Por Mario Arturo Ramos*
La música popular latina es una de las plataformas de mejor solidez en la construcción/difusión de ídolos masivos. En el siglo pasado y la primera decena del XXI, las tecnologías para elaborar soportes materiales sonoros o audiovisuales, permitió que las grabaciones difundidas por radio y televisión transportaran a los escuchas o “fans” de la época ( actuales) a momentos, sensaciones, historias y sueños por medio de documentos sonoros que vencen a la parca. Es cierto que a esta categoría-ídolos-solo pertenecen pocos y que habitan en sus diferentes espacios: locales, nacionales e internacionales, sin embargo a pesar de su ámbito de permanencia, un elemento común -en un buen porcentaje -consiste en la muerte joven. Final trágico o normal, que les llegó rápido. Han pasado 76 junios, de un veinte y cuatro, en Medellín, Colombia, la “Ciudad de las flores” fue el lugar de la tragedia mortal, del “Zorzal Criollo”, cantor que tenía 44 años. El accidente de aviación de la nave F 31, al mando del piloto Ernesto Samper Mendoza, acaecido en el aeropuerto Enrique Olaya Herrera, rápido se convirtió en la “Tragedia de Medellín”, evento que también segó la vida de Alfredo Le Pera, coautor de la mayoría de éxitos gardelianos, los guitarristas Guillermo Barbieri, Domingo Riveroll, a los pocos días, el 26 , del empresario Celestino Palacios y el ayudante José Corpas Moreno, integrantes del equipo del nacido en la ciudad de Toulouse, Francia (otras versiones señalan Tacuarembó, Uruguay) el once de diciembre de 1890.
Me hubiera gustado verte
Carlitos Gardel añoso
con el cabello canoso
pero tenerte, tenerte
Fragmento. Horacio Sanguinetti
La carrera artística del “Rey del tango”, inició públicamente, el catorce de octubre de 1917, en el Teatro Esmeralda, de “Buenos Aires querido”, escenario donde cantó “Mi noche triste”. La canción en la voz de Gardel, continua presente en nuestra memoria canora, recordemos un fragmento de la obra músico-literaria de Pascual Contursi/ Samuel Castriota que dice: “De noche cuando me acuesto/ no puedo cerrar la puerta/ porque dejándola abierta/ me hago ilusión que volvés. / Siempre llevo bizcochitos/ pa’ tomar con matecito/ como si estuviera vos/ y, si vieras la catrera/ como se pone cabrera/ cuando no nos ve a los dos.” En 18 años de trabajo público, el popular “Mudo” no solo conquistó a los argentinos melómanos, sino también lo logró con los de otras latitudes. El triunfo masivo lo cosecharon, Carlos y el tango, fusión que cruzó las puertas de la inmortalidad. A propósito del tango, género musical es hijo “de la habanera en su línea melódica- sentimental, la fuerza emotiva. De la milonga en la coreografía y, del candombe en el ritmo”1.-, se ubican sus orígenes por la octava década del siglo XIX y, se cree que. “Dame la Lata” de Juan Pérez, es el primero y que “Queko”, de Arredondo, es la muestra más popular del arranque. El musicólogo Vicente Rossi, escribe que el vocablo que lo nombra puede provenir del lenguaje de la población afroamericana, que llamaba a los parches de un instrumento de percusión: tan-go; por su parte el historiador Carlos Vega, afirma que deriva del tango andaluz; lo cierto es que no se puede hablar del tango- patrimonio cultural argentino- sin nombrar a Carlos Gardel.
A las tres de la tarde le anocheció de golpe,
se le voló la luz, el piso,
las alas de metal, la luna verde, el cielo.
Ves que fácil, que fácil
un golpe de viento que parte el silencio.
A las tres de la tarde.
Fragmento. Circe Mata
Carlos creo y recreo tangos, su presencia en la canción urbana porteña, la llevó más allá del barrio y de lo que las buenas conciencia llamaba “bajo mundo”; otros compositores e intérpretes de diferentes países hicieron suyo el género y lo nutrieron de textos y melodías que brotaban lejanas territorialmente a las bonaerenses, unidas en esencia y destino. Gardel representó el detonador internacional, por ello, aquella tarde el mundo se cimbró al perder a un artista que enorgullecía al canto. Los relatores del accidente contaron que en el despegue del vuelo de la Sociedad Aérea Colombiana, que cubría la ruta, Bogotá-Cali y que tenía una escala obligatoria en Medellín, al cruzar la pista, colisionó con el avión Manizales, estacionado fuera de la cinta asfáltica con los motores encendidos. El golpe fue brutal, las llamas invadieron las aeronaves, causando la tragedia; ironía de la vida, la tragedia es uno de los temas literarios frecuentes en el tango. El motivo del percance se nutrió de rumores y chismes para volverse un verdadero tango, se dijo que si fue un golpe de viento, o una pelea entre el cantor y el piloto por la dueña de unas faldas, que si una admiradora despechada fue la autora del atentado fatal, otros explicaron que una broma de mal gusto entre los pasajeros del vuelo, desató una riña campal que distrajo al piloto. En fin el momento mortal escapó de la lógica y se convirtió en leyenda. Ya pasaron setenta y seis años sin Carlos Gardel, sus canciones y su voz continúa presente; es posible que queden pocos contemporáneos del ídolo; de lo que no tenemos duda es que sigue conquistando seguidores que venciendo el tiempo hoy como en el ayer remoto, cantan al comienzo del verano con él: Volver con la frente marchita/ la nieves del tiempo marcaron mi sien,/ sentir que veinte años no es nada/ que febril la mirada/ errante en las sombras/ te busca y te nombra… “Volver” Gardel/ Le Pera.
1.- Hermanos Bates. “La mejor colección de tangos”
*Investigador y compositor