Por Redacción
La segunda mitad del mes patrio a toda vela cruza el calendario. Las fiestas del Bicentenario del inicio de la lucha por la Independencia han culminado y se preparan otras, las que celebran el siglo de la Revolución en el próximo noviembre. La realización de las festividades dejó en el aire cuestionamientos y elogios, dudas, efemérides, personajes conocidos o recién descubiertos, interrogantes con múltiples respuestas y nuevas preguntas, obras artísticas de todos colores, sabores y volúmenes sobre nuestro pasado insurgente que, junto a la Reforma y el periodo revolucionario, forman la trilogía de épocas fundamentales de la historia de nuestra patria. Desde luego sería muy estimulante que el resultado de los festejos, donde se realizaron, no se quede en una fecha más en el estado festivo nacional y sea instrumento de reflexión para entender nuestro camino con triunfos y derrotas; para reencontrarnos con los ideales que, a pesar de todo, necesitan continuar su viaje para lograr una realidad mejor para todos. Un México independiente, reformista y revolucionario.
Si después de las fiestas se puede renovar de manera individual y colectiva el compromiso de ser mejores mexicanos ¡bienvenidas las conmemoraciones! Debemos decirles amables lectores, que nos gustan todas las festividades, ¡claro!, pero nos emocionan las que no se quedan en “bonito fandango” y logran por su dinámica social convertirse en pieza cultural del presente y cimiento del futuro. Porque estarán de acuerdo en que la cultura mexicana en estos doscientos años sigue conservando contra viento y marea una corriente importante con sentido crítico que le otorga coherencia al conocimiento y a la creatividad artística/colectiva del México de siempre. La cultura mexicana siempre será un buen motivo para celebrar el inicio –16-IX-1810– y la consumación –27- IX-1821– de la Independencia, por eso en La Voz del Norte nos unimos al grito de esperanza que cada mes de la Patria dice convencido: Viva México.