Los bailecitos de las fiestas infantiles, eran verdaderas academias de baile de salón… Desde los seis o siete años, ya comenzábamos a asistir en busca del aprendizaje que sirviera como preludio al esperadísimo primer baile en el ADM… Asociación Deportiva Minatitlán… Cumplidos los quince años, preparábamos la ropa que llevaríamos a ese tan esperado baile, que ya no bailecito, ya era un baile en toda la forma, donde seguramente alternarían las orquestas locales con alguna orquesta proveniente de la Ciudad de México. De cualquier manera, la popularidad de Andrés Girón y de “Chico, Tehuano”, eran incomparables, por lo que era imprescindible la participación de sus sendas orquestas en todos los bailes del ADM. En aquella época, recuerdo perfectamente la participación de orquestas como la de Pablo Beltrán Ruiz, Xavier Cougat, Ray Coniff, La Orquesta de Ingeniería y desde luego, la Orquesta de Luiz Arcaraz… Al mencionar a esta última orquesta, que muchas ocasiones fuera a tocar a Minatitlán de todos mis recuerdos, la nostalgia necesariamente invade el corazón… Fue con ellos, los músicos integrantes de la afamada orquesta, con quienes por primera vez supe lo que era cantar acompañado de varios músicos en un escenario y no nada más de mi guitarra o por algún trío en el mejor de los casos… Luis Arcaráz, hijo, quién dirigía ya la orquesta heredada de su afamadísimo padre, me cobijó con un afecto muy especial que no me canso de agradecerle jamás… Ahí nació una amistad que se conserva hasta la fecha y que recuerdo siempre con un gran cariño… Fue Luis Arcaraz quien me sacó de aquel sueño que normalmente tenemos en torno a las orquestas… No conozco a quien no haya pensado alguna vez que a las orquestas no hay más que decirles: “Maestro, por favor acompáñeme” y la orquesta, mágicamente, adivina la canción a acompañar, la tonalidad en que será interpretada y la orquestación sin necesidad de ensayo ni nada parecido, se ejecuta sin partituras como dictada por el cielo… Es tal vez una idea que nos queda de la magia del cine, cuando de pronto el muchacho bueno de la película se pone a cantar en mitad del desierto y brota de la naturaleza una orquesta maravillosa que extasía al auditorio… Nada más lejos de la verdad. Así que fue justamente mi amigo Luis Arcaraz hijo quien me presentó con uno de los músicos de la orquesta para que me escribiera arreglos de las canciones que yo quisiera cantar, así, Rogelio Hernández, saxofonista, integrante de la orquesta de Arcaraz, se convirtió en mi primer arreglista… Cuántos recuerdos se agolpan en torno a ello… La música escrita por Luis Arcaraz padre, desde luego es algo que llevo tatuado al alma… Precisamente fue con esas orquestas maravillosas de Chico Tehuano y Andrés Girón, con quienes escuché por vez primera canciones como: “Bonita”, “Viajera”, o la incomparable “As de Corazones”… Me contaba mi viejo alguna vez, que su deleite era asistir a los bailes cuando Luis Arcaraz I era anunciado… Llegaba el momento en que la parte instrumental se veía interrumpida deliciosamente por el canto de Luis Arcaraz con su voz meliflua y sus canciones maravillosamente bailables…
—En ese momento, cuando el maestro se ponía a cantar, todos dejábamos de bailar para escucharlo… ¡Chihuahua, qué bonito cantaba! Y la gritería brotaba junto con el aplauso…
—¿Cuál te gustaba más oírle cantar, viejo…?
—Bueno, todas eran preciosas, pero había una canción en especial que me encantaba bailarla con tu mamá… Ah, porque tu mamá, paraba el tráfico ¿eh? Era una mujer guapísima… Y me encantaba llegar a la pista de baile con ella y le decía “dale negra” y todos se nos quedaban viendo cuando bailábamos…
—Pero ¿cuál era esa canción de Luis Arcaraz que te gustaba bailar y escucharle cantar…?
— Ah, sí ahora verás… Como me gustaba mucho bailar con tu mamá que era muy bonita de veras, la canción que más me gustaba que cantara y bailarla era “Bonita”… La cantaba muy bien…
Nace Luis Arcaraz el 5 de diciembre de 1910 en el seno de una familia de músicos, su padre, tenía una compañía de Zarzuela… Era dueño del Teatro Principal… De hecho, se cuenta que Luis nació en el teatro, entre bambalinas y utilería porque no tuvieron tiempo de llegar al hospital… Luis lo contaría en varias ocasiones diciendo que su destino estaba marcado desde su nacimiento… Sin embargo, la ambición del maestro, en su juventud, era ser piloto aviador… La fortuna quiso que el teatro propiedad de su padre, se incendiara y por insistencia de su madre, Luis Arcaraz Torrás, fue enviado a España donde estudió composición, armonía, orquestación y dirección musical… De este modo, regresa a México convertido en un gran músico, pero se enfrenta con la dura realidad y habiendo quedado huérfano muy joven, no le queda otra que aceptar empleos que fueron desde bibliotecario hasta novillero… Por fin, decide abandonar todo y dedicarse a la música para lo que se había preparado arduamente. Pululando en el mundo de las orquestas, formaría en 1938 la célebre orquesta que lo llevó a la fama. Es ahí cuando en mancuerna con Mario Molina Montes, mi gran amigo y paisano, escribe la mayoría de sus canciones inmortales… Sería precisamente la canción “Quinto Patio”, de ambos compositores, la que enviaría a la fama a Arcaraz cuando la interpretó Emilio Tuero El Barítono de Argel, como tema de la película del mismo nombre. A partir de ahí, prácticamente todos los cantantes de la época, desde Jorge Negrete y Las Hermanas Aguila y de años posteriores, como quien escribe, grabamos y cantamos la obra del afamado compositor mexicano… Cómo sustraerse a cantar y bailar algo como: “Viajera que vas/ por cielo y por mar/ dejando en los corazones…” Así se quedó grabada en mi corazón, la música de Luis Arcaraz desde aquellos recordados bailecitos de mi pubertad, desde aquel mi primer baile en que el ADM, me viera entrar con mi pantalón planchado, mi camisa de manga larga y una corbata que me asfixiaba pero me hacía sentir parte de la magia del baile de salón con aquellas inolvidables orquestas…
*Cantante, compositor y escritor.