Que bueno que nos volvamos a encontrar en el 2011 en las páginas de nuestro semanario mocoritense, sabemos que juntos continuaremos en el camino de la cultura. Queremos reconocer estimados lectores que en una buena cantidad de ediciones, en sus editoriales insistimos en el tema y desde luego con su permiso, en este número 33 continuaremos con la tesis, sin embargo será en la fase siguiente, la de la acción, la que permite que las palabras se conviertan en hechos como La Voz del Norte.
Son los primeros días de la nueva década del siglo XXI, los desafíos parecieran insuperables y como todo proceso dialéctico también los eventos creativos tendrán que ser veloces e históricos. Es verdad de Perogrullo decir que la ciencia/el arte, en este tercer milenio andan al ritmo de la tecnología y, que nuestro periódico -de ustedes y nosotros- desde su origen aceptó el compromiso de ser testigo y testimonio de la otra posibilidad de la vida, la que crece del otro lado de la barbarie, la que nos permite dudar, aprender, razonar, crear: La cultura.
El trabajo cultural en sus diferentes manifestaciones es un ejercicio de independencia que contribuye de manera formidable en la historia del hombre, por eso aplaudimos la tarea de las organizaciones de la sociedad civil, constituidas para evitar la destrucción del planeta y que partiendo de un diagnóstico científico han pasado a movilizarse y manifestarse en contra de los discursos oficiales y de la destrucción de la vida por intereses de mercado. Está es una acción que en el nuevo siglo marcará de forma definitiva nuestro presente y futuro, está en una forma de hacer cultura para beneficio colectivo. La Voz del Norte se suma a la consigna: Por el bien de los hombres y del mundo.
Alto al calentamiento global.
Alto a la violencia.