Por Jesús Rafael Chávez Rodríguez*
Durante el siglo XIX predominaron en Sinaloa los caminos tradicionales que cruzaban la entidad de manera vertical, es decir, caminos que partían de las zonas altas en la parte occidental del estado hacia las costas en la parte oriental. Este fenómeno respondía en mucho a la actividad minera de la época, ya que los minerales eran trasladados hacia los pequeños puertos (de cabotaje), para así ser llevados a los puertos de altura más cercanos como Guaymas y Mazatlán, lo que afianzaba a la navegación marítima como el medio de transporte más prominente.
Sin embargo también existía un camino que cruzaba de manera transversal el estado por tierra, era el camino real, que unía a Sinaloa con la ciudad de México, por Toluca, Zitácuaro, la antigua Valladolid y Guadalajara. Era una brecha primitiva, trazada provisionalmente para que transitaran carretas. Enormes recuas de animales de carga constituían este único camino por tierra. Para tener una idea de la dificultad que implicaba viajar de la metrópoli a Sinaloa –que era una verdadera hazaña– el traslado duraba dos meses, siendo este el viaje rápido entre la ciudad de México y Culiacán. Los años que siguieron a la proclamación de la independencia no mejoraron en nada ese medio de comunicación, por lo que Sinaloa permanecía un tanto aislada y desconocida en el naciente estado mexicano.
Por el Camino Real, en las lúgubres y semidesérticas tierras ubicadas entre Culiacán y La Villa de San Felipe y Santiago (hoy Sinaloa de Leyva), se encontraba un pequeño lugar llamado Ciénega de Casal, nombre que se le asignó por su propietario Buenaventura Casal avecinado de Barcelona, que adquirió dichos terrenos en 1874 según los archivos notariales.
Una de las primeras empresas de Buenaventura Casal, fue el negocio de posta de diligencia, por ser estos los medios de transporte terrestres más usuales antes del arribo del ferrocarril. Así, la Ciénega se convertía en un lugar donde los viajantes de la diligencia reponían fuerzas en su hostería y en las aguas termales salutíferas que se encontraban situadas a unos metros de la hacienda.
A decir de las condiciones de los terrenos, el lugar no mostraba atractivo para ninguna clase de explotación, pues se encontraba en una de las zonas más áridas del variado contexto sinaloense, aún así, sin que nadie lo predijera, empezó a erigirse como una verdadera empresa, manejándose todo tipo de negociaciones ya fuera de tipo comercial, agrícola, industrial, inclusive de transporte terrestre y marítimo. De pronto –dice Herberto Sinagawa– en la Ciénega se empezó a comercializar toda clase de mercancías, que desembarcaban en la Playa Colorada y por medio de carretas de bueyes y carros de mulas se movían hacía la Ciénega, donde convergían los habitantes de los valles y de la sierra para proveerse de alimentos, calzado y ropa. Se dice que en poco tiempo este lugar se convirtió en un centro comercial importante de la región.
Dicho centro de comercio estaba constituido por un enorme caserón que fue almacén de ropa y víveres, farmacia, ferretería, mesón, posta, armería, vinatería y fábrica de jabón. A medida que prosperaba esta empresa de carácter capitalista, Buenaventura Casal se fue convirtiendo en amo y señor de la región. Su casa permutaba oro y plata de la zona montañosa por azúcar, café y grano, cueros crudos por tela, especialmente a las regiones de actividad minera como los minerales de San José de Gracia y Bacubirito. Las mercancías se enviaban hacia el puerto de Mazatlán a través de una brecha que construyeron llamada “brecha carrera” o “brecha casaleña” de magnífico trazo para la época, que comunicaba casi de manera directa a esta comunidad con la Playa Colorada.
El transporte marítimo en el siglo XIX fue de gran utilidad en la región, por este medio se abastecían los centros de comercio y se exportaba la producción regional. La industria del palo de brasil, que consistía en molinos con los que se reducía a una pasta la cascara y el corazón del brasil y el mauto, eran trasladas por esta vía. La carga era movilizada por la brecha hasta el mar en carretas jaladas por fuerza animal. Con la demanda que Alemania e Inglaterra hacían desde Europa, de estos materiales tintóreos para su industria textil, Casal optó por esta gran empresa: la exportación palo de brasil. Con el intenso tráfico marítimo que había consolidado compró algunas embarcaciones de bajo calado, estos fueron el San Alfonso, Cataluña y Montserrat, y posteriormente el Victoria.
La transformación de los medios de transporte atraídos por la modernidad del siglo XX, significó el declive de este centro de comercio regional, con el cual se había enriquecido Buenaventura Casal. El imperio económico que había construido se resquebrajaba con el inexorable advenimiento del ferrocarril. La agónica decadencia de la Ciénega se manifestó en la búsqueda de un nuevo y prometedor negocio: establecer una estación de ferrocarril en la parte más cercana a la hacienda de la Ciénega de Casal. El plan era que a esa estación llegaran las mercancías estadounidenses, sustituyendo el lento y sobre todo costoso flete que por vía marítima llegaba desde San Francisco.
Los intentos del catalán desistieron, pues la Estación Casal no prevaleció debido a la falta de agua, y la fecha del arribo del ferrocarril en 1907 sello sus días pues según La Voz del Norte su muerte acaeció el 29 de abril de ese mismo año con todo y su vasto imperio.
Magnifica descripcion de lo que la Hacienda fue en ese entonces! Los herederos del nombre Casal suiguieron en posecion de tierras y otras propiedades! David Casal ,Jorge Casal y sus propios descendientes fueron y son de los mas recientes famialiares de Buenaaventura Casal! De hecho mi padre rento por muchos anos tierras de Jorge Casal en (La Pitahya) Y de David casal en (La Catera) Los administradores finales de dichas propiedades fueron Jose Dolores Sanchez quien fue el administrador de Patricio McConlley en las tierras De El Guayacan Y Luis Favela quien fue administrador de Jorge Casa en tierras de La Pitahya! Yo creci ahi en ese rancho de La Cienega de casal y fui de nino a explorar las areas que no eran avitadas de la cason y vi pisos de mosaicos blanco y negro y/o de fina madera! Cuartos con grandes ventanales y balcones con barandales de hierro, Ademas de finas puertas y ventanas de madera pulida! Las escalinats eran muy finay y hermosas! Una gran fuente existio en el patio que era acces-ible en carreta o carruage por medio de la puerta del Saguan al lado este de la casa! De hecho durante los 50″s cuando vicitabamos a los Favelas jugabamos en un chassis con volante pero sin motor de lo que en algun tiempo fue un Carro marca Ford Modelo T!!! Los Sanchez havitaban la parte sur (frente0 de la casona mientras que los Favela havitaron la parte norte (Lado) Havia tiendas de abarrotes en dos esquinas de la casona! Dolores Sanchez ( Don Dolores) y Rosalio ( Don Chalio) Soto erran los propietarios! Las tierras del Guayacan, La Pitahya eran trabajadas por Patricio McConlley ( quien tiempo despue adquirio la propiedad) y Jorge Casal, Las tierras dre La Cantera eran rentadas a varios agricultores incluyeny a mi papa Jose Obeso Esquivel!! Hystorias y apellidos de gente local que partio de Sinaloa en carretas y/o caballos llebando con ellos indios de Sinaloa como esclavos y concubinas rumbo a Las Californias y que eventualmente fundaron la ciudad de Nuestra Senora de Los Angeles estan grabados en el Kiosko que se encuenta en La Placita Olvera del centro de Los Angeles California!!!