Por Juan S. Avilés Ochoa*
En la celebración del 120 aniversario del nacimiento del General Rafael Buelna Tenorio el Ayuntamiento de Mocorito entrega la presea “Grano de Oro”, distinción que año con año el municipio otorga a los mocoritenses, hombres y mujeres, que se han destacado en el campo de la ciencia y la cultura.
En la décima edición, en atención a los méritos observados por el jurado calificador del premio, este honor se le concedió al pintor Ernesto Ríos, quién se viene a sumar a Miguel Ángel Velázquez Tracy y Héctor López Gámez, distinguidos paisanos que como Ríos han desarrollado un importante trabajo artístico y cultural.
A continuación y desprendida de una entrevista realizada al pintor laureado, en un lugar del centro histórico del pueblo que lo vió nacer, se describen algunos datos sobre sus origenes, sus influencias, su obra y sus proyectos.
Ernesto nació en el emblemático año de 1968, el 7 de noviembre en la antigua casa perteneciente al destacado abogado y notario mocoritense Lic. Ruperto Inzunza, lugar que hoy alberga la casa de los ejidatarios de Mocorito. Su padre Domingo Ríos Beltrán fué un empleado agrario originario del sur de Sinaloa y tío de la famosa Lola Beltrán.
Su niñez la pasó entre los campos agrícolas del Valle de Culiacán y su pueblo natal, ya que su madre Rosario Rocha Chavira, al quedar viuda se hizó cargo de la pequeña familia y para ello cada año se trasladaban al Campo Victoria al corte del tomate y al final de la temporada agrícola de nuevo al barrio querido de “La Brecha” en Mocorito. En este lugar concluyó su educación primaria en la centenaria escuela Benito Juárez.
Becado por la Asociación de Agricultores del Río Culiacán se inscribe en la escuela secundaria en Campo Gobierno, hoy Villa Juárez, en donde la familia, madre e hijos, acudía a las faenas agrícolas realizadas en dicho valle sinaloense.
Ernesto cuenta que estando en una clase de historia en segundo año, la prefecta de la secundaria, desde la ventana del aula, lo observó dibujando un desnudo lo que estaba distrayendo a sus compañeros, por lo que la maestra lo sacó de la clase. Al día siguiente, la prefecta mandó por él y temeroso de que le quitarán la beca acudió al llamado y para su sorpresa lo recibió con un paquete de dibujo, que le regalaba con la condición que le dibujará el rostro, para lo cual le dió una fotografía tamaño infantil.
Ernesto, quien ha recorrido con sus exposiciones individuales y colectivas todo los municipios de sus estado y por el interior del país, así como en escenarios de Colombia, Estados Unidos y Alemania, recibió durante su formación artística, que por cierto la adquirió fuera de las aulas, una gran influencia de dos célebres mocoritenses, los médicos Enrique Peña Gutiérrez y José Ley Domínguez. Del primero, a quién en sus visitas a la antigua “casa de las diligencias” le ayudaba a transcribir dictados de algunas de sus obras, escuchó por primera vez temas de la revolución y sus héroes; del segundo, recibió el apoyo económico para trasladarse al centro del país, una vez que lo había recomendado con grandes artístas nacionales como Arturo García Bustos, Rina Lazo, entre otros. Fué en la casa del Dr. Ley donde por primera vez vió
obras de Diego Rivera y un boceto de David Alfaro Siqueiros.
Con este bagaje a cuestas emprendió el vuelo a la ciudad de Oaxaca en donde García Bustos se encontraba pintando uno murales en el antiguo edificio del gobierno del estado frente a la plaza principal, iniciando así y bajo las enseñanzas de García Bustos una fructífera carrera que le permitió este 23 de mayo, en su pueblo, recibir de mano de las autoridades municipales la presea “Grano de Oro” que lleva el nombre de uno de sus personajes históricos favoritos y que por cierto, el diseño de la estatuilla le fué encomendada hace díez años y que desde aquel momento pensó que algún día la habría de recibir, unos meses después de haber ingresado al récord mundial de Guiness por haber realizado en el puerto de Mazatlán uno de los murales más grandes del mundo en su categoría.
Ernesto Ríos –quien además tiene varios años escribiendo poesía, cuento y que suma hasta la fecha más de trescientas composiciones musicales, cinco de ellas grabadas con banda– comenta que todavía es mucho lo que los tres niveles de gobierno deben
invertir para el desarrollo cultural de los pueblos, ya que esta es una de las principales formas que nos van a permitir alcanzar mejores niveles de vida, lo cual, concluye diciendo, no sólo se logra con la obra material que se realiza.