Por Benjamín Luna Lujano*
En octubre de 1997, al cerrar su principal fuente de trabajo, el ingenio Rosales, surgieron voces que hablaban sobre la desaparición del pueblo de Costa Rica, al quedar la comunidad sin el sustento de su fuente principal de trabajo, sin embargo nada de esto sucedió, a continuación la historia de este glorioso pueblo.
Orígenes
La hoy ciudad de Costa Rica, Sinaloa, es parte y consecuencia indirecta de la Segunda Guerra Mundial, (1939-1945) pues durante dicha conflagración, el abasto del dulce se detuvo por lo que México tuvo que comprar el edulcorante en el mercado negro.
Ante la carencia del producto, el presidente Manuel Ávila Camacho (1940-1946) proporcionó crédito –hasta por 33´236,953.19 pesos– a dos connotados empresarios: Manuel Suárez y Suárez y Aáron Sáenz Couret para que levantaran dos ingenios el primero en el estado de Sinaloa, municipio de Culiacán y en el estado de Tamaulipas.
Fue así como en octubre de 1945, empezaron los desmontes de diez mil hectáreas de tierra compradas a la familia Clouthier para la construcción del ingenio inicialmente llamado Central Sanalona.
Construida la factoría fue inaugurada en 1948, por el presidente Miguel Alemán Valdés, quien viajó a Costa Rica en el famoso tren olivo para poner en operación la moderna industria. Al igual que el de Los Mochis por poseer refinadora fue calificado de primera calidad.
Surge la comunidad
Como es tradición en nuestro país al aparecer una fuente de trabajo de inmediato se forma una comunidad así surgió Costa Rica, cuyo nombre fue designado por el matrimonio formado por doña Alicia Elías Calles –hija del general Plutarco Elías Calles– y el señor Jorge Almada Salido, su toponimia significa “lugar de tierras bajas y fértiles entre la sierra y la costa”.
En la histórica comunidad todo sucedió muy rápido. En escasamente diez meses –9 de octubre de 1946– por acuerdo de cabildo se le otorga categoría de sindicatura y en diciembre de 1947, recibe el nombramiento de villa.
Por su acelerado crecimiento y constante progreso en el mes de octubre de 1996, el cabildo del municipio de Culiacán se traslada en pleno a la comunidad de Costa Rica y en sesión solemne presidida por el licenciado Sadol Osorio Salcido, a la sazón presidente del municipio de Culiacán se le otorga el rango de ciudad con una población de más de cincuenta mil habitantes, para convertirse en la ciudad más joven del estado de Sinaloa.
Época de oro
Al igual que otras comunidades, Costa Rica tuvo su época de oro. A partir de los 60, los precios internacionales del dulce se mantuvieron elevados generando en las comunidades cañeras un paraíso financiero reflejado en el bienestar de la familia azucarera mexicana, Costa Rica no fue la excepción.
La clase obrera tenía salarios dignos y decorosos, el comercio floreciente, las escuelas trabajando, las instituciones de salud en constante servicio los productores de caña estrenaban carro del año. Al recibir las liquidaciones, los famosos colonos, echaban las pacas de billetes en un paliacate rojo y tomaban la calle principal de la comunidad rumbo a la prime ra cantina del lugar regando la morralla para los pobres pues para ellos no tenía ningún valor. En esa época el salario mínimo era de diez pesos y un cañero recibía ochenta mil y hasta cien mil pesos de liquidación. Muchos hijos de los nuevos ricos estudiaron en famosas universidades del país algunos hasta en las más caras como la Autónoma de Guadalajara.
Los primeros años de existencia los propietarios del ingenio prohibieron la venta de vino y cerveza entonces surgió el contrabando de alcohol pero al levantarse la veda aparecieron más de treinta y dos cantinas para una población de siete mil habitantes.
Fiesta permanente
En esa época la comunidad se encontraba en fiesta permanente, tocaban hasta tres y cuatro bandas musicales a la vez, conjuntos norteños y hasta grupos de mariachis llegados de Guadalajara, alegraban la pequeña comunidad hasta se decía que era la población mas alegre y mas sana del estado de Sinaloa pues todo mundo traía una caguama en la mano.
Cierran el Rosales
La noticia cayó como balde de agua fría, la empresa Grupo Azucarero México propietaria del ingenio Rosales informaba al gobierno y a la población de Costa Rica, el cierre de su empresa, por falta de rentabilidad pues a partir de 1997, el campo no produjo la materia suficiente para alimentar a la factoría por lo que era incosteable su funcionamiento. Costa Rica, lloró, suplicó, luchó, protestó hasta lo indecible para evitar el cierre de la fuente de trabajo sin embargo, nada se pudo hacer el Rosales fue clausurado y apagado al parecer para siempre.
Actualmente, sin embargo, los costarricenses seguimos trabajando realizando otros tipos de actividades, igual de rentables que la caña de azúcar, agricultura, ganadería, comercio, salud, educación y turismo se encuentran en constante progreso, los obstáculos no nos intimidan pues estamos hechos de pura cepa de caña.
* Cronista de la sindicatura de Costa Rica.