Por Félix Brito Rodríguez*
Tras la división del Estado Interno de Occidente (que dio por resultado la configuración de los hoy estados de Sonora y Sinaloa), la particularidad geografía del naciente estado de Sinaloa, resultaba prácticamente una incógnita para los propios sinaloenses. Los límites y fronteras que la nueva entidad federativa mantenía con otros estados circunvecinos no se encontraban perfectamente definidos; fracciones enormes de su territorio permanecían deshabitados e inclusive las poblaciones existentes constituían un enigma para las autoridades que tenían la tarea de planear política y económicamente a la sociedad y los recursos del espacio sinaloense.
Sin embargo y a pesar de lo anteriormente escrito, no fue sino hasta 30 años después de que Sinaloa surgiera como territorio libre y soberano, que gracias al apoyo decidido del gobierno encabezado por Plácido Vega, que en 1861 se organizó la comisión científica de geografía, deslinde y estadística del estado de Sinaloa, la cual tenía como propósito el conocer de manera confiable las áreas territoriales y de población existentes; además de practicar reconocimientos sobre el territorio, los minerales, la vegetación y la fauna en señalado estado.
La dirección de dicha empresa fue comisionada a los ingenieros Federico Weidner y Carlos Varause, quienes se encargaron de la elaboración de una carta general del estado así como el diseño de una serie de planos urbanos de cada una de las cabeceras municipales. Estas cartas urbanas, nos proporcionan valiosa información sobre los números de cuarteles en que se dividían, así como los nombres de las calles y de los principales edificios. Son quizás las más antiguas cartas urbanas que daten del periodo de vida independiente en Sinaloa y se conservan hasta la fecha en la Mapoteca Manuel Orozco y Berra, en la Cd. de México.
Federico Weidner era natural de Alemania, país en donde culminó sus estudios de ingeniero en la prestigiada academia de minas de Royal Saxon, ubicada en Freiburg, Alemania.
No contamos con información precisa de su arribo a nuestro país, pero deducimos que pudo haber acontecido en 1850, si tomamos en cuenta que en agosto de 1852, Weidner envió un oficio dirigido al gobernador de Nuevo León, donde señalaba que siendo él, natural de Alemania, residente en la entidad por más de dos años, asentado en Villaldama; había solicitado y se encontraba en espera que las autoridades correspondientes le extendieran su carta de ciudadanía.
Debido a que Weidner había realizado la instrucción de ingeniero en su país de origen, para revalidar su profesión en el estado de Nuevo León necesitaba ser examinado, para de esta forma poder hacer valer su título de ingeniero de minas en dicho territorio. Finalmente fue evaluado por el militar e ingeniero neoleonés, José Silvestre Arramberi Lavín y Arenas, quien le reconoce los méritos científicos suficientes para que pudiera ejercer como ingeniero de minas o perito agrimensor. Weidner ofreció al gobierno de Nuevo León levantar un mapa del estado. Sin embargo, después de trabajar durante cuatro meses en dicho proyecto, se quejaba amargamente de que no había recibido estipendio alguno, por lo que no había podido concluir las noticias estadísticas, ni fijar los límites del departamento.
De Federico Weidner, además de su exploración científica de la Hacienda de la Rinconada, conocemos otro texto sobre medidas de agua, titulado Bases de un arreglo general de las sacas de agua en el estado de Nuevo León, fundadas en los principios de la hidráulica, dedicado al gobernador Agapito García y fechado en Monterrey en diciembre de 1853.
A fines de la década de 1850 le encontramos en Durango, territorio en donde por instrucciones de las autoridades de gobierno del estado realizó algunos estudios geológicos en el cerro del mercado, trabajo que fue publicado en 1858, bajo el título Informe científico sobre el cerro de Mercado de Durango, ó noticias mineralógicas, geognóslicas, estadísticas, históricas y metalúrgicas de dicho cerro y de la Ferrería de San Francisco, presentadas al Gobierno del Estado por el Ingeniero del mismo, en 6 de Enero de 1858.
Otro de los interesantes estudios geológicos realizados por Weidner y publicado por el departamento de Industria Nacional, se trata de: Mármoles mexicanos. Su abundancia en la República. Bellísimos mármoles de Monterrey examinados por el ingeniero Weidner. Publicado en 1869.
Posteriormente el gobernador del estado de Durango, Lic. José De la Bárcena, le contrata con el propósito de que elaborara un proyecto para fundar un instituto de enseñanza con vistas al giro de la minería.
No sabemos cuándo, ni como arribó al estado de Sinaloa, pero debió de haber sido antes de 1861, año con el que se data la terminación de las diferentes cartas urbanas que el gobierno del estado le solicitó. Además de elaborar los planos de las importantes ciudades del estado, a Weidner le fue encomendado también la elaboración de un plano del estado de Sinaloa.
Se avecindó en el estado y se casó con Magdalena Zatarain, con quien procreo dos hijos: Federico (h). y Elisa. El primero abrazó la profesión de su padre y en 1932 elaboró y publicó un estudio sobre el cerro del Mercado en Durango, mientras que la segunda se desempeñó como profesoras de primeras letras y posteriormente casó con Emilio Beraud, cónsul de Francia en Sonora. Se naturalizó como mexicano y fue un distinguido geógrafo y astrónomo que perteneció hasta su muerte a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y debido a sus investigaciones sobre geografía y astronomía ha sido considerado como un verdadero sabio por los trabajos que realizó.
*Miembro del Sistema Nacional de Investigadores/UAS