Editorial

Editorial: N° 5

Por domingo 27 de junio de 2010 Sin Comentarios

Por Redacción*

Cuando todavía no asimilábamos la muerte del premio nobel de li­teratura en 1998, el escritor lusi­tano José Saramago, la noticia que daba cuenta que Carlos Monsiváis, el más gran­de cronista mexicano en los últimos cua­renta años y uno de los intelectuales más críticos y populares de nuestro país había fallecido, recorría el mundo a través de to­dos los canales de comunicación.

El domingo pasado en el Palacio de Bellas Artes recibió un homenaje con la presencia de sus familiares y autoridades federales y de la ciudad a la que tanto amó y defendió, pero sobre todo ante la mira­da atónita de amigos, activistas sociales, empresarios, artistas, periodistas y curio­sos que despedían a uno de los escritores más reconocidos y queridos de México.

Carlos Fuentes dijo de él “un grandí­simo escritor que renovó el género del ensayo en México. Lo sacó de modos un poco anticuados y le dio una vitalidad, una novedad, una capacidad de abarcar todos los temas de la vida de México, social, cultural, política, que lo convierte segu­ramente en el más importante ensayista moderno de México”

Alejados de sus gatos, sus restos per­manecerán depositados en el Museo del Estanquillo de la Ciudad, pero su espíritu seguirá rondando sobre las calles de su ciudad y su voz y pensamiento continua­rán presentes en la conciencia de nuestra sociedad, y si algún día es necesario, ha­brá que sacarlos y darles su paseo como ha sucedido con los héroes nacionales.

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