Por Redacción
El 7 de marzo de 1932 –otros biógrafos señalan el año de 1929 con el mismo día y el mismo mes– en la población de Rosario, al sur del Estado de Sinaloa, nació Lucía Beltrán Ruíz, la más tarde famos Lola Beltrán; los ancianos de la comarca cuentan que Lucía organizaba desde muy pequeña revistas musicales para alegrar a sus paisanos. Así comenzaba la brillante carrera de una gran intérprete mexicana que fuera nombrada por el laureado novelista Carlos Fuentes: “La señora de gran voz”.
En los 50’s el llamado milagro económico mexicano corría a toda velocidad, la emigración de la gente de provincia a la ciudad de México se desarrollaba implacable, por este fenómeno migratorio Lucía se instaló en la capital del país, combinando su labor como secretaria del ejecutivo de la radio Amancio Guzmán, con su esporádica participación como cantante de canciones bravías; a su lugar de trabajo asistía habitualmente el compositor y productor Ignacio Fernández Esperón “Tata Nacho”, quien fungía como director artístico del programa “Así es mi tierra” y al esuchar las cualidades vocales de la sinaloense le ofreció lanzarla en su gustado programa. El éxito obtenido por Lola Beltrán –quien adoptó este nombre como contraseña para conquistar la fama y la popularidad–, ocasionó que la compañía disquera Peerles –donde grababa Pedro Infante– la contratara para lanzar sus discos; pronto la fusión con temas de Tomás Méndez, José Alfredo Jiménez, Ventura Romero y otros compositores produjeron grandes éxitos discográficos que conquistaron a los melómanos.
La trayectoria de Lola la grande es subyugante, su matrimonio con el torero Alfredo Leal creó una pareja de renombre en el mundo social, su figura y calidad interpretativa triunfó en todos los escenarios nacionales y renombrados del extranjero: El Olimpia y el Lido de Parías, la Scala de Milán, Beirut, Tokio, Madrid, E.U., etc., desde luego adquiere relevancia su actuación en el Palacio de Bellas Artes en 1976, fecha memorable ya que abrió este escenario a los cantantes de ranchero. En los 80’s su programa de televisión “El Estudio de Lola” gozó de la preferencia del público, ya que a su lado se presentaban grandes figuras del canto iberoamericano junto a noveles cantantes que eran apoyados por la generosidad de la Beltrán. El 24 de marzo de 1996, en un sanatorio capitalino una embolia cegó la vida de la formidable cantante, aquella a la que le escribió –en el programa de Bellas Artes– Carlos Fuentes: “Lola Beltrán en el México moderno es la señora de la gran voz, emperatriz de una palabra que nuestras mujeres han conquistado poco a poco”.
La misma Lola que declaró al celebrar sus 40 años de carrera artística: “40 años, he tendido de todo como es lógico, pero más bonito que feo, estoy altamente agradecida al cielo, a la vida, a Dios por dejarme vivir y luego cantar, y llegar a esta plenitud. Soy muy felíz de haber podido lograr las cosas que he hecho, que han sido estupendas. Vivir esta vida ha sido una maravilla extraordinaria, eso sí, de mucho trabajar, de un gran esfuerzo siempre con dignidad”. Bello epitafio de una gran artista: Lola la Grande, del meritito Rosario Sinaloa.