada y ya con una verdadera preparación en la música, además del canto, Mario Talavera forma junto con Lerdo de Tejada, Tata Nacho y Alfonso Esparza Oteo, un cuarteto que fuera muy afamado bajo el nombre de Los ases de la canción, no confundir con aquel trío donde estuvo Marco Antonio Muñiz, nada qué ver. Posteriormente, uno de los cuatro íntimos amigos, abandona el cuarteto… El maestro Miguel Lerdo de Tejada, llega al final de su camino y el cuarteto se convierte entonces en un trío no menos afamado como El trío veneno. El repertorio que manejaba tanto el cuarteto como el trío, estaba basado en las canciones tradicionales mexicanas y también en repertorio propio, escrito por los cuatro grandes compositores. Intentemos imaginar aquellas célebres reuniones bohemias en las que participaban Mario Talavera, sus tres inseparables amigos Tata Nacho, Esparza Oteo y Lerdo de Tejada, junto con los no menos afamados poetas Amado Nervo, Ricardo López Méndez, entre otros… Deben haber sido verdaderamente mágicas… Los edificios majestuosos del centro de la ciudad de México, un tiempo verdaderos palacios, otrora enormes y bellas vecindades, se llenaban de la gran calidad artística de aquellas tertulias que todos ellos escenificaban… Quién de nosotros no hubiera querido estar ahí cuando esto sucedía… Eran reuniones con un carácter informal, en las que de pronto alguien se levantaba a leer un poema y otro de ellos se sentaba al piano y en ese mismo momento surgían afamadísimas canciones como precisamente Gratia plena… Todo ello, tuve la fortuna de escucharlo en algunas charlas que, para mi buena fortuna, tuve con el maestro Ignacio Fernández Esperón “Tata Nacho”. Era, según Tata Nacho, Mario Talavera un verdadero músico con una capacidad creativa incomparable… Y su pasión más grande, incluso mayor que la ópera, era escribir canciones que indefectiblemente guardaban una intensidad profundísima como el alma misma de Talavera. Canciones como Adiós Mariquita linda: Adiós Mariquita linda/Ya me voy porque tú ya no me quieres/ como yo te quiero a ti… Fueron surgiendo en aquellas tertulias donde los cuatro inseparables y talentosos compañeros y amigos, se reunían con algunos compañeros que a veces servían como mecenas y a veces como un improvisado público que se maravillaba de participar en ellas. Con la misma intensidad que Talavera escribía sus canciones, la mayoría música y letra, llevó a cabo una lucha en pro del bienestar de los autores y compositores. Así, junto con Esparza Oteo y otros más, fue fundador de la que hoy es la Sociedad de Autores y Compositores… ¿Qué pensaría Talavera si supiera cómo se manejan los destinos de la institución fundada por ellos? En fin… La obra que mayor satisfacción le dio a Mario, según él mismo lo predicaba, fue Gratia plena, música de él y letra de su buen amigo Amado Nervo…
–¡Queda… Ven a cabina a escucharla…!
–¡Uy, no asusten… !
–¡jajaja, pues dónde andabas…!
–En una tertulia con Mario Talavera y sus compañeros… Una bellísima tertulia donde el propio Talavera cantaba: Era llena de gracia/ como el Ave María…
*Cantante, compositor y escritor.