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Mocorito y su presencia en el periodismo sinaloense

Por domingo 27 de junio de 2010 Sin Comentarios

Segunda y ultima parte

Por David Rubio Gutiérrez*

LA VOZ DEL NORTE Y LA REVISTA LITERARIA “ARTE”

Enrique González Martínez, junto con Sixto Osuna y José Sabás de la Mora, forman la trilogía de intelec­tuales, quienes unidos en ideas y proyectos culturales convierten a Mocorito a inicios del siglo XX, en un centro lite­rario editorial de importancia nacional, teniendo como inme­jorable exponente al “hombre del búho”, al poeta jalisciense, Enrique González Martínez. Aquí edita sus primeros libros: Lirismos, Silenter, Preludios y Senderos Ocultos.

Desde este espacio cultural —Mocorito— esta trilogía de hombres visionarios transmiten su mensaje literario y perio­dístico a través de las páginas del periódico La Voz del Norte y de la revista literaria Arte, trincheras o plataformas de la época que trazan los mejores rumbos en el noroeste del país.

La Voz del Norte fue un periódico bisemanal de cuatro pá­ginas registrado como artículo de segunda clase el 6 de julio de 1903. Su tamaño 29.5 cms. y 44.4 cms., se imprimía en la imprenta La Voz del Norte; su precio de suscripción mensual $0.60, trimestral vencido, $2.00, anual $6.00. Funcionó en la que fueran las instalaciones del hotel Zavala, hoy casa de la familia Félix Carvajal.

En este periódico se recogió las expresiones más diversas de la época en el que se describe y se narra el acontecer de Si­naloa y de otras latitudes. Operó este periódico en Mocorito de 1903 a 1909. Su director Profr. José Sabás de la Mora y sus colaboradores más distinguidos: Enrique González Martínez, Sixto Osuna, José Rentería, José Ferrel y otros.

Después del asesinato del periodista José Sabás de la Mora, su esposa, Eulalia Robledo, se hizo cargo de la nego­ciación hasta el año de 1912.

Enrique González Martínez, contagiado de las corrientes li­terarias que se manifestaban en la ciudad de México, sintió la necesidad de patrocinar el nacimiento de una revista literaria que permitiera impulsar las ideas y espíritu con calidad y con mayor visión crítica para romper así la quietud provinciana.

Con esos propósitos surge la revista literaria Arte, en Mo­corito, de 1907 a 1909, misma que se editó en la imprenta del profesor y periodista José Sabás de la Mora.

Fueron directores de esta revista Enrique González Martí­nez y Sixto Osuna. En esta revista se publicaron cuentos, poe­sía, crítica literaria, novelas cortas, relatos breves y ensayos.

En su período de existencia, 1ro. de julio de 1907 al 31 de marzo de 1909, se publicaron diecisiete números, constando el ejemplar de 16 a 24 páginas, sin ilustración.

En esta revista se publicaron trabajos de grandes escrito­res como José Juan Tablada, Heriberto Frías, Luis G. Urbina, Joaquín Arcadio Pagaza, Manuel Machado, Esteban Flores, Amado Nervo, Rubén Darío, Mariano Azuela, Enrique Sán­chez Ledezma, Jesús E. Valenzuela.

Por los años 30, se siente en Mocorito y en Sinaloa el pen­samiento socializante de Enrique “El Guacho” Félix, quien con su gran inteligencia y su impulso reformador encabeza una generación de intelectuales en la que destacan los mo­coritenses: Enrique Peña Gutiérrez, Manuel “Tatá” Jiménez y Carlos Manuel Aguirre.

Estos distinguidos mocoritenses actuaron desde las trin­cheras de La Voz de Sinaloa, y la revista cultural Letras de Sinaloa, con gran intensidad, junto a Francisco Gil Leyva, Antonio Nakayama, Alejandro Hernández Tyler, Roberto Hernández Rodríguez, Reinaldo “El Chacho” González, irradiando su influencia por todo el estado, pero con mayor respuesta desde Culiacán y Mocorito.

Enrique Peña Gutiérrez es sin duda leyenda viva de mi pue­blo: Mocorito, con un lugar ya ganado por méritos propios en el campo de la cultura, educación y el periodismo.

Es Enrique la más clara y bella figura de su “Pequeño Mun­do”, firme mensajero de su tiempo, dueño de una palabra be­lla, docta, elegante, viril y profunda.

Escribió en la mayoría de los periódicos y revistas cultu­rales de Sinaloa como Resumen, Letras de Sinaloa, Brechas y Presagio.

Manuel “Tatá” Jiménez fue de los últimos bohemios que destacó en el campo de las letras. Por muchos años incur­sionó en el campo del periodismo, dejando constancia de su quehacer en La Voz de Sinaloa, así como en varias revistas li­terarias de Sinaloa.

Manuel “Tatá” Jiménez, como dijera el maestro y perio­dista Cipriano Obezo Camargo, “fue un gran exponente del periodismo provinciano, honesto, verdadero quijote de la pluma, enemigo del chantaje, de la intriga y del soborno”.

Carlos Manuel Aguirre nació en Cananea, Sonora, el 2 de febrero de 1920. Siendo muy niño, sus padres lo llevaron de Si­naloa a El Valle, Mocorito, de donde se traslada a Culiacán, reali­zando sus estudios de derecho hasta obtener su título de Licen­ciado en Derecho, en la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Fue un escritor serio, dueño de una sólida cultura, adquiri­da ésta a través de muchos años de estudio e investigación.

Sus cuentos, sus relatos, sus artículos periodísticos, su pro­sa en general están inspirados en el bello solar sinaloense.

Fue director por más de 10 años de la revista Letras de Si­naloa, dirigió con gran acierto las revistas: Noroeste, Esquina de Mexico, y el suplemento cultural Rumbos del periódico El Diario de Culiacán.

Publicó cuentos y ensayos en distintos periódicos sinalo­enses y de Tijuana.

Es autor de algunas obras publicadas por la Universidad Autónoma de Sinaloa: La Palabra, Imagen del Hombre, 1968, Arcón Lírico, El Pequeño Corneta, 1967.

Su libro: Los Carabineros de Santiago, constituye un ho­menaje para aquellos activistas revolucionarios de la sierra de Badiraguato, quienes con pasión, furor y gallardía, participa­ron en la lucha armada de 1910, para combatir las injusticias de la época y lograr un México libre e independiente.

Después de la década de los 50, se van sucediendo en el quehacer periodístico de Sinaloa, periodistas nacidos en Mo­corito, teniendo presencia en los diarios de mayor circulación, lo mismo en sus propias revistas.

Así, con su manera muy propia de ser, manejando un pe­riodismo fuerte, visceral y frontal, sobresale el periodista Odi­lón López Urías, quien con su columna y folleto 6 P.M., logró ganarse un espacio dentro del periodismo político.

Su temple, su carácter dicharachero, su mente despierta, su sentido humorístico, influirían para hacer un periodismo de crítica, que arremetió y combatió con saña a muchos políticos de la época.

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