Tomado de El Financiero.
El polígrafo y promotor cultural mexicano fue cronista del DF
Contribuyó a la renovación de la literatura del país y latinoamericana
México, 29 de julio.- El polígrafo y promotor cultural mexicano, Salvador Novo, nacido el 30 de julio de 1904, fue cronista de la Ciudad de México y fundador, hace 80 años, de la revista “Contemporáneos”, la cual contribuyó a la renovación de la literatura mexicana y latinoamericana.
Se destacó como un excelente paisajista literario; sus poemas reflejan la burla del sentimiento modernista y evidencian un paisaje urbano, industrial y publicitario. Fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 1967.
Vio la primera luz en la capital del país, pero a los pocos años su familia se trasladó a Torreón, Coahuila, donde entre 1908 y 1916 comenzó a dar muestras de su ingenio y sensibilidad, a través de versos escritos durante la tormenta revolucionaria, para después abrir paso a sus estudios de Preparatoria e iniciar la carrera de Derecho.
Sin embargo, abandonó el estudio de las leyes para entregarse por completo a la carrera literaria y en 1920 colaboró para algunas revistas de este arte, y cuatro años más tarde fue uno de los redactores de las “Lecturas clásicas para niños”.
El gusto por la literatura lo llevó a marcar una etapa coyuntural en la historia de la literatura latinoamericana. Así, en 1927 dirigió al lado de Xavier Villaurrutia la revista “Ulises”, lo que dio pie al inicio de la literatura modernista en México.
Junto con otros escritores de su talla intelectual, fundó la revista “Contemporáneos”, de la que se obtuvo el nombre para designar al grupo de vanguardia al cual perteneció. Dedicó muchas líneas al periodismo, al que enriqueció con nuevos estilos y recursos.
En 1933 fue editado su libro “Espejo”, considerado anti poesía, pues elevó objetos cotidianos, hechos sin importancia, retratos familiares y compañeros de escuela al nivel poético, de versos provistos de armonía y ritmo.
En ese mismo año también publicó “Nuevo amor”, una obra inundada del sentimiento a flor de piel, la otra gran característica del escritor, capaz del desdoblamiento de su alma a través de las letras.
Entre 1946 y 1952 dirigió varias actividades teatrales en el Instituto Nacional de Bellas Artes, en el que colaboró como autor, director, traductor y empresario. En 1952 ingresó en la Academia Mexicana de la Lengua.
Novo se caracterizó por la gran capacidad imaginativa, encausada a resaltar los rasgos blanco de burla y no desaprovechó oportunidad para manifestar su ingenio aun a costa de la gente.
De sus obras más sobresalientes son las sátiras, unas desmedidas y provistas de gran imaginación, otras discretas y algunas hirientes para sus contemporáneos.
Entre personalidades del medio artístico, político o científico solía destacar cualidades que hacían disminuir sus méritos.
Los géneros en los que tuvo injerencia fueron la poesía, teatro, periodismo, crítica, publicidad e historia, entre otros. Siempre trató de destacar los aspectos más graciosos de la época por la cual transcurrió.
La poesía estadounidense de vanguardia tuvo gran influencia sobre Novo, aunque siempre destacó una forma muy íntima de realizar sus escritos.
De sus publicaciones más destacados se encuentran “Un año más”, “Breve romance de la ausencia”, “El retorno”, “Tema de amor”, “Tú, yo mismo”, “Este perfume”, “Junto a tu cuerpo”, “Amor”, “No podemos abandonarnos” y “La pena de perderte”, entre otros. Salvador Novo falleció en la Ciudad de México, el 13 de enero de 1974. (Con información de Notimex/MVC).