Por Mario Arturo Ramos*
Recordando:
El otoño del 2006, el Instituto Sonorense de Cultura organizó la feria del libro dedicada al poeta Alonso Vidal Balbastro. A la entrada de la Casa de la Cultura de Hermosillo, los puestos (stands) de editoriales y librerías florecían mientras los visitantes paseaban en medio de los ramos de libros que ofrecían sus hojas impresas a los lectores. Al evento al que fui invitado tenía como tema el oficio de Vidal, poeta/narrador/ promotor cultural, Antes de entrar a la sala de lectura de la feria, entregue a ejecutivos del Instituto algunos ejemplares del cancionero “Cien años, cien canciones, Agustín Lara” de mi autoría, publicado en el 2000 por editorial Océano. Al término de mi participación en la sesión homenaje, en diálogo con la jefa de prensa, señalé que el año de la publicación del libro/disco sobre el “Flaco de oro”, se lo había mandado a Alonso para que lo reseñara en las páginas de los suplementos culturales donde habitualmente colaboraba. Le dije que mi amigo insistió en la necesidad de que hiciera un cancionero sobre el doctor y cantante nacido en Álamos, Sonora, Alfonso Ortiz Tirado, personaje destacado en lo que se conoce como la “época de oro de la canción popular mexicana” e intérprete larista de alcurnia, terminé la charla señalando que el cancionero estaba listo y que solo esperaba por alguna editorial o institución que estuviera dispuesta a recuperar una pequeña parte de la memoria canora nacional. A la ejecutiva le gusto la idea de publicarlo por el ISIC, quedamos de reunirnos al día siguiente para una entrevista con el director del instituto, la cita fue posponiéndose y en los últimos alientos de la feria, cuando mis maletas se encontraban listas para seguir el viaje por la vida, fui a beber el café de despedida, en el patio central de la casa de la cultura hermosillense.
El lío de la publicación del cancionero:
En la cafetería se apareció un hombrecillo con una cámara de cine, rápido planteó que me conocía a través de mis visitas a Vidal Balbastro; que sabía de las publicaciones que hacía en diferentes medios de comunicación sobre la música nuestra. Con voz amistosa pregunto, ¿qué proyectos para Sonora?, le conté que tenia terminado los borradores de los cancioneros sobre Ortiz Tirado y Rodolfo Campodónico, cumbres de la canción sonorense. Comenzó un lío con la publicación en enero de 2007, del volumen con cincuenta canciones y un disco compacto con 14 temas, “Dr. Alfonso Ortiz Tirado”; el improvisado “socio” consiguió que el gobierno estatal comprara parte de la edición, ¡claro! cobrar mi trabajo de autor se convirtió en un guión de Agatha Christie que relataba mis peripecias para encontrar al chaparrito que durante algunos meses se hizo “ojo de hormiga” con el pago. Lo demás no se los cuento…. En enero de 2007, en el salón gobernadores de palacio del gobierno estatal sonorense, presenté el cancionero sobre Ortiz Tirado, al acto asistieron familiares del doctor, autoridades gubernamentales, medios de información, amigos, acarreados y despistados. En su lugar natal y otras poblaciones se celebraban las primeras sesiones de la 22ª edición del Festival Alfonso Ortiz Tirado/ FAOT.
Los primeros años del “Chino”:
En la presentación del cancionero hablé sobre la historia de un artista que enorgullece a México; de su llegada al mundo el 24 de enero de 1893 (otros datos señalan 1894) en la legendaria población minera; de su niñez marcada por la decisión de sus padres: María Luisa Tirado y Alfonso Ortiz Retes, de trasladar el domicilio familiar a Culiacán, Sinaloa en búsqueda de mejores aires. Platiqué como a los 5 años dejó los atardeceres del humaya partiendo rumbo a la capital del país; conté que el doctor en una entrevista del año 1958 con el periodista Raúl Cervantes Ayala relató esta etapa:”La capital del estado de Sinaloa es esencial en mi formación, los recuerdos de mi infancia en la ciudad de los tres ríos son mágicos, son el despertar a la vida, los años que influyen de manera determinante en el destino.” 1-. Instalado en la “Región más transparente del aire” ingresó a la escuela Gualupita y a los 11 años al Instituto Científico Francisco Borja- Mascarones-, en este último colegio participó en el coro dejando grata impresión por su calidad de voz y capacidad interpretativa, elementos que lo distinguieron al paso del tiempo. Al término de sus estudios de preparatoria se inscribió en la Facultad de Medicina de la Universidad de México para cumplir otro de sus objetivos, graduarse de médico. Al finalizar sus clases en la ciencia de Hipócrates, el que más tarde sus amigos llamarían “El chino”, consiguió colocarse para hacer su internado en el Hospital Mercy, de la ciudad de Denver, Colorado. Las cualidades vocales llamaron la atención de un empresario que lo contrato para realizar el hotel Waldorf Astoria de la gran manzana. Al finalizar sus presentaciones, regresó a Denver para proseguir su especialización en ortopedia, en la que fue considerado una eminencia. Continúe la exposición con:
Su trayectoria exitosa
La carrera en el canto del doctor se inició en 1926 (otras opiniones son en 1929 o 1922), al participaren en el Teatro Iris en la opera Manón Lescaut de J. Massenet, el éxito conseguido le permitió entrar en los elencos de: El elixir de amor, Madame Butterfly, Payaso. El 18 de septiembre de 1930 salió al aire la XEW, la voz de la América Latina, la cartelera de estrellas que tomaban parte en los programas inaugurales fue encabezada por Ortiz Tirado.
La trayectoria exitosa del hombre y del artista encuentra la síntesis en la vocación estética y social que demostró con creces en todos los lugares dentro y fuera de las fronteras donde actuó como médico o como intérprete. Su labor altruista lo llevó a crear un hospital de ortopedia donde dio atención a pacientes pobres y trabajo a médicos expulsados de su patria por el fascismo, en la inauguración del sanatorio colocó una placa con el texto: “Mi gratitud a México. Eleve con mi canto este templo para alivio del dolor” En 1933 debutó en el 7º arte en el filme Mi última canción. Países como Brasil, EUA, Colombia, Chile, Argentina, Cuba, Venezuela, Uruguay fueron testigos de su talento y don de gente. Grabó discos con canciones de los mejores compositores nacionales que alcanzaron altas ventas, se presentó en los mejores escenarios de América fue objeto de reconocimientos y homenajes. Lara celebró sus bodas de plata como compositor en 1953, entre los cantantes escogidos para la magna función en el Palacio de Bellas Artes, Alfonso fue de los primeros. En su actividad de médico fue miembro de la Academia Americana de Cirugía, de la Academia Indolatina de Medicina, maestro en la Facultad de Medicina de la UNAM, director del Hospital Morelos, autor de un tratado sobre la osteomielitis por el método de ORR. En 1955 en Bellas Artes, Ortiz Tirado recibió un reconocimiento por 25 años de cantante, la asistencia masiva le otorgó cerradas ovaciones al finalizar cada canción que interpretaba. La madrugada del 7 de septiembre de 1960 en la ciudad de México, se escribió el final de un ser excepcional al que su estado recuerda de la única manera que se puede hacer con música y este 21 de enero arranca la 27ª edición del FAOT, Sonora y México honran al doctor y cantante Alfonso Ortiz Tirado.
1.- “Una plática con el doctor Alfonso Ortiz Tirado” Raúl Cervantes Ayala. Revista Comentaristas del disco Latinoamericano 1958
*Autor e investigador