Si viene a El dorado y no se pasea en araña, entonces haga de cuenta que no estuvo aquí.
Por María Esther Sánchez Armenta*
Se Integran al paisaje. Al trajinar cotidiano. Se les encuentra de lunes a domingo.
Su escenario natural es la sombra de una enorme ceiba donde ocupan su sitio exclusivo. Ahí, los pobladores, turistas regionales y nacionales, utilizan sus servicios desde el despertar a un nuevo día. Los nativos intentan explicar el peculiar nombre, que quizá surgió por su similitud con el arácnido, un día cualquiera se le empezó a llamar araña a este cochecillo que en principio fue típico de Culiacán y Mazatlán; carruaje de madera y hierro forjado jalado por caballo o mula, que se utiliza como medio de transporte. El diccionario define a la araña, como una carreta o carruaje ligero y destartalado.
Y así como Guadalajara tiene como signo distintivo sus calandrias, Mazatlán las pulmonías, en diversos lugares de Sinaloa los camiones tropicales o mejor llamados tranvías, aún se usan para viajar por caminos de terracería y a la zona serrana; en Eldorado, sindicatura de Culiacán, sobreviven las arañas.
Para Juan Carlos Gárate Zamora, conductor (auriga), este transporte de tracción animal se compone de un caballo rústico, de trabajo, una banca con asiento fijo para dos pasajeros y un asiento movible para el chofer y un pasajero; movible porque se levanta la mitad de la banca para que se pueda subir el pasajero y también su carga. El arañero, o sea, el conductor o dueño de una araña, complementa su transporte con un chicote de cuero de vaca, es por decir, “el acelerador”, con el cual, aseguran “se le mete cambio de volada, también para espantar a los perros que quieran morder al caballo, o a los que ladran a los pasajeros”. Es un trenzado de 4, 6 o de 8 correas, y el palo en el que va sujeto, es de pino. Es importante que la araña tenga muelles en el eje, para que no brinque tanto por los caminos de terracería o brechas.
El toldo se adorna al gusto del dueño, espejo retrovisor, también hay que colocar un mecate o de preferencia un trozo de manguera para que el pasajero se sostenga, especialmente cuando el camino está muy accidentado. La corneta si bien sirve como un llamado de atención para cuando las personas se atraviesan a su paso, en realidad la hacen sonar en especial cuando transportan a jóvenes quienes se encantan de saludar a su paso, y les gusta que las personas los vean.
En el desfile del 20 de noviembre, estudiantes deciden contratar arañas, y suben a ella “personajes revolucionarios”. Se mezclan con el tráfico vehicular.
Los cascos de los caballos son, desde hace tiempo, sonidos familiares para los lugareños, quienes exclaman: ¡ya ni los oímos!
Juan Carlos no oculta su orgullo al informar que “una vez se subió a mi araña un suizo, otra, un norteamericano, también uno de mis compañeros transportó a Amalia Mendoza “La Tariácuri”. Cuando Raúl “Chato” Padilla, artista que salía en el programa de “Chespirito”, vino con su circo, se subió a una araña”.
“Me gusta mi trabajo porque está uno en el pueblo, a tan sólo 54 kilómetros de Culiacán, lleva a la gente, platica con ella, conoce a muchas personas. Además, las arañas son sinónimo de Eldorado. Si viene y no se pasea, entonces haga de cuenta que no vino”.
Los arañeros coinciden en que su labor diaria es tranquila “sólo en fin de semana, sábado y domingo, es cuando los automovilistas que andan pasados de copas, nos rebasan, quizá se molestan porque se les hace lento el trote”. Pasajeros diversos opinan: “Me gusta pasearme en araña porque no contamina”. “A mí porque es un transporte tradicional de este lugar”. “Yo lo prefiero porque son muy originales y en ninguna otra parte de Sinaloa los he visto”.
Este centenario medio suple a los usuales camiones urbanos y desplaza a los clientes a diferentes puntos de la sindicatura, y en ocasiones a distancias de varios kilómetros. En realidad al nativo sólo le basta escuchar el “casquilleo” de las herraduras, para calcular a qué distancia viene una araña. Sólo basta alzar una mano para que el arañero se detenga y le pregunte: ¿a dónde? Lléveme a El Cuervo. Yo voy a El Higueral. A mí a Navito. Déjeme en La Cruz…
Pero los viajes no se limitan sólo a pueblos y ejidos circunvecinos, hay quienes gustan trasladarse en tiempos especiales como semana santa, verano o en diciembre, a la playa Ponce o a La Puntilla. También hay quien decide contratar el servicio desde media hora o hasta dos, para pasearse, tomarse fotos en el ingenio azucarero, pues llama su atención conocer un cañaveral. Además, durante el recorrido contemplan la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, la plazuela, ICATSIN, COBAES, las más de 10 colonias, clubes sociales, preparatoria UAS, Instituto Tecnoló¬gico Superior de Eldorado, Cruz Roja, Seguro Social, y por supuesto, la zona comercial. Si se desea, puede detenerse a comer borrego al maguey, birria, carnitas de puerco, pollos asados, comida china o los platillos caseros que se expenden en las loncherías. Los arañeros no ocultan su inquietud al manifestar que si las autoridades gubernamentales aprueban a Eldorado como municipio, este transporte típico, útil, barato, no debe desaparecer. Confían en que quizá sólo se les reubique fuera de la zona centro pavimentada, pues aparte de ser una tradición, ha sido el medio de vida de muchas familias, el oficio de viejos arañeros, y hoy, de nuevas generaciones.
*Comunicóloga y promotora cultural.
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Maestra:
Estoy leyendo su libro «Nuestras raíces culturales sinaloenses» que publicaron en internet.
De favor pido me indique dónde puedo comprarlo así como el que refiere del Maestro Gil Leyva (qepd).
Existen muchas publicaciones auspiciadas tanto por la UAS como por la UdO que desafortunadamente se quedan en el ámbito de las instituciones, para el público es difícil adquirlos porque a pesar de vivir en una población con extensión de ambas universidades no existe una librería dentro de las mismas que las haga llegar a nuestras manos. Hay mil libros que hablan de las costumbres, idiosincracia, valores, cultura, aportaciones en todos los ámbitos de la ciencia, etc escritos por ustedes pero que difícilmente los conocemos. Agradezco su atención.4ZV4
Hola Humberto, perdona que hasta hoy te responda. Del libro del maestro Gil Leyva, te diré que tengo una vieja edición; de mi libro tengo unos cuantos ejemplares, pero podría regalarte uno. Tienes razón en tu comentario, ya que es poco el tiraje y se quedan en los archivos y las instituciones. Saludos cordiales
Maestra: Muchas gracias por su respuesta, pensaba que no eran leídos nuestros comentarios, afortunadamente no es así, (no importa el tiempo que haya pasado para ello). No se si usted viva actualmente en Guamúchil, soy de Guasave y fácilmente me trasladaría a esa ciudad (no precisamente porque me ofrezca su libro +lo agradezco+ sino por el deseo de conocerla). Gracias de nuevo.
Mucho gusto en saludarte. Por un tiempo he estado aquí en Guamúchil. Desde siempre me da gusto leerte..
Un abrazo.
tenquiu
que oroooooooooooooooooooooooooooooooorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr