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Jornadas Vizcaínas, homenaje a una vida dedicada a la cultura

By domingo 12 de septiembre de 2010 No Comments

Por Mario Arturo Ramos*

Las Jornadas

Las actividades artísticas, mesas de discusión, confe­rencias, en torno a la vida y obra del maestro Rubén Vizcaíno, se desarrollaron en Tijuana, B. C., del jueves 9 al sábado 11 del mes que transcurre entre celebraciones, dis­cusiones y eventos de toda índole. Las Jornadas Vizcaínas se realizaron en homenaje a una muestra diáfana de la posibili­dades de que en el otro lado de la realidad de una ciudad de tragedias cotidiana, se desenvuelve la creatividad y la vocación cultural para mostrar el rostro humano de la invencible dialé­ctica del vivir-morir en la frontera. Del mediodía del jueves 9, a la tarde del sábado 11, momento culminante, de las mesas de trabajos, conciertos, exposiciones fotográficas, de artistas plásticos, funciones de teatro y poesía multimedia, videos, recitales; consistente en la develación de la escultura con la figura del profesor, por las instalaciones del Centro Cultural Ti­juana desfilaron: historiadores, autores, fotógrafos, creadores visuales, compositores, actores, músicos, periodistas; entre el abanico de participantes debemos citar a Federico Campbell, David Piñera, Raquel Presa, Gabriel Trujillo; (el sinaloense) Le­obardo Sarabia, Alfonso Lorenzana, Jaime Chaidez, Domingo Natiere, Manuel Bojórkez, Mario Castillo, Hebert Axel, Roberto Rosique, Gabriel Rivera Delgado, Bertha Denton, José Alberto Ubach, Marco Antonio Labastida, Ivonne Arballo, Juan José Ca­macho Romo, Laura Castanedo, Francisco Chávez Corrugedo, y Rubén Vizcaíno Álvarez ,convocados por un ser inolvidable, colimense de nacimiento, tijuanense de corazón y universal de pensamiento que dedicó lo mejor de su tiempo y su esfuerzo a colocar en un lado de la balanza existencial, la cultura como contrapeso de la violencia.

Rubén Vizcaíno Valencia

El periodista y director del suplemento cultural del periódico El Mexicano, “Identidad” en su visión sobre “Tijuas”, publicada en el primer número de La Voz del Norte dice: “Tijuana no es horrible ni se parece al paraíso, es una radiografía actualizada del país, un termómetro transparente que refleja fríamente la crisis que no se va:” 1.- En este espacio geográfico donde nace latinoamérica, el homenajeado encontró su destino. El origina­rio de la mitológica Cómala, llegó a Bajacalifornia a finales de la década de los 40´s; el “profe” contaba treinta y cinco años bien vividos y trabajados; en los bolsillos cargaba un currículo nutrido por su asistencia a los salones de la Es­cuela Nacional Preparatoria y a la Facultad de Fi­losofía de la UNAM ,donde escuchó y compartió con mentes brillantes largas horas de estudio y discusión sobre temas históricos, literarios y, fi­losóficos que afinaron su punto de vista y su con­cepción del hombre.

En 1952, decidió radicar en la ciudad de Mexicali, población que al poco tiempo se con­vertiría en la capital del estado de Baja Califor­nia, 1952; en el acto solemne donde el territorio cambió a estado fue el orador oficial de la cere­monia. Rubén contó sus vivencias en esos calores: “Me tocó vivir ese Mexicali rico, progresista, violento, brutal, agobian­te, que al mismo tiempo no tenía ninguna experiencia política ni artística. Inocente en teatro, poesía, música, desconocedo­res incluso de su propia historia.” En la llamada “Princesa del desierto”, bañada por las aguas del Río Colorado, Vizcaíno Va­lencia aprendió a amar el desierto, se involucró en andanzas políticas, promovió ferias ganaderas y grupos de teatro, orga­nizaciones sociales, y fue nombrado por Braulio Maldonado, jefe del Departamento de Bibliotecas y Misiones Culturales. En sus horas libres escribió la novela “Tenias que matarlo”. Su tarea en Mexicali fecundó en lo que apuntó el pintor García Benavides: “Vizcaíno fue el primero en asegurar que el arte nacía en el desierto.”

Su trayectoria en Tijuana

En los cincuentas decidió radicar en Tijuana, población a la que describe Edmundo Lizardi: “Tijuana, la patriótica esponja que absorbe la diáspora del hambre que surge del profundo sur mexicano; la tierra de nadie y de todos, frívola y generosa donde la necesidad del arraigo comunitario, de conciencia, del alma colectiva, se traduce en varias decenas de clubes sociales y una voluntad cada vez más patente de enriquecer su patri­monio espiritual.” 2. Su historia en su amada “Tijuanaland” es rica en vivencias, sueños, anhelos, tareas, amores y desamo­res, culturales o profanos. Escribió sin descanso ni temores, po­lemizó de todos los temas de los quehaceres intelectuales con propios y extraños, fundó editoriales, cum­plió como docente y encargado de difusión cultural en Ensenada y Tijuana de la U.A.B. C., dió cátedra en colegios particulares, creó paginas y revistas culturales; traba­jó como director del Departamento de Acción Cívica y Cultural del 4º y 5º Ayun­tamiento de Tijuana, fue Presidente de Asociación de Escritores Bajacalifornia­nos, de la corresponsalía del Seminario de Cultura en Tijuana. En la primavera de 1972, tuve el honor de trabajar a su lado en la fundación del Taller de poesía de la U.A.B.C., ahí nació nues­tra añeja amistad, nuestro mutuo respeto de “compadres culturales”. Sin tregua escribió reportajes, en­trevistas, poemas, obras de tea­tro, ensayos históricos, promovió autores oriundos y de lejanas tie­rras, fotografió a quien se dejaba. Lentamente como los atardece­res se fue convirtiendo en esla­bón imprescindible de la cultura tijuanense, por eso su obra y su personalidad fueron el tema de las Jornadas Vizcaínas.

El epílogo

El miércoles 30 de junio de 2004, en la ciudad que fue su cam­po de batallas morales, su territorio amoroso, su esperanza y blasfemia, su obsesión y su compromiso falleció Rubén Vizcaí­no Valencia; su muerte me dejó un hueco en el lado izquierdo; a los pocos días de su partida, fui a su hogar, el que formó con Gloria Álvarez, la poeta Gloria Merlo, frente al cofre que guardaba sus cenizas, escribí el texto que titulé “Honrado, rabioso, sincero”, lo leí en las 1ª Jor­nadas Vizcaínas -2009- quiero com­partir con ustedes un fragmento: Ya sabe cultura fue/ y cultura será/ polvo de la Rumorosa,/ vigía del desierto/ concierto de voces guaycuras,/ pala­bra del viento,/ Tijuanaland y la Revo; / abuelo enamorado de la imagen, deber cumplido, muerte clara y dolorosa. Fue la manera de despedirme de un creador que vivió para la cultura.

1.- “Las tijuanas”, Jaime Cháidez. La Voz del Norte, No 1. 30 de mayo 2010.
2.- Crónicas fronterizas (de conciertos, farándulas y otras giras) Premio Estatal de Literatura, Periodismo Cultural. 1994 ICBC. Edmundo Lizardi.

*Autor e investigador

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