Estatal

Ausencia de lectura en México

Por domingo 7 de noviembre de 2010 Sin Comentarios

Por Jesús Rafael Chávez Rodríguez*

Una realidad acuciante en nuestra sociedad es y ha sido, sin duda, la falta de interés por la lectura, así lo manifestaba la editorial de este semanario en su ejemplar numero 16. Al respecto, hace algunos días había es­crito un artículo que hacía referencia a esta lamentable situa­ción en el contexto mexicano. Al parecer estamos totalmente convencidos de que la lectura en nuestro entorno no goza de sentido y es en gran medida una pérdida de tiempo, pues al parecer a la mayoría de los mexicanos no le interesan los li­bros, y mucho menos su lectura.

José Manuel Frías Sarmiento, un maestro universitario de la ciudad de Culiacán en un artículo publicado en el 2007, hace ver la ausencia de la lectura en las universidades sin distinción de niveles, incluidos tam­bién quienes realizan estudios de posgrado. Dice al respecto que en los pasillos de las escue­las y las facultades no se observan alumnos leyendo, tampoco lo haces quienes descan­san en el césped o quienes platican en las ban­cas. Así es, nadie lee, no se aprecian alumnos con libros bajo el brazo o sobre la paleta de su butaca. Las bibliotecas no registran afluencia de alumnos ni solicitu­des de libros (especial­mente literatura), no los buscan ni los alumnos ni los profeso­res, y tristemente, a nadie parece hacerle falta la lectura.

El problema parece ser en el fondo fruto de una cultura anquilosada y laxa en este sentido, teniendo su incidencia a nivel nacional, pues según la OCDE y la UNESCO, en cuanto al hábito de lectura, México ocupa el lugar 107 en una lista de 108 países estudiados, mientras que los primeros lugares los ocupan los países de Japón, con un 91% de la población que ha desarrollado este hábito de lectura, seguido por Alemania con el 67% y Estados Unidos con un 65%, y muy lejos de estos lugares se encuentra México con el 2%.

Según esos mismos estudios el mexicano promedio ven­dría a leer 2.8 libros al año, aunque podría ser más ¡o tal vez menos! teniendo en cuenta el margen de error que pueda ha­ber en las estadísticas, pero esto no se comprueba sino cuan­do nos preguntamos ¿Cuántos libros leo a la semana, al mes, o bien al año? Este tal vez sería el parámetro más preciso para tener una idea sobre el hábito de lectura personal, que a mi parecer, creo, es de mayor importancia, más allá del hecho de conocer las impresionantes cifras de lectores a nivel mundial o las irrisorias cifras de lectores a nivel nacional.

Pido disculpas por no hacer uso de eufemismos que ate­núen nuestra cruda realidad, aunque quienes puedan leer esta columna no creo que se sienta ofendidos, pues estoy seguro que son de los pocos que con esfuer­zo y dedicación con­tribuyen en mantener el forzado porcentaje de lectores de nuestro país.

Se sabe que es difí­cil lograr dicho hábito, pero acaso no vale la pena. En la actualidad el desarrollo económi­co de algunos países ha sido un aliciente para propiciar la lectura, y la lectura, un elemento que propicia un grado mayor para la educa­ción de sus habitantes, que a su vez propicia dicho desarrollo económico, como un círculo virtuoso. ¿Tendrá que ver esto con la situación de po­breza que se vive hoy en México?

Nuestra consigna es saber que una sociedad sin lectura, sin conciencia histórica y sin aprecio por las artes, sucumbe en la ignorancia y tiende a desaparecer debido a la pérdida de identidad ¿O acaso no han sido las letras a través de la histo­ria, el estigma de progreso y el motor de aprendizaje para los seres humanos?

*Maestro en Historia/UAS.

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