La cantina, dijo alguna vez Carlos Monsivaís dándole voz a José Alfredo Jiménez, es el escenario fundador… El primer latifundio espiritual… Es el vislumbre de hermanos y padres instantáneos… La cantina, agregaría yo, es el resumen de la mexicaneidad por antonomasia, es el altar donde se invoca la verdadera cultura del mexicano… Y en este caso, sí divido al género aunque ya hace mucho tiempo que la fémina tomara por asalto ese último refugio del varón. La cantina, pues, es la escencia, la idiosincrasia, es México mismo socialmente representado… Y la cantina, ha sido inevitablemente, destino inmediato posterior a las sesiones de trabajo en el taller, en el estudio de Víctor Guadalajara… Ese estudio lleno de magia por el simple hecho de ser el punto de partida de la obra plástica de este gran artista mexicano…
—¡A ver a qué hora, Chino… Nos dejaste solamente con el caldo…!
—No, patrón, nada de eso, qué les traigo, tenemos albóndigas enchipo-tladas, espinazo en mole verde, molito con pollo… ¿les voy trayendo todo…?
—Pues no sé mi carnal, pero yo traigo filo… ¿Cómo ves mi cuervito?
—Venga, Chino… Yo sí le voy a hacer el honor a la lista completita… Y mientras tanto te encargo otro tequilita por favor…
—Iguanas ranas mi Chino, no voy a dejar solo a mi carnalito…
Y Víctor, vive la cantina como punto de partida para los proyectos plásticos que surgen cuando la creatividad se inunda al diluir el superyo… “Es mi refugio… Aquí, han surgido mil cosas, mil ideas… Aquí, muchas veces se aclara una búsqueda que se había quedado pendiente en el estudio… En la cantina te encuentras con el México real, con el México absoluto, con el México cotidiano de los amores y desamores… Y México… ¡México es mi casa, mi punto de partida, mi raíz… Aquí habito y vivo y muero… No con un afán chauvinista por supuesto… Pero pues… Amo mi casa, mi Patria, mi principio…” Y Flor de Valencia, nos inunda el alma… Bebemos juntos tragedia, historias de todo tipo… Almas que fueron golpeadas, fragmentadas y dejan ahí pedazos de corazón que se hace necesario recoger… Hombres (y mujeres ahora, con una honrosa excepción), departen en las cantinas de México y descargan sentires y pensares que se reflejan en su intensidad en ese afán creativo de Víctor… De regreso al estudio, siempre desarrolla ideas, trazos, proyectos… Ninguna charla es estéril… Todo sirve, por más que se piense que son astillas, pedazos, fragmentos inútiles… Todo sirve… Llega el momento del construir… Y ahí se aprovecha todo… Así, Víctor Guadalajara ha ido labrando su camino en la plástica por medio del construir siempre, del aprovechar todo lo que encuentra a su paso material y espiritual… Todo fragmento, todo sobrante, es digno de ser utilizado… Porque la construcción a partir de ello ha sido fundamental en la obra del pintor mexicano…
—¿Qué busca Víctor Guadalajara en la plástica…?
—Construir… Durante muchos años, viví de hacer telas, bastidores etc. Para otros artistas… Siempre sobraba material, y siempre motivaba en mí, el afán de construír… Construir es algo que me apasiona, aprovechar todo lo que encuentro y armarlo… Hay en mí una necesidad de salir de la bidimensión y llegar a formas irreglares desde el soporte… Reflejar al yo constructivo… Al revés de lo tradicional, es como darle una piel a un objeto… Todo aquello que sobraba de mis trabajos fabricando lienzos y bastidores, sugería mucho para construir… Así todo ello hizo surgir polípticos una y otra vez a partir de la pedacería sobrante, de fragmentos que había que aprovechar para volver a la construcción… Y para esto, es indispensable partir del interior…
—¿Qué opinas de los colores primarios… Los colores básicos…?
—Me encanta la fantasía de que a través de tres colores pueda construirse toda la gama… Puedas construir complicados mundos y coloridos simplemente partiendo de rojo azul, amarillo… Construir…
—¿Es una obsesión para ti el construir…? ¿Desde cuándo lo sientes de esa manera? ¿Dirías que hay un punto que marca la búsqueda?
Sin pensarlo, de manera inmediata, Víctor Guadalajara responde: Sí, el divorcio de mis papás… Comprendo entonces esa necesidad de partir del interior para construir en todo momento con todo lo fragmentado… La obra de Víctor muestra siempre ese afán… Los críticos de arte, que se obsesionan con etiquetar arte y artistas, se referirían a Víctor Guadalajara como un integrante de la llamada ruptura en México, una especie de agrupación intangible que busca separarse de lo establecido… Pero es que la obra de Guadalajara, es per se una ruptura… Su búsqueda es totalmente distinta… Desde ese afán por construir hasta el romper con el lienzo tradicional y fabricar lienzos tridimensionales logrando así imprimir a su obra características sui géneris que lo convierten en la vanguardia del arte mexicano personalizada… La encaústica es un favorito de Víctor… Me atrevería a decir que no hay en México quien maneje la encaústica como el Maestro Guadalajara… “Veinte años tengo ya manejando la encaústica… No uso colores directos, prefiero utilizar veladura sobre veladura que te va dando matices, intensidades, presencias distintas en el color…” ¿Y la muerte? “Me da un chingo de miedo a no existir… No soy creyente pero quiero que me lleven chupe y calaveritas y altares día de muertos… Soy de la tierra y a la tierra voy por eso busco la tierra en mis pigmentos… Óxidos, tierras etc… Y todo ese afán de construir, se ve reflejado también en su obra gráfica, siempre investigando, siempre creando nuevas formas y maneras de realizarla… Así, contemplar un grabado de Víctor Guadalajara, es situarse a la vanguardia del arte mexicano, de la misma manera en que la cantina sitúa al tequila a la vanguardia de los compromisos espirituales… Y en la cantina tenía que realizarse esta entrevista a Víctor Guadalajara, gigantesco artista mexicano con quien he tenido el honor de compartir trabajando en talleres de figura humana que realizamos constantemente, compartir en mesas redondas informales que son de gran enseñanza, compartir aprendiendo y disfrutando de su talento y su amistad… De ahí que me pidiera en la cantina:
—¿Cántate algo no carnalito…? Algo muy mexicano, más mexicano que mi nombre… Me he de comer esa tuna ¿cómo va esa que cantaba Negrete?
—Ah sí, pero le tenemos que cambiar la letra…
—¡Ah chingá…! Y ¿Por qué…?
—Ora verás… Guadalajara en un lienzo… México en una pintura…
*Cantante, compositor y escritor.