Por Juan S. Avilés Ochoa*
La compañía minera “Potrero Mining Company” ubicada en lo que hoy es el Potrero de las Perdices y El Magistral, fue durante la primera década del siglo XX una de las empresas mineras más importantes del antiguo distrito de Mocorito, junto con la negociación “Palmarito Mining Company” ubicada en el actual Palmarito Mineral –esta última con mayor auge según consigna el editor del periódico “Voz del Norte” José Sabás de la Mora en 1905- contribuyeron para que el distrito fuera uno de los más importantes de Sinaloa en la actividad minera.
El escritor y telegrafista Enrique Ruíz Alba consigna en sus investigaciones sobre la mina publicadas en la revista “Presagio” que: “de las ricas vetas ocultas en sus entrañas, las manos rudas del minero extrajeron oro a raudales y la prosperidad brilló como el oro mismo”.
En mayo de 1918 el gerente de la mina era Arturo P. Cortelyon. En actas de cabildo de 1922 se relata que las compañía minera reparaba constantemente el camino desde la cabecera municipal hasta El Magistral y Potrero.
En agosto de 1923 el presidente municipal de Mocorito Nabor G. Sánchez comenta a los regidores del ayuntamiento que la compañía minera de El Magistral realizaba las mejoras a la escuela del lugar, así como el pago del profesorado y de los útiles y mobiliario escolar requerido.
En septiembre del mismo año, el ayuntamiento nombra a José María Escobar como Presidente de la Junta Municipal de Conciliación, en virtud de que los obreros de la compañía minera de El Magistral se encuentran en paro por descuentos realizados a sus salarios. Esta situación fue la víspera del cierre de una de las etapas de la negociación minera.
En septiembre del año siguiente vecinos de El Magistral piden al cabildo local una reducción del 50 % sobre el impuesto que pagan por el derecho de degüello, haciendo notar el hecho de que al clausurarse los trabajos de la compañía minera, los braceros abandonaron aquel lugar y los pocos que han quedado, por la escasez de trabajo, están en deplorable estado de pobreza.
Esta solicitud fue aprobada por unanimidad por los integrantes del cuerpo edilicio municipal.
El complejo minero abarcaba una extensión de diez y seis kilómetros cuadrados y estaba compuesto por las minas denominadas “San Rafael”, “Los Cástulos”, “La Prieta”, “La Pitaya”, “Buenavista” y “Samaniego”, esta última llamada así en honor al revolucionario Eligio Samaniego, quién fue trabajador de esta empresa minera.
Don Macario Rojo, quién llegó a la región en 1928, al ser entrevistado por Ruíz Alba, explica sobre la mina que “los americanos llegaron en 1932 y las explotaron durante un periodo considerable, pero enseguida se formo una cooperativa y se trabajó hasta 1947, pues los gringos no aceptaron las condiciones de tipo social y laboral y se fueron”.
En 1949 la cooperativa minera vendió los derechos a don Francisco Echavarría quién reactivó la empresa nombrando a Everardo Sánchez gerente de operaciones de la mina. Antonio Castillo fue nombrado dirigente del sindicato de trabajadores mineros.
Esta etapa de la negociación minera concluyo con una tragedia donde murieron ahogados 10 trabajadores de la mina “Los Cástulos”.
Don Macario Rojo, en su entrevista con el telegrafista Ruíz Alba sobre el accidente ocurrido el 13 de abril de 1957, dice que: “Dentro de la mina, en la parte superior, los barreteros Pascual Leyva e Isidro Ochoa hicieron una barrenación con dinamita y la explosión abrió un boquete por el que entró el agua al plano inferior, en donde se encontraban trabajando los mineros Benito Quezada, jefe de la mina, Francisco Rodríguez, Avelino Lares, Miguel Ruvalcaba, Eleodoro Sánchez, Eligio Camacho, Ascención Rivera, Blas Meléndrez y los hermanos Enrique y Felipe Meléndrez, hijos del anterior. Todo fue tan rápido y el agua tan abundante que no hubo la mínima oportunidad de hacer algo por ellos, todos murieron ahogados”
Don Macario Rojo, en otra parte de la entrevista expresa: “la tragedia ocurrió a las cuatro de la tarde de un sábado y hasta el miércoles de la siguiente semana rescataron al primero y horas después a los demás. La tragedia causó gran consternación, la mina dejó de trabajar como un año. Luego vino el gringo Charles D. Shell y reanudó las actividades por espacio de año y medio, pero tuvo problemas económicos y se fue”.
Actualmente la antigua negociación “Potrero Mining Company” vive una nueva etapa de desarrollo, con importantes inversiones y nuevas técnicas de aprovechamiento se trabaja con la expectativa de generar un horizonte promisorio en el desarrollo regional desde las entrañas de la sierra mocoritense.