Por Faustino López Osuna*
El próximo 2 de octubre, nuestro famoso compositor José Ángel Espinoza Aragón, “Ferrusquilla”, cumplirá 91 años de edad, para bien de nuestra cultura.
Posiblemente pocos saben que sus padres fueron don Buenaventura Espinoza Domínguez y doña Fredesbinda Aragón; que fue el tercero de cuatro hermanos: Indalecio, Andrés, él y Octavio, y que de los tres, solamente sobrevive este último, el menor, con domicilio en el Ejido Mochis. En su espléndida biografía “Échame a mí la culpa”, escrita por Heberto Sinagawa, se conoce pormenorizadamente el origen y trayectoria de tan distinguido sinaloense.
Datos relevantes de su vida: nació en Choix, en un pequeño poblado llamado La Reforma, cercano a la presa Huites, de apenas cuatro o cinco casas habitadas por sus tíos y abuelos, que desapareció por el implacable paso del tiempo.
No cumplía los dos años de edad don José Ángel, cuando fallece su madre doña Fredesbinda, tras nacer Octavio. Al enviudar, don Buenaventura decide emigrar con sus hijos a los valles, partiendo primeramente al Guayabo y luego a Las Bombas, por el rumbo de Los Mochis. Desde su última residencia, quien más tarde sería conocido cariñosamente como “Ferrusquilla”, estuvo acudiendo hasta el quinto año a la escuela primaria de Ahome. Ahí, el profesor Salvador Cárdenas Chavarín, director de la misma, al ser promovido como inspector a Mazatlán, le ofreció una beca que lo llevó a establecerse en el puerto, en una casa de huéspedes al cuidado de doña María Nicanor Galindo, oriunda de Zapopan. Cursó la secundaria en la Preparatoria porteña, donde fue condiscípulo de Jesús Kumate Rodríguez.
Cuando cumplía 15 años de edad, Espinoza Aragón emigra a la ciudad de México, con la intención de estudiar el bachillerato. Pero, en la misma década de los años 30, pese a los inveterados incrédulos del destino, algo lo apartó de la academia y lo llevó a la radio y al cine y su vena de compositor, a partir de la siguiente década, empezó a darle a México melodías que enriquecerían el cancionero popular. A la fecha, ha compuesto 170 canciones, divididas en 110 editadas y 60 inéditas, reunidas, estas últimas, en 3 discos compactos que desea dejarle como herencia a su hija Angélica Aragón.
A sus 90 años de fructífera existencia, José Ángel Espinoza Aragón puede decir con satisfacción que intervino en 85 películas mexicanas y extranjeras, habiéndose iniciado en el séptimo arte con la película Media Noche, al lado de Arturo de Córdoba. Su canción ranchera “Échame a mi la culpa”, cuya música inolvidable se ajusta igual a la danza que al bolero, es una de las melodías con mayor número de versiones durante el último medio siglo, interpretada por las más grandes voces: Julio Iglesias, Lola Beltrán, Rocío Dúrcal, Ricardo Montaner, Dyango, José Feliciano y Luis Miguel, por citar algunos.
En 1980, “Ferrusquilla” recibe en Culiacán un gran homenaje del gobierno del Estado encabezado por el gobernador Alfonso G. Calderón. A partir de entonces, afortunadamente para los sinaloenses, don José Ángel maduró la idea de regresarse a vivir a su tierra, radicándose en Mazatlán. El retorno a sus raíces le vigorizó el ánimo, golpeado por el tráfago capitalino. En los días de su homenaje, en Aguacaliente de Gárate, yo tuve la oportunidad de mostrarle mis primeras canciones a los municipios del Estado, recibiendo de él sabios consejos.
Tengo para mí que entre los aciertos de El Colegio de Sinaloa, está el contar como miembro colegiado a don José Ángel Espinoza Aragón, no únicamente por su propio prestigio nacional como artista, sino porque ello le ha permitido prolongar una existencia plena entre los suyos, sirviéndoles con su prodigiosa vitalidad.
Aunque desde antes de la creación de El Colegio de Sinaloa, el maestro “Ferrusquilla” ya había hecho gala de su inspiración para componer temas al terruño, como sus corridos a la Comisión del Río Fuerte, en uno de sus aniversarios, y a Choix, denotando éste que corresponde a una época más juvenil, el calor que le brindó El Colegio y su reencuentro con su gente, lo llevó a escribir “En Sinaloa nací”, que grabó, junto con “Mazatlán, camino de luz”, con la Banda El Recodo, de don Cruz Lizárraga. Posteriormente, compuso un bolero a Culiacán y sus corridos a Pericos, Guasave y Mocorito. La inspirada letra dedicada al extraordinario municipio cuna de los Buelna y de Agustina Ramírez, me la proporcionó, de manera manuscrita, el propio don José Ángel, gesto que lo distingue y agradezco y que, estoy seguro, valorarán los mocoritenses:
Siento bonito al cantar//de Culiacán a un ladito//en homenaje a un lugar//que se llama Mocorito.//El nombre quiere decir//“donde cantó el tecolote”//porque en lugar de dormir//vive alerta día y noche.//Allí nació un General//que es de verdad un tesoro,//joven, valiente y leal://le llaman “Granito de Oro”.//En Mocorito brilló// por su talento la gente//por eso se le llamó//”Atenas del Occidente”.//Eustaquio Buelna fundó//lo que es la UAS hoy en día//mientras Enrique, el doctor//allí empezó su poesía.//Doña Agustina mostró//gran patriotismo y criterio//y a su familia ofrendó//pa’ combatir al Imperio.// En el terreno industrial//surge un producto exquisito//de fama internacional://el queso de Mocorito.//Allí nació un General//que es de verdad un tesoro://joven, valiente y leal,//le llaman “Granito de Oro”.
Al cantarse, se repiten los dos primeros versos de todas las estrofas.