Por Fautino López Osuna*
Cuando el general Lázaro Cárdenas del Río, presidente de la República (1934-1940), nacionalizó el petróleo en 1938, contaba con 43 años de edad. Nació en 1895 en Jiquilpan. Hasta antes de él, la duración de los presidentes en el poder era de cuatro años, como en los Estados Unidos, pero sin reelección como allá, por lo de “Sufragio Efectivo. No Reelección”, emanado de la Revolución. Cárdenas inauguró el plan sexenal o periodo de seis años de gobierno.
Hombre de ideas avanzadas, visionario, a dos años de haber llegado al poder, convocando a los más esclarecidos hombres de ciencia y cultura del país, en 1936 creó el Instituto Politécnico Nacional, vanguardia de la enseñanza tecnológica de la nación, bajo el lema: “La Técnica al Servicio de la Patria”. Actualmente conmemora sus primeros 75 años.
Con su enorme sensibilidad de estadista, Cárdenas atisbó lo que vendría a ser la Segunda Guerra Mundial y el bestial y espantoso holocausto para la humanidad y, aprovechando la coyuntura internacional, en ejercicio y rescate de la soberanía nacional, llevó a cabo un heroico y audaz acto en favor del pueblo mexicano: dos años después de crear el IPN, en 1938 expropió el petróleo.
Sobre este hecho, cuando estudiaba economía, un maestro nos explicó que existieron dos decretos. Con el primero se hizo la expropiación. Pero cuando el presidente Cárdenas puso en manos de mexicanos la industria petrolera y algunos pretendieron hacer negocio vendiendo de nuevo sus acciones a los extranjeros, entonces, para pararlos, se decretó la nacionalización, “porque la nación no se vende”, concluía, emocionado, el maestro.
Antifascista y republicano, queda en la historia el humanitario apoyo que, en nombre de nuestro pueblo, Cárdenas hizo a los españoles en la Guerra Civil, que en mala hora ganó contra la República el dictador Francisco Franco Bahamonde, con la ayuda de Adolfo Hitler, para escarnio y vergüenza del género humano. Igualmente anticolonialista, Lázaro Cárdenas se solidarizó no sólo retóricamente con el pueblo nicaragüense, sino que desde la Secretaría de Guerra que ocupó con Plutarco Elías Calles, envió armas al mismo general y patriota Augusto César Sandino, cuando éste acaudilló la resistencia contra la ocupación norteamericana de 1927 a 1933. Desgraciadamente, el caudillo de Nicaragua cayó asesinado en 1934, año en que apenas llegaba a la Presidencia el general Cárdenas.
Estando yo en la Vocacional de Ciencias Sociales, del mismo IPN (1960-1961), un día se agitó el estudiantado al grito de “¡Todos al Zócalo con Cárdenas, por la tarde!” Efectivamente, él fue el primer expresidente de la República que encabezó un mitin frente a Palacio Nacional. La movilización era emergente para protestar contra la invasión norteamericana, utilizando exiliados cubanos, a Bahía de Cochinos, Cuba. Evento histórico imborrable. Lo narra Carlos Fuentes con estricto apego a lo ahí ocurrido, en su libro de ensayos “Tiempo Mexicano”, el tiempo, dice el laureado novelista, que va “de Quetzalcóatl a Pepsicóatl”.
Es de justicia subrayar que, entrando 1969, cuando estaba yo de regreso de Bulgaria para mantenerme pendiente, con la familia, de mi hermano Florencio, preso en Lecumberri con los demás dirigentes del Movimiento Estudiantil de 1968, el general Lázaro Cárdenas del Río, encabezando a una docena de prominentes patriotas, publicó en todos los periódicos nacionales, un breve pero terminante desplegado, dirigido al presidente Gustavo Díaz Ordaz, exigiéndole que retirara de las calles al Ejército Nacional y lo regresara a los cuarteles y que nunca más volviera a ser utilizado para reprimir a los estudiantes de México.
Tata Lázaro, como lo llamaban los indígenas y campesinos del país, hasta que llegó a la Presidencia dio cumplimiento a la postergada reforma agraria y al reparto de tierras, pendiente desde la aprobación de la Ley Agraria del 5 de Enero de 1915.
No se sabe si por haber sido derrotado en hechos de armas por Rafael Buelna Tenorio y que éste le haya perdonado la vida durante la Revolución, haya valorado de tal manera el origen del paisano que siempre tuvo a su lado a brillantes y leales sinaloenses, como el ingeniero Juan de Dios Bátiz Paredes y los militares Gabriel Leyva Velázquez y Rodolfo T. Loaiza, quienes, estos últimos, aparecen a su lado en la fotografía histórica de cuando anunció por radio a la nación la expropiación petrolera, tres días antes de aquella prometedora primavera.
Lázaro Cárdenas del Río falleció a los 75 años de edad, en 1970.
*Economista y compositor