Por Francisco González Gastelúm*
Mucho se ha intentado escribir acerca de lo que fue el viejo mercado de la villa de Mocorito, un lugar que para quienes tuvimos la fortuna de conocer desde temprana edad, representa una huella imperecedera en nuestras memorias.
En ese espacio que cobraba vida con la luz de la luna y las estrellas, desde temprana hora de la madrugada surgía la actividad de comercialización de frutas y verduras, carne de res, de puerco, pescados y mariscos en temporada de cuaresma, churros y atole pinole en temporada de frío, productos de abarrotes; gallinas, guajolotes y puercos, viajeros que llegaban en tranvías tropicales desde distintos lugares para ofrecerse en ese mágico lugar.
Me atrevo a decir que era un lugar mágico, porque tenía la virtud de jalar desde todos los rincones de la villa de Mocorito y sus alrededores a casi todas las amas de casa y jefes de familia que necesitaban comprar el mandado, luego entonces, concentraba a personas de todo tipo cuyo común denominador lo constituía la compra y venta de comestibles.
Para quienes no me conocen o no conocen esta faceta de mi vida como la de la familia, debo advertir que el conocimiento de una época del mercado municipal de Mocorito como el hecho de realizar la actividad comercial que actualmente practican los descendientes de mis padres, don Pancho y doña Mely (Francisco González Jiménez y Melida Gastélum Olivas de González), ya sean mis hermanos como quien escribe, nos viene de sangre, es decir por herencia de don Hilario González, abuelo paterno al que no conocí.
Independientemente de las modificaciones que sufriera la geografía de Sinaloa, con la creación del estado interno de occidente en 1824 uniendo las provincias de Sonora y Sinaloa, o la separación definitiva de estas en 1830 para formar sus entidades federativas independientes, donde Mocorito pasó a ser uno de once distritos en que se dividió Sinaloa, la dinámica económica (comercio y minería) como la magia de nuestro Mocorito tenía un ritmo muy particular que danzaba al estilo que le marcaban la autoridad en turno y sus fuerzas vivas.
Durante lustros, la minería como el comercio fueron las actividades económicas más importantes de Mocorito obvio es que la primera enriquecía a la segunda, por tanto al decaer la actividad que extraía la riqueza de las entrañas de la tierra, la compra venta de mercancías inició se declive.
Aunado a lo anterior, al crecer la explotación intensiva de los terrenos agrícolas de Angostura, como la ubicación del ferrocarril a 17 km. de Mocorito, con el surgimiento de Guamúchil.
La Construcción del Mercado
Documenta el cronista Juan Aviles Ochoa que el mercado de Mocorito fue construido durante el primer lustro del siglo XX, durante la prefectura de don Antonio Echavarria Rochin, quien fue prefecto político de Mocorito entre 1900-1905, en el lote donde se ubica actualmente la plazuela de los Tres Grandes.
Apunta también que en Febrero de 1916, la empresa de agua de la Sra. Matilde Vda. de Echavarria, instaló la tubería para el servicio de agua en el mercado municipal, con costo de $108.00.
El “puesto” que ocupaba mi abuelo, estaba cobijado por la sombra de un enorme y frondoso tamarindo cuyas ramas secas se observan en una de las fotografías “iconos” de Mocorito.
Para los Mocoritenses que nacieron después de 1981 y que no conocieron la ubicación del mercado, cabe decirles este se ubicaba donde actualmente se encuentra la hermosa Plaza de los Tres Grandes, misma que se construyera durante la presidencia que encabezara el Licenciado Bernardo Riveros Acosta.
A juicio mío, esta plaza vino a vestir arquitectónicamente hablando, al conjunto de fincas de ese sector, ya que se tuvo el cuidado de cuidar la armonía del resto de las construcciones.
En muchas ocasiones y desde hace muchos años, he iniciado y dejado sin concluir un recuento de mis vivencias de niño en lo que fue el mercado municipal de Mocorito, experiencias del diario convivir de mi infancia con casi todos los personajes de ese espacio, una infancia donde se soñaba ser el héroe que luchaba contra los malos.
Fueron tiempos de las películas de los chistes blancos y cómicos inolvidables como Viruta y Capulina; Tin Tan y Marcelo; de Vitola; de Tarzán con su inseparable Chita; del Charrito de Oro, de las Canciones de Joselito un niño español con voz de oro, todos esos personajes sin excepción cuidaban de sus expresiones, probablemente eso es lo que los hace inolvidables para quienes vivimos en esa época.
En tiempos de mi infancia –no tan lejana- casi nadie en este pueblo disfrutaba de las bondades de tener un refrigerador donde guardar alimentos, los mas pudientes tenían una hielera de madera, por tanto había que acudir todos los días al mercado municipal a surtir la despensa del día.
Mocoritón Viejo como cariñosamente le llamaban Ramón Velásquez Esparragoza y Manuel Ibarra Peiro, tiene una magia que hace a quien en el vive, que nada les falta, probablemente por ello no se dan cuenta de la necesidad de modificar el significado de su nombre –Lugar de Muertos- para convertirlo en “El de las Personas con Sueños Realizables”, eliminar para siempre ese yugo que nos tiene sometidos.
*Presidente Grupo Mocorito.
me parece maravilloso su articulo yo tambien recuerdo el viejo mercado de mocorito sus olores su gente el bullicio a la pocha la tienda de beto bon a chale cota mi abulo a don octavio riveros su señora doña lupita felix de riveros que su casa hera la casa de arcos donde actualmente es el club enseguida de la cantina el embrujo del sr sosa
No me parece nada interesante este articulo. Aqui no hay investigacion solo vivencias de un Sr. que tiene la edad para contar algo de su epoca. Interesante seria que alguien escribiera sobre el tiempo de la colonia y los originarios fundadores. Que hablara de los personajes que construyeron aquellos palacios en el siglo XVIII y ahora, ya no existen o permanecen como ruinas. Personas que realmente contribuyeron a edificar esas casonas del siglo XIX que ahora constituyen el Mocorito Magico. Merito a quien lo merece. Se dice y se repite la misma cronica vez tras vez. El unico cronista que ha valido la pena ha sido Ramon Velasquez.
Mary Baker, muy buen comentario, le felicito por ello. Si usted se da cuenta, está narrativa de nuestro muy buen amigo versa en torno a la fundación del mercado municipal de Mocorito, Sinaloa. En su narrativa, Francisco dice que a su abuelo él no lo conoció, y por lo tanto, el nos cuenta de sus vivencias en ese lugar, algo muy encomiable de su parte, y a mí personalmente me tocó conocer ese mercado y convivir con los personajes aledaños al puesto de comida que tenía su señora madre, doña Mélida Gastélum de González, a mí, particularmente, me parece muy interesante. Sobre la fundación de la villa mocoritense, y sobre la época de la colonia, esperemos, posiblemente Francisco González junior nos dé una sorpresa. Por algo se comienza. Reciba un cordial saludo.