El colorido de los atuendos, era impresionante… Las faldas, los trajes rancheros, los moños de las trenzas… Verdaderos arcoiris en abanico, mantenían la atención de la gente que abarrotaba la plaza principal de Zapopan, Jalisco. Cuatro escenarios en cruz, envueltos en la magia de la poesía multicolor de la danza, necesariamente motivaban la emoción de propios y extraños en ese bello evento nombrado: Folclore Sinfónico. Debo señalar aquí que discrepo en lo referente a la utilización del término folclore, ya que fue un neologismo inglés que surge con la intención de nombrar despreciativamente a las costumbres y productos populares. Por ello, prefiero utilizar la palabra tradicional en todos los casos. Pero sigamos adelante… Uno tras otro, los ballets participantes en este hermoso festival de la danza mexicana, nos hacían vibrar de la emoción que yo intentaba contagiar buscando las palabras adecuadas en la conducción a mi cargo. Así, el Ballet de la Universidad de Guadalajara, el Ballet Teocali de Zapopan, el Meztli de Tonalá… Todos ellos acompañados de la extraordinaria Orquesta Sinfónica Juvenil de Zapopan, magistralmente dirigida por el maestro Francisco Orozco, nos arrastraron en una vorágine deliciosa de ritmos, de melodías armoniosas y contagiosas en ese viaje por nuestra danza tradicional mexicana… En ese mágico girar multicolor de nuestra cultura… Porque México es color y poesía conjugadas… Porque México es color y canto, color y tradición… México es una historia de sonrisa y alegría y tristeza y celebración constante de la apoteosis multicolor, siempre plena, siempre ahíta de todos los matices de un extremo a otro del espectro de la colorimetría… Por algo, la tradición muralista mexicana ha sido vanguardia desde siempre… Porque cómo no tener la gran necesidad de plasmar así, de manera agigantada, todo el paisaje emocional de nuestro México colorido… Cómo no envolverse en la magia de los grandes muralistas mexicanos que han asombrado con su obra al mundo entero y han dejado una huella tan profunda que son motivo de seguimiento de los nuevos artistas plásticos desde siempre… Orozco, Rivera, Siqueiros, Chávez Morado, Raúl Anguiano… Todos ellos causando la admiración de quien tenga la fortuna de plantarse frente a sus magníficos trabajos murales… Todos ellos motivando a quienes les seguimos en el camino y soñamos también con contribuir al prestigiado y afamado movimiento muralista mexicano… Pero esta tradición, nos viene desde tiempos inmemoriales a los mexicanos… Recordemos por ejemplo, que el considerado mural más grande del mundo es prehispánico… Sí, no ha habido aún quien pueda igualarlo… Concretamente, me refiero al mural llamado: “Los Bebedores de Pulque”. Se encuentra este maravilloso trabajo pictórico, en la base de la pirámide de Cholula, que dicho sea de paso, también ocupa el lugar de la pirámide más grande del mundo. Cholula, queda solamente a una hora y media de la Ciudad de México, forma parte del área conurbada de Puebla de Los Ángeles y constituía un asentamiento de gran importancia desde el punto de vista cultural cuando los europeos llegaron… Un sinnúmero de sitios destinados a los diferentes rituales se encontraban en Cholula, debido a lo cual, los conquistadores intentaron destruirlos edificando iglesias católicas sobre ellos. De ahí, que la ciudad de Cholula sea considerada como la de las 365 Iglesias… Una para cada día del año, se dice… Y ahí, bajo la iglesia de Los Remedios, se encuentra La Gran Pirámide de Cholula o Tlachihualtepetl. Esta pirámide que fuera el templo de Chiconaquiahuitl, Dios de las nueve lluvias se calcula que fue realizado en el año 200 D.C. y aunque la extension de la superficie rescatada en la actualidad es de cerca de 60 metros, por 2.5 de ancho, se sabe que rodeaba la base de la pirámide que es de aproximadamente 400 metros por lado. De esta forma, este mural que además se continua con otros que forman parte de la obra pictórica hecha a lo largo de 8 kilómetros de túneles aproximadamente en esta la pirámide más grande del mundo, conforma lo que debe ser considerado el mural más grande del mundo así como uno de los más antiguos. El estar frente al trabajo mural de La Gran Pirámide de Cholula, es verdaderamente motivante para nosotros, los artistas plásticos, que inevitablemente, al verlo soñamos con realizar una obra de dimensiones similares algún día… Ahí, entonces, con la magistral obra de los pintores de Los Bebedores de Pulque, y la de todos los grandes artistas prehispánicos que dejaron su arte plasmado en aquellos mudos testigos de nuestra historia, comienza la trayectoria del movimiento muralista mexicano… Y así, al terminar mi participación como conductor en el evento dancístico multicolor llamado: Folclore Sinfónico, no pude sustraerme al llamado de la magia del muralismo mexicano ejemplificado por antonomasia en los trabajos del Maestro José Clemente Orozco en el ahora Instituto Cultural Cabañas que sigue siendo conocido popularmente como el Hospicio Cabañas… Y aprovechando que el evento terminó cuando aún el Instituto permanecía abierto, tome el camino y al entrar una vez más y topar de frente con la maravilla del trabajo mural de Orozco, mi asombro volvió a darse no obstante que lo he visitado en varias ocasiones anteriores… Conmovido por la majestuosidad de los murales, repetí para mis adentros: ¡No cabe duda… México es un mural multicolor…!
*Cantante, compositor y escritor.
Leer esto, me llevó inmediatamente a consultar las imágenes del mural LOS BEBEDORES DE PULQUE y desató mi curiosidad por saber más, leí que el pulque era considerado una ambrosía o bebida de los dioses y era una conexión entre ellos y los humanos. Artículos como éste me hacen desear conocer más y proponerme vivir la emoción de tenerlo frente a mí algún día… ¡Felicidades!!