Por: María Trinidad López Lara
El motivo social de la imitación es que ésta ayuda a que exista una mayor integridad dentro del grupo. Aprendemos viendo cómo se hacen las cosas, y también a relacionarnos con los demás de la misma forma. Imitar el comportamiento que vemos del resto de los miembros adultos ayuda a la aceptación del individuo al cumplir los valores tradicionales ya establecidos dentro del grupo.
La instrucción directa es un primer mecanismo de formación de cultura, que se complementa con el proceso de identificación e imitación: aprendemos por imitación, es decir viendo lo que hacen los demás. El segundo mecanismo importante de formación de cultura, es la imitación de aquellos con quienes nos identificamos. Y este proceso empieza con la imitación a nuestros padres, nuestros maestros, los compañeros a quienes admiramos, y más tarde a nuestros jefes y a otros líderes de la comunidad. Muchos de los valores y actitudes que ahora tenemos los hemos asimilado sin darnos cuenta, por lo que vemos que hacen los demás en nuestra sociedad.
Aprendemos a ser honestos, puntuales, disciplinados, aduladores, responsables…… y la opinión de quienes consideramos nuestros líderes se vuelve muy impactante para nosotras. Sinn embargo” la gente no imita en forma indiscriminada y ciega el comportamiento de otras personas: escogen a quien imitar…..Cuando el comportamiento de un modelo es percibido como conducente a resultados que se estiman como valiosos, aumenta la probabilidad de que aparezca un comportamiento imitativo por parte del observador. Cuando el comportamiento del modelo no conduce a resultados considerados valiosos, es menos probable que el observador siga su ejemplo”. El tercer mecanismo en el proceso de formación de cultura, es el sistema de recompensas y reconocimiento en nuestra sociedad. La búsqueda de reconocimiento es algo natural y esencial en la vida del hombre. Hacemos todo aquello que nos conduzca a una recompensa y al reconocimiento de los demás.
Nuestro comportamiento puede verse afectado en forma importante, con base en los diversos reconocimientos que se nos otorgan. Albert Bandura intentó explicar por qué los sujetos que aprenden unos de otros pueden ver cómo su nivel de conocimiento da un salto cualitativo importante de una sola vez, sin necesidad de muchos ensayos. La clave la encontramos en la palabra “social” que está incluida en las Teorías del Aprendizaje Social. Él admite que cuando aprendemos estamos ligados a ciertos procesos de condicionamiento y refuerzo positivo o negativo.
Es por ello que, las culturas que recompensan la agresividad, mostrarán patrones agresivos en las conductas de sus miembros. Para analizar la cultura de una sociedad, es muy importante observar qué es lo que en esa cultura se premia y qué es lo que se castiga. ¿Quién triunfa en nuestra sociedad? ¿Quién tiene éxito? ¿A quién realmente se reconoce? Ciertamente, para que exista una sociedad, por pequeña que esta sea, tiene que haber un contexto, un espacio en el que existan todos sus miembros.
A su vez, ese espacio nos condiciona en mayor o menor grado por el simple hecho de que nosotros estamos insertados en él. Los seres humanos llevamos en la sangre la imitación. Imitamos aquel comportamiento que vemos en aquellos que consideramos nuestros iguales, nos adaptamos al grupo mediante la imitación del resto de miembros. Nos dedicamos a reflejar nuestro entorno para adaptarnos al mismo y no desmarcarnos más de lo necesario. Si vas a imitar algo, necesitas estar prestando atención. De la misma manera, todo aquello que suponga un freno a la atención, resultará en un detrimento del aprendizaje.
Razón por la cual el ser humano aprende de su entorno social y adquiere conocimiento al observar y al convivir con los demás. La simetría con el comportamiento espejo, es que radica en una nueva mirada sobre los esquemas tradicionales de esta sociedad donde detrás de cada comportamiento hay un mensaje que comunica, donde las personas somos los mejores espejos y que el mundo que nos rodea y se manifiesta en torno a nosotros no es más que una proyección de nuestra forma de ver y sentir la vida, de cómo somos. Fuente (La TAS, de Albert Bandura).
Para Rubí. Todo mi afecto.
* Catedrática de la UAS campus Mocorito